
Hace ya algunas semanas el doctor Lagarto me pasó un meme que consistía, según él mismo explica, en hacer algo así como un diccionario de filias y fobias de la A a la Z. Si he tardado tanto tiempo en recoger el testigo no es sólo por la pereza que me daba realizar este meme que se anticipa bastante largo, dado el número de referencias que debe contener, y que unido a mi general tendencia al exceso podía hacer de su lectura una verdadera tortura para vosotros. Se trata más bien de que no me siento cómoda a la hora de confeccionar un listado que presuntamente deba retratarme de un modo u otro. Pues ello implica -y más en este caso concreto en que rige el principio alfabético- una forzosa selección y jerarquización entre cosas a menudo igualmente valiosas desde diferentes puntos de vista que me parece tan difícil como innecesaria y falseadora. Además de que, particularmente, basta con que se me invite a pensar en cuáles son las cosas que más me motivan o dejan de motivar para que en mi cabeza se abra un vacío inmenso ante el que me siento impotente y desarmada.
Sin embargo, dado que en su día -digo yo que en un momento de enajenación transitoria :P- acepté el meme y no me gusta faltar a mi palabra, he decidido finalmente ponerme a ello. He preferido dejar de lado las fobias y lo que a continuación os presento es una especie de diccionario de filias literarias: se trata de aquellos escritores que más me han hecho disfrutar del placer de la lectura, con los que más creo haber aprendido sobre lo humano y lo divino, y sin cuyos libros este mundo sería para mí un lugar infinitamente más pobre y aburrido. De entre ellos, destacaré uno de cada escritor, aquél que por diferentes razones en cada caso ha constituido para mí algún referente señalado dentro de su obra. Vamos a ello:
Auster, Paul: Alguien me dijo una vez que las coincidencias que nos unían, pese a los muchos kilómetros que nos separaban, empezaban a parecerse a las que pueblan sus novelas. El azar es más decisivo en nuestras vidas de lo que nos gusta creer. Porque a veces trae consigo el infierno. Pero también el paraíso. Como en "El país de las últimas cosas".
Borges, Jorge Luis: ¿Qué pasaría si nuestra percepción del mundo no estuviera cercenada por el esquematismo de los conceptos? ¿Qué ocurriría si nuestra memoria, en lugar de ser pobre y selectiva, fuera capaz de retener y recrear hasta las más nimias diferencias de las innumerables hojas que posee un único árbol, o las de todos los árboles? Son las preguntas que laten entre las líneas de "Funes el memorioso".
Cortázar, Julio: No podía faltar aquí, conociendo como conocéis mi particular fascinación por él. Al igual que me fascina un personaje que aún no he mencionado nunca en este blog, el protagonista de "El Perseguidor", un saxofonista de Jazz peligrosamente proclive a perder su instrumento y capaz de atisbar los misterios del Tiempo a través de su música.
Dürrenmatt, Friedrich: Hizo explotar magistralmente los supuestos de la novela policíaca en "La promesa". No puede haber lugar para la casualidad en la lógica perfecta de los hechos que deben conducir al descubrimiento de un asesino de niñas. Lo siento, Dostoievski, pero es que ya estaban saliendo demasiados clásicos.
Ende, Michael: La nada que devora Fantasía en "La historia interminable" me plantó por primera vez, todavía siendo adolescente, ante la imagen del nihilismo, maravillosamente retratado en esta narración bicolor que es a un tiempo un genial elogio a la lectura y al poder de la imaginación.
Frisch, Max: La racionalidad sistemáticamente aplicada, la creencia en los puros hechos efectivos y contrastables de la mirada científica, nos ciega para lo más importante de nosotros mismos y de aquello que nos rodea. Éste será el doloroso pero vivificante descubrimiento del protagonista de "Homo Faber".
García Calvo, Agustín: La imposibilidad de definirnos sin matar algo esencial en nosotros, la lucha por abrirnos a la contradicción que nos devuelva a la vida, es el tema de su "Sermón de ser y no ser": "Yo soy el acto de quebrar la esencia: / yo soy el que no soy. Yo no conozco / más modo de virtud que la impotencia".
Houellebecq, Michel: La decadencia de Occidente anunciada por Spengler sigue su curso. Algo tan elemental como el cariño o la capacidad de entrega brillan por su ausencia en un mundo cada vez más gélido e inhabitable. Sus habitantes buscan el calor de lo humano en países lejanos. Lo he leído en su polémica novela "Plataforma". Al placer de su lectura he tenido la suerte de poder sumar el de interesantísimas discusiones sobre su sentido.
Iris Murdoch (perdón por la trampa, pero es que a John Irving aún tengo que leérmelo :P): Los sentimientos nacen puros pero acaban corrompiéndose encajonados en los patrones preestablecidos de las relaciones socialmente aceptadas. Leí incansablemente hace unos años las novelas de esta escritora irlandesa, capaz de desmenuzar con prodigiosa habilidad los perversos mecanismos que desembocan en la destrucción de los afectos y mantener en todo momento una mirada compasiva ante el desgarro y el sufrimiento que aquéllos generan. Por ejemplo, en "El príncipe negro".
Jelinek, Elfride: Aún estoy impactada por el descubrimiento de la prosa entrecortada y contundente, y aún así repleta de metáforas, de esta Premio Nobel austríaca en "La pianista", para mí un crudo y lucidísimo análisis de las relaciones de poder que atraviesan el amor y el sexo, por las que lo supuestamente más sublime deviene en algo sórdido y brutal. Fue espléndidamente llevada al cine por Michael Haneke en 2001.
Kafka, Franz: Nos duele la gran herida, una flor abierta en nuestro costado sembrada de gusanos para la que no existen bálsamos ni cirugías. Clamamos desesperados la ayuda de un médico. Nos gustaría arrancarle los ojos cuando nos dice lo que nunca desearíamos saber: nuestra herida no tiene cura. Así lo refleja "Un médico rural".
Lorca, Federico García: "Si tú vienes a la romería / a pedir que tu vientre se abra / no te pongas un velo de luto / sino dulce camisa de Holanda. / Vete sola detrás de los muros / donde están las higueras cerradas / y soporta mi cuerpo de tierra / hasta el blanco gemido del alba". Es el principio de una canción, a la que Paco Ibáñez puso música, de la tragedia "Yerma", mi particular puerta de entrada a la poesía hecha teatro.
Mann, Thomas: Una muchacha enamorada del intelecto de un hombre y del cuerpo de otro verá hecho realidad el sueño imposible de fundirlos en una sola persona. Sin embargo, "Las cabezas trocadas" nos enseña que la escisión siempre vuelve a aflorar. Mal que nos pese, la elección es inevitable, y con ella la pérdida.
Neruda, Pablo: Aún me recuerdo cruzando bien temprano aquel puente, camino de una facultad que ya odiaba, y recitando, al modo de un mantra salvífico que me protegiera de la jornada que empezaba, aquello de "Me gusta cuando callas, porque estás como ausente. / Y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. / Parece que los ojos se te hubieran volado / y parece que un beso te cerrara la boca".
Ovidio: Dafne se transformó en laurel perseguida por Apolo. Narciso en flor, enamorado de su propio reflejo en el agua. Zeus se convierte en un hermoso toro para raptar a la bella Europa y también en cisne para poseer a Némesis. La magia y el misterio de la transmutación son la constante que da unidad al inmenso libro de las "Metamorfosis".
Proust, Marcel: El tiempo perdido puede recobrarse gracias a una simple magdalena o un ligero desnivel en el suelo. El tiempo cobra dimensiones insospechadas cuando un gesto inesperado nos devuelve aquel fragmento de vida largamente hundido en el olvido. Siete tomos marcan el comienzo y el final de una búsqueda. Pero también unas pocas palabras pueden regalarnos milagrosamente el hallazgo de aquello que, sin saberlo, siempre estuvimos buscando.
Rilke, Rainer Maria: Es, con mucho, el poeta que más he leído. Sus versos siempre crípticos y plagados de simbolismos nos enfrentan al reto de encontrar la llave que nos permita descifrarlos. Pero Rilke habla en el fondo, como todos los grandes poetas, de lo más básico y elemental de nuestra existencia. Sólo que eso tan básico y elemental es siempre lo más difícil de expresar y comprender. La elección en este caso no deja lugar a dudas: "Elegías de Duino".
Steinbeck, John: En un mundo injusto, donde una gran mayoría se ve abocada a la indigencia y la penuria, seguimos disponiendo de un recurso de incalculable valor: la solidaridad. Pocas escenas me han conmovido tanto como ésa en la que una joven madre cuyo primer hijo acaba de nacer muerto alimenta con la leche de sus pechos a un hombre famélico. En "Las uvas de la ira".
Tournier, Michael: Ese símbolo del progreso, el etnocentrismo, y el triunfo de la racionalidad occidental que es el Robinson Crusoe de Daniel Defoe aparece inteligentemente subvertido en la genial novela "Viernes o los limbos del Pacífico". Algo tenía el salvaje Viernes que enseñar a Robinson, aun cuando Defoe aún no pudiera intuirlo.
Unamuno, Miguel de: Un párraco carga en silencio con el dolor y la contradicción de su falta de fe mientras predica la palabra de Dios para hacer más soportable y llenar de esperanza la vida mísera de sus fieles. Es "San Manuel Bueno, Mártir", abandonado por Dios, solo ante el vacío y sacrificadamente encerrado en la mentira. Sus ojos tienen la hondura del lago, sus sermones alcanzan el pie de las montañas que rodean su pueblo.
Valleinclán: Imposible sustraerse a los encantos del único seductor en la historia de la literatura que cuenta con todas mis simpatías, ese Don Juan feo, católico y sentimental que fue el Marqués de Bradomín en sus "Sonatas".
Whitman, Walt: Todos somos en el fondo uno. A todos nos unen los mismos temores, las mismas angustias, los mismos anhelos. Sólo hace falta mirarnos a los ojos para reconocernos en cualquier otro, para hermanarnos con su alegría y su dolor. En esencia, todos somos tan parecidos como las "Hojas de hierba".
Yourcenar, Marguerite: Encontró una frase en una carta de Flaubert que puso en marcha su novela más famosa: "Los dioses no estaban ya, y Cristo no estaba todavía, y de Cicerón a Marco Aurelio hubo un momento único en que el hombre estuvo solo". En este momento habitó el emperador de sus "Memorias de Adriano".
Zweig, Stefan: Nuestras mejores intenciones pueden abocar al desastre. No cabe compensar la desgracia ajena prodigando afectos carentes del sustento de un sentimiento verdadero. El daño causado excederá con creces a la alegría e ilusión procuradas. Algo así ocurre en "La piedad peligrosa".
Y bueno, con esto doy por concluido el meme. Uff, ha sido realmente agotador, y eso que me he saltado la Q y la X, así que os libraré del castigo que supondría una nominación. ¡Y espero que no vuelva a caerme otro meme en mucho tiempo! :)
Sin embargo, dado que en su día -digo yo que en un momento de enajenación transitoria :P- acepté el meme y no me gusta faltar a mi palabra, he decidido finalmente ponerme a ello. He preferido dejar de lado las fobias y lo que a continuación os presento es una especie de diccionario de filias literarias: se trata de aquellos escritores que más me han hecho disfrutar del placer de la lectura, con los que más creo haber aprendido sobre lo humano y lo divino, y sin cuyos libros este mundo sería para mí un lugar infinitamente más pobre y aburrido. De entre ellos, destacaré uno de cada escritor, aquél que por diferentes razones en cada caso ha constituido para mí algún referente señalado dentro de su obra. Vamos a ello:
Auster, Paul: Alguien me dijo una vez que las coincidencias que nos unían, pese a los muchos kilómetros que nos separaban, empezaban a parecerse a las que pueblan sus novelas. El azar es más decisivo en nuestras vidas de lo que nos gusta creer. Porque a veces trae consigo el infierno. Pero también el paraíso. Como en "El país de las últimas cosas".
Borges, Jorge Luis: ¿Qué pasaría si nuestra percepción del mundo no estuviera cercenada por el esquematismo de los conceptos? ¿Qué ocurriría si nuestra memoria, en lugar de ser pobre y selectiva, fuera capaz de retener y recrear hasta las más nimias diferencias de las innumerables hojas que posee un único árbol, o las de todos los árboles? Son las preguntas que laten entre las líneas de "Funes el memorioso".
Cortázar, Julio: No podía faltar aquí, conociendo como conocéis mi particular fascinación por él. Al igual que me fascina un personaje que aún no he mencionado nunca en este blog, el protagonista de "El Perseguidor", un saxofonista de Jazz peligrosamente proclive a perder su instrumento y capaz de atisbar los misterios del Tiempo a través de su música.
Dürrenmatt, Friedrich: Hizo explotar magistralmente los supuestos de la novela policíaca en "La promesa". No puede haber lugar para la casualidad en la lógica perfecta de los hechos que deben conducir al descubrimiento de un asesino de niñas. Lo siento, Dostoievski, pero es que ya estaban saliendo demasiados clásicos.
Ende, Michael: La nada que devora Fantasía en "La historia interminable" me plantó por primera vez, todavía siendo adolescente, ante la imagen del nihilismo, maravillosamente retratado en esta narración bicolor que es a un tiempo un genial elogio a la lectura y al poder de la imaginación.
Frisch, Max: La racionalidad sistemáticamente aplicada, la creencia en los puros hechos efectivos y contrastables de la mirada científica, nos ciega para lo más importante de nosotros mismos y de aquello que nos rodea. Éste será el doloroso pero vivificante descubrimiento del protagonista de "Homo Faber".
García Calvo, Agustín: La imposibilidad de definirnos sin matar algo esencial en nosotros, la lucha por abrirnos a la contradicción que nos devuelva a la vida, es el tema de su "Sermón de ser y no ser": "Yo soy el acto de quebrar la esencia: / yo soy el que no soy. Yo no conozco / más modo de virtud que la impotencia".
Houellebecq, Michel: La decadencia de Occidente anunciada por Spengler sigue su curso. Algo tan elemental como el cariño o la capacidad de entrega brillan por su ausencia en un mundo cada vez más gélido e inhabitable. Sus habitantes buscan el calor de lo humano en países lejanos. Lo he leído en su polémica novela "Plataforma". Al placer de su lectura he tenido la suerte de poder sumar el de interesantísimas discusiones sobre su sentido.
Iris Murdoch (perdón por la trampa, pero es que a John Irving aún tengo que leérmelo :P): Los sentimientos nacen puros pero acaban corrompiéndose encajonados en los patrones preestablecidos de las relaciones socialmente aceptadas. Leí incansablemente hace unos años las novelas de esta escritora irlandesa, capaz de desmenuzar con prodigiosa habilidad los perversos mecanismos que desembocan en la destrucción de los afectos y mantener en todo momento una mirada compasiva ante el desgarro y el sufrimiento que aquéllos generan. Por ejemplo, en "El príncipe negro".
Jelinek, Elfride: Aún estoy impactada por el descubrimiento de la prosa entrecortada y contundente, y aún así repleta de metáforas, de esta Premio Nobel austríaca en "La pianista", para mí un crudo y lucidísimo análisis de las relaciones de poder que atraviesan el amor y el sexo, por las que lo supuestamente más sublime deviene en algo sórdido y brutal. Fue espléndidamente llevada al cine por Michael Haneke en 2001.
Kafka, Franz: Nos duele la gran herida, una flor abierta en nuestro costado sembrada de gusanos para la que no existen bálsamos ni cirugías. Clamamos desesperados la ayuda de un médico. Nos gustaría arrancarle los ojos cuando nos dice lo que nunca desearíamos saber: nuestra herida no tiene cura. Así lo refleja "Un médico rural".
Lorca, Federico García: "Si tú vienes a la romería / a pedir que tu vientre se abra / no te pongas un velo de luto / sino dulce camisa de Holanda. / Vete sola detrás de los muros / donde están las higueras cerradas / y soporta mi cuerpo de tierra / hasta el blanco gemido del alba". Es el principio de una canción, a la que Paco Ibáñez puso música, de la tragedia "Yerma", mi particular puerta de entrada a la poesía hecha teatro.
Mann, Thomas: Una muchacha enamorada del intelecto de un hombre y del cuerpo de otro verá hecho realidad el sueño imposible de fundirlos en una sola persona. Sin embargo, "Las cabezas trocadas" nos enseña que la escisión siempre vuelve a aflorar. Mal que nos pese, la elección es inevitable, y con ella la pérdida.
Neruda, Pablo: Aún me recuerdo cruzando bien temprano aquel puente, camino de una facultad que ya odiaba, y recitando, al modo de un mantra salvífico que me protegiera de la jornada que empezaba, aquello de "Me gusta cuando callas, porque estás como ausente. / Y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. / Parece que los ojos se te hubieran volado / y parece que un beso te cerrara la boca".
Ovidio: Dafne se transformó en laurel perseguida por Apolo. Narciso en flor, enamorado de su propio reflejo en el agua. Zeus se convierte en un hermoso toro para raptar a la bella Europa y también en cisne para poseer a Némesis. La magia y el misterio de la transmutación son la constante que da unidad al inmenso libro de las "Metamorfosis".
Proust, Marcel: El tiempo perdido puede recobrarse gracias a una simple magdalena o un ligero desnivel en el suelo. El tiempo cobra dimensiones insospechadas cuando un gesto inesperado nos devuelve aquel fragmento de vida largamente hundido en el olvido. Siete tomos marcan el comienzo y el final de una búsqueda. Pero también unas pocas palabras pueden regalarnos milagrosamente el hallazgo de aquello que, sin saberlo, siempre estuvimos buscando.
Rilke, Rainer Maria: Es, con mucho, el poeta que más he leído. Sus versos siempre crípticos y plagados de simbolismos nos enfrentan al reto de encontrar la llave que nos permita descifrarlos. Pero Rilke habla en el fondo, como todos los grandes poetas, de lo más básico y elemental de nuestra existencia. Sólo que eso tan básico y elemental es siempre lo más difícil de expresar y comprender. La elección en este caso no deja lugar a dudas: "Elegías de Duino".
Steinbeck, John: En un mundo injusto, donde una gran mayoría se ve abocada a la indigencia y la penuria, seguimos disponiendo de un recurso de incalculable valor: la solidaridad. Pocas escenas me han conmovido tanto como ésa en la que una joven madre cuyo primer hijo acaba de nacer muerto alimenta con la leche de sus pechos a un hombre famélico. En "Las uvas de la ira".
Tournier, Michael: Ese símbolo del progreso, el etnocentrismo, y el triunfo de la racionalidad occidental que es el Robinson Crusoe de Daniel Defoe aparece inteligentemente subvertido en la genial novela "Viernes o los limbos del Pacífico". Algo tenía el salvaje Viernes que enseñar a Robinson, aun cuando Defoe aún no pudiera intuirlo.
Unamuno, Miguel de: Un párraco carga en silencio con el dolor y la contradicción de su falta de fe mientras predica la palabra de Dios para hacer más soportable y llenar de esperanza la vida mísera de sus fieles. Es "San Manuel Bueno, Mártir", abandonado por Dios, solo ante el vacío y sacrificadamente encerrado en la mentira. Sus ojos tienen la hondura del lago, sus sermones alcanzan el pie de las montañas que rodean su pueblo.
Valleinclán: Imposible sustraerse a los encantos del único seductor en la historia de la literatura que cuenta con todas mis simpatías, ese Don Juan feo, católico y sentimental que fue el Marqués de Bradomín en sus "Sonatas".
Whitman, Walt: Todos somos en el fondo uno. A todos nos unen los mismos temores, las mismas angustias, los mismos anhelos. Sólo hace falta mirarnos a los ojos para reconocernos en cualquier otro, para hermanarnos con su alegría y su dolor. En esencia, todos somos tan parecidos como las "Hojas de hierba".
Yourcenar, Marguerite: Encontró una frase en una carta de Flaubert que puso en marcha su novela más famosa: "Los dioses no estaban ya, y Cristo no estaba todavía, y de Cicerón a Marco Aurelio hubo un momento único en que el hombre estuvo solo". En este momento habitó el emperador de sus "Memorias de Adriano".
Zweig, Stefan: Nuestras mejores intenciones pueden abocar al desastre. No cabe compensar la desgracia ajena prodigando afectos carentes del sustento de un sentimiento verdadero. El daño causado excederá con creces a la alegría e ilusión procuradas. Algo así ocurre en "La piedad peligrosa".
Y bueno, con esto doy por concluido el meme. Uff, ha sido realmente agotador, y eso que me he saltado la Q y la X, así que os libraré del castigo que supondría una nominación. ¡Y espero que no vuelva a caerme otro meme en mucho tiempo! :)