martes, 22 de mayo de 2007

Perlas cultivadas (II): la ciencia del deseo

Reanudamos esta sección de "Perlas cultivadas" dando un salto cualitativo con respecto a las tertulias nocturnas para situarnos esta vez en un terreno cuyo prestigio social y enorme influencia reviste a las "perlas" de algunos de sus contribuyentes de un carácter mucho más corrosivo y peligroso: el la ciencia.

Hace poco descubrí gracias a un post que podéis encontrar aquí una entrevista que Eduardo Punset realizó en 2004 a Victor Johnston, conocido biopsicólogo evolucionista especializado en estudios sobre la percepción de la belleza. Según resume Punset al inicio de la entrevista, la tesis planteada por Johnston sería que "la pasión por la belleza no es un deseo cultural o un reflejo machista, sino que es un instinto básico que está dentro del cerebro". Los estudios de este científico se centran fundamentalmente en la percepción de la belleza que estaría a la base de la atracción sexual o amorosa por el sexo opuesto, es decir, en los mecanismos biológicos por los cuales hombres y mujeres se sienten recíprocamente atraídos por ciertos caracteres físicos que consideran bellos. Hoy queremos analizar aquí algunas de las afirmaciones y ejemplos que el profesor Johnston aporta para defenderla.

En opinión de Johnston, la valoración de la belleza de un hombre o una mujer dependería de la cantidad de hormonas masculinas o femeninas asociadas a sus rasgos externos. Así, afirma que los hombres buscarían atributos femeninos que indicaran altos niveles de estrógenos, la hormona específicamente femenina, como, por ejemplo, labios carnosos o grandes, caderas anchas, senos voluminosos, en cuanto signos de una mayor fertilidad en la mujer. La atracción sexual estaría en este sentido condicionada por la búsqueda de la perpetuación de la especie, de manera que los individuos más atractivos se identificarían con los mejor dotados para la procreación. Las mujeres consideradas más bellas o atractivas serían, por tanto, aquéllas que cumplieran con esas características.

Creo que un pequeño recorrido por las representaciones artísticas de la belleza femenina que han tenido lugar a lo largo de la historia puede ayudarnos a valorar si la tesis que Johnston plantea tiene cierta credibilidad. Que no es por desconfiar, no... Pero siempre es útil contrastar las teorías con la realidad. Empecemos por donde hay que empezar, es decir, por el principio:



Aquí tenemos a la que se conoce como la Venus de Willendorf, que data supuestamente de 20.000 años antes de Cristo. Los labios no están retratados pero, sí, parece que en lo que a la antigüedad remota se refiere, Johnston tiene razón. ¿Atractiva, verdad? Nadie lo dudaría. Pero si nos desplazamos un poco en el tiempo nos encontramos con lo siguiente:



Estas estatuillas son imágenes de la fertilidad dedicadas a la diosa Hathor en el antiguo Egipto. Mmmm... parece que los egipcios tenían una percepción diferente de la belleza femenina, ¿no? Nada de caderas anchas, ni pechos prominentes, ni vientres abultados, sino más bien todo lo contrario. Claro, que quizás esto explique, según Johnston, el declive y la desaparición de la cultura egipcia... Veamos una cultura que salió mejor parada, como la griega:



Pues la Venus de Milo, representación además de la diosa del amor y la belleza, tiene unas proporciones muy armoniosas. Menos estilizada que sus predecesoras egipcias, pero en ningún caso podría decirse que en ella destacan de manera inequívoca esos caracteres típicos de la fertilidad femenina. ¿Los griegos se equivocaron? Tal vez no estemos buscando los ejemplos apropiados. Avancemos algo más en el tiempo:



Ah, pues sí. Parece que Rubens (1577-1640), con Las tres gracias, sí entendía algo de belleza femenina, sí. Éstas se parecen más a la Venus de Willendorf. Ahora que, a mí, la verdad que estas tres señoras de carnes fofas no me parecen exactamente el prototipo "universal" de mujer deseable, por más que, no lo dudo, también puedan tener su encanto. Pero, claro, yo soy mujer, así que me abstendré de juzgar. En cualquier caso, podría interpretarse que, después de siglos de "oscurantismo" y ceguera en cuanto a la percepción de la belleza, los hombres habrían descubierto en ese momento los verdaderos atractivos de una mujer. Sólo que si nos fijamos en otros cuadros de la misma época no sé yo si las teorías de Johnston siguen sosteniéndose. Veamos:



Parece que esta Venus (Venus, Vulcano y Marte) de Tintoretto (1514-1598) anda bastante escasa de un "par" de esos atributos tan netamente femeninos e indicativos de fertilidad en principio tan atractivos para el género masculino... Sigamos:



¿Qué me decís de esta otra Venus (Cupido quejándose a Venus), pintada por Lucas Cranach El viejo, en 1530? Tampoco resulta ni muy femenina ni muy fértil, según los criterios de Johnston, ¿verdad? Pasemos a esta otra:



Bueno, sí, esta Venus (Alegoría de Venus y Cupido), pintada por Bronzino hacia 1540, está un poco más entradita en carnes, y su apariencia podría tal vez por ello calificarse, a juicio de Johnston, de más atractiva. Pero prestemos atención a un pequeño detalle:



Caray con Bronzino y con su Venus. Más allá de lo inesperado de este detalle un tanto escabroso, no creo que de los labios de su Venus pueda decirse en absoluto que sean gruesos, grandes o carnosos.

Y si para finalizar con el recorrido histórico por las formas de la belleza femenina nos trasladamos por último al siglo XX, nos encontraremos con esta preciosa imagen del cuadro de 1905 Las tres edades de la mujer, de Gustav Klimt. Es evidente que en esta figura, que simboliza la maternidad, no están presentes ninguno de los atributos fijados por Johnston:



Pues no lo entiendo. ¿Cuál habrá sido el criterio científico que ha permitido a Johnston hacer generalizaciones sobre los mecanismos del deseo físico en el varón? Porque si tantos modelos de belleza femenina, pintados además -en los más antiguos no lo sabemos, pero nos lo podemos figurar- por hombres, pueden estar tan alejados de la explicación evolucionista de Johnston, es que algo falla... Claro que, dios me libre de poner en cuestión los resultados de la ciencia, único conocimiento verdaderamente fiable del que disponemos...

Pero pasemos ahora a otra "perla" aún más llamativa que la anterior. Aludiendo a que nuestra atracción por uno u otro sexo depende del nivel de testosterona presente en el útero materno cuando el feto tiene unos dos meses de vida, dice Johnston en la entrevista: "Hoy existen muchos estudios que muestran diferencias entre el cerebro del hombre y el de la mujer, como consecuencia de esta exposición a la testosterona (hormona masculina) en el útero; y los cerebros de los homosexuales en ciertos aspectos están a medio camino entre el cerebro de la mujer y el del hombre". Vaya. Ya hice valer este mismo argumento en otra ocasión pero viene perfectamente al caso. Es sabido que en la antigua Grecia las relaciones homosexuales entre hombres eran una práctica habitual tanto si éstos estaban casados como si no, y puede observarse incluso una cierta idealización del amor homosexual masculino como forma perfecta de la unión amorosa. ¿Diría Johnston entonces que los cerebros de la mayoría de los varones griegos quedaron a mitad camino entre el cerebro masculino y el femenino? ¿Y cómo daría cuenta de su simultánea atracción por el sexo femenino? Esta es una cuestión un poco más compleja, ¿eh, profesor Johnston?

Y puesto que no quiero cansaros más, pese a que la entrevista no tiene desperdicio y aún habría mucho que decir sobre ella, terminaré el post con un último aspecto de los que presenta. Según este científico, la belleza física sería hasta cierto punto una condición para el éxito en los diferentes terrenos de la vida, e incluso afirma que los guapos detentarían una especie de dominio sobre el resto gracias a que su belleza generaría una percepción más positiva y benévola en los demás. En el caso de los hombres, dice Johnston, los preferidos serían los hombres altos, guapos, delgados y de piernas largas, frente a los hombres bajos y gordos. Os dejo con una imagen de Napoleón, hombre del cual no creo que pueda dudarse con respecto a su manera ejemplar de ejercer su capacidad de dominio e influencia sobre sus semejantes y del que, entre otras muchas, se dijeron cosas tales como: "Está mal hecho, pequeño de talla, con una cabezota (...) Su corpulencia es tal que su estómago se proyecta hacia delante considerablemente".



Guapo, ¿a que sí?

Creo que el día que la ciencia, bajo tales parámetros biologicistas y reduccionistas, consiga explicar qué mueve el deseo humano y la atracción que dispara los sentimientos amorosos será el mismo día que los burros vuelen. Esperemos sentados. O mejor no esperemos.

19 comentarios:

Sir Villet dijo...

¿Cuál habrá sido el criterio científico que ha permitido a Johnston hacer generalizaciones sobre los mecanismos del deseo físico en el varón?

El conocido como invencionismo.

Por lo demás he repasado, mentalmente, placeres y gustos sexuales y creo que el Doctor Johnston me clasificaría en la excepción que confirma la regla. Pero, claro, conociendo un poco más al Doctor tras la entrevista quizás me diría, como psicólogo, que estoy loco.

A todo esto añadir que el cuadro preferido, entre los ilustrados en el la reflexión, es el de Las tres edades de la mujer, por razón obvias. Eso sí, y aunque sea romper el sentido del cuadro, yo a esa mujer la imagino sin niño y mirándome. Quizás entonces Johnston, como biólogo, me diría que lo que me pasa a mí es que no tengo instinto reproductivo.

Y, claro, ya sabe, que el Doctor Johnston siempre tiene razón.

Suyo, con defectos incluidos.

AnA dijo...

Magnífico trabajo, Antígona.Soberbio. De veras.
Yo que sigo a la Butler he decidido desviar la cuestión de los sexos y el género al conocimiento de la carta cromosómica.
En cualquier caso la atracción sexual es una suerte de conocimiento del otro. Y ya sabes que...ahí empieza el roce y el crédito a la existencia.

Besos!

NoSurrender dijo...

Bueno, los biologicistas (vaya palabro) deberían preguntarse también porqué la hembra humana no tiene celo como otras mamíferas. La no existencia de celo hacen que el mero acto sexual de la reproducción sea menos competitivo y que pase a tener una importancia mayor la convivencia, al menos durante un tiempo. Decididamente el ser humano es mucho más sofisticado que un mono. Al menos yo, que me encanta el paté con mermelada de arándanos sobre una tostada partida por la mitad longitudinalmente.

Yo me quedo con la de Klimt, y pongo de suplente la Venus de Milo, si se me permite.

juan rafael dijo...

Para gustos, los sabores...
Yo, si tuviera que legir, la Venús de Cúpido.
Me río yo del concepto actual de belleza y de las "esclavas" que se someten a él.

Antígona dijo...

Sir Villet, tengo que averiguar más cosas sobre ese criterio científico llamado "invencionismo". Mira que no conocerlo, ya me vale ya.

Por otra parte, los que le conocemos un poco siempre hemos sabido que es Ud. un bicho raro. Pero no se apure, que le queremos igual. Eso sí, evite toparse con el Sr. Johnston, no le vaya a venir con una camisa de fuerza :P

En cuanto al cuadro de Klimt, ¿cuáles son esas razones obvias? Y no le permito que le quite Ud. la niña a la mujer. Ay, mire que su profesión siempre tiene que salir por algún lado, es Ud. incorregible :P

Suya, sin defecto alguno :P

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Gracias, Ana. Sólo conozco a la Butler de oídas pero tal vez me interese, lo de la carta cromosómica me ha llamado la atención. Estoy de acuerdo en que la atracción es una suerte de conocimiento del otro. Y mejor con roce que sin él, claro ;-) Si cuando uno se siente atraído por alguien empieza a dudar de su existencia, vamos por mal camino...

Un beso, guapa.

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NoSurrender, entiendo que el "biologicismo" es el intento de reducir toda explicación, fundamentalmente en lo relativo a las cuestiones humanas, al ámbito de lo puramente biológico, de los procesos orgánicos que se encuentran a su base. Aunque acabo de descubrir que el "palabro" no está en la RAE :S Me parece un buen argumento el que aportas, entre los muchos que se podrían aducir, para explicar la especificidad de la conducta humana frente a la de los animales y para oponerse al profesor Johnston.

Ahora, que si le das a un mono esa tostada partida longitudinalmente con paté y mermelada de arándanos igual le encantaba :P Aunque te concedo que no se le ocurriría prepararla :-)

En cuanto a tus elegidas, te alabo el gusto, tanto por la una como por la otra. Y puedes elegir todas las suplentes que quieras, faltaría más.

Un beso.

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Juan Rafael, Venus con Cupido hay dos, la más flacucha y la del beso un pelín lascivo. ¿A cuál te refieres? :P

Un beso.

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A ver, caballeros en general, ¿es que nadie va a votar a favor de la Venus primitiva o las gracias de Rubens? Creo que tendré que ponerme en contacto con el profesor Johnston para que me dé explicaciones de todo esto :-)

Sir Villet dijo...

Es que... mujer... para un soltero es muy de repente elegir un mujer con niño (entiéndame).

¿Las razones? ¡Evidentes! Una larga cabellera y, además, pelirroja. ¡¡Oh!!¡¡Gustav conocía muy bien mis gustos!! :-)


Suyo

Pd.- Mejor que no me encuentre con Johnston que aún le haría bromas con su apellido.

juan rafael dijo...

A la de 1540. :)

huelladeperro dijo...

Sí, los criterios de belleza son sociales, y eso puede más que los criterios de supervivencia del "gen egoísta", y para el caso, también los criterios sexuales son culturales, como lo demuestra el curioso experimento a que los griegos sometieron su sociedad durante al menos 600 años.

si es que estamos desarraigados de nuestras raíces !!

El Can
(quesquedependo deordenatas ajenos y locutoriales especializados enchatyaveces nomehabrebienelBlogger yporesofirmoasí)

El Can

{windows es una mierda}

Anónimo dijo...

No sé. La intención de Jonhston de intentar entender los mecanismos que rigen la atracción sexual es encomiable, no cualquiera se atreve a tamaña empresa. Pero creo que su error está en la base, en lo que él considera humano. No son los hombres, sino los leones de la sabana o las oropéndolas los que tienen en cuenta ese tipo de elementos biológicos para elegir con quién reproducirse (aunque en tal caso son ellas las que tienen en cuenta esos detalles de "el ejemplar más idóneo", siendo la función de ellos diseminar su semilla lo más que puedan...) En fin, le recomendaremos al señor Johnston que vea un poco más la tele a la hora de la siesta.

En general, no debemos olvidar que el hombre es un mamífero, sí, pero evolucionado, refinado, civilizado (se supone) y como tal no va a basar sus búsquedas ni sus preferencias sexuales en criterios de conservación de la especie. Las personas sabemos cuántos poblamos la tierra: será por gente. Así que buscamos otra cosa. Como muy bien dicen los chicos ahí arriba, el asunto ya es mucho más cultural y social, más convencional que biológico. Me parece a mí, vamos...

Antígona dijo...

Sir Villet, pues ya va Ud. teniendo edad para pensar en esas cosas, ¿no? :P

Así que Gustav, además de buen pintor, era también adivino... qué cosas, tú. ¿No tendrá "por casualidad" algún cuadro de él? :P

Suya

PD. Tranquilo que el Sr. Johnston se pasará por aquí un día de estos y podrá decirle lo que Ud. quiera.

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Ya me figuraba yo que tenías buen gusto, Juan Rafael :-)

Un beso

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Totalmente de acuerdo, huelladeperro, francamente, creo que de "natural" poco hay en el hombre, por no decir nada, y que es la cultura la que constituye su verdadera naturaleza. En cuanto a las raíces, sí, más nos valdría echar de cuando en cuando la vista atrás.

Un beso.

(deahoraenadelanteyatereconoceré,gracias porlaexplicación:-))

(también de acuerdo, es una mierda)


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También totalmente de acuerdo, k. Me imagino que a la base de estas investigaciones se encuentra lo que a la base de toda la ciencia, la búsqueda de un conocimiento que nos permita anticipar y hasta cierto punto controlar cuáles pueden ser, en este caso, las conductas de los seres humanos. Sólo que tratar de entender a los humanos desde la perspectiva del mundo animal supone entender más bien poco de humanidad.

Lo que me choca es que a este tipo de investigaciones, que parecen fallar por tantos lados, se les conceda cierta credibilidad. Además de que vienen cargadas de prejuicios que me parecen incluso perniciosos. Porque estas teorías evolucionistas aplicadas al hombre han justificado además toda serie de tropelías a lo largo de la historia, ya que a fin de cuentas no sólo es un hecho que sobreviven los mejores, sino que es así como debe ser para el bien de la especie. Es un poco exagerado en relación al tema pero ahora mismo pienso en el nazismo, por ejemplo.

Un beso.

BACCD dijo...

Después de pasármelo un rato bien con tu post, no puedo evitar pensar en cómo será la mujer o compañera de Johnston, si es que la tiene.

¡Un besazo, Antígona!

Tako dijo...

Duschgel... has encontrado la pregunta del millón.

:)

Besos

Anónimo dijo...

Yo, como no tengo pensamiento propio,te dejo un par de libros a propósito de lo que planteas...

"De dioses, genes y tiranos" de Camilo José Cela Conde, profe de Filosofía de la Ciencia...

Y bueno, sobre los mecanismos fisiológicos de la atracción, de la emoción, un montón, pro ejemplo, del Prof. Fernández de Molina, o de Francisco Mora Teruel (que tiene muchos y bonitos para gente no especializada, por ejemplo, "¿Enferman las mariposas del alma?"

Un beso y enhorabuena por este post destroyer!!!

JJ

Déjà vie dijo...

creo q lo q te voy a pedir bajará un poco el nivel pero...arriesgandome...pasate por mi blog q tengo deberes para ti. :P ( se sienteeeee, t los debia)

Ana dijo...

A mí lo que me jode es que habrá publicao una tesis cojonuda al respecto, que se la habrán pagao a precio de chocolate, y todos nosotros, que somos una cuadrilla de catetos nos estamos riendo de él.

Si es queeeee....

Johnston al paredón??

Pues no siempre, señores, no siempre.

No vale ahora ponerse el barniz de civilizado. La memoria genética a veces tiene algo que decir, y ante un par de tetas de buen calibre, determinados machos salivan cosa mala.
Que es porque parecen más fecundas?? Qué va!! Es porque tienen más cacho!

Le damos la vuelta a la tortilla?? Yo salivo viendo al Clooney o a los de los anuncios de Punto Blanco de la parada de autobús, y no viendo a Sabino Diego o Fernando Esteso. Por qué?? Belleza?? Pues la sensación física ni por asomo se parece a la que experimento cuando veo el Partenón. Por decirlo finamente, oiga.

Antígona, disculpa el tono mostrenco del comentario... pero es que es tremendo.

Un beso, hija.

Antígona dijo...

Eso mismo me estaba preguntando yo, Dusch. Porque para ser coherente con sus teorías, debería parecerse a la primera Venus..., no?

¡Un besote!

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Tako, será cuestión de averiguarlo. ¿Alguna idea acerca de cómo? Pregúntale a Sir Villet, a lo mejor a él se le ocurre algo :-)

¡Besos!


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Juanjo, eso de que no tienes pensamiento propio no te lo crees ni tú :-)

Gracias por las referencias, tomo buena nota de ellas, puede valer la pena profundizar en estas cosas.

Me alegro de que te haya gustado mi post "destroyer". Últimamente me dicen por ahí que es que estoy muy guerrera :-)

Un beso guerrero!

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Déjà, guapa, la respuesta, un tanto decepcionante, en tu blog. Gracias por los deberes, me gustaría poder hacerlos pero me temo que va a ser difícil. Pongo la cabeza a funcionar de todos modos :-)

Un beso!

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Un árbol, ahora va a resultar que la que está más guerrera todavía eres tú ;-)

Lo de la tesis cojonuda, ni lo dudo, el dinero siempre va a parar a quienes menos lo merecen :P

De todos modos, no sé si se trata de una cuestión de falsa civilización o más bien de modas. Si te fijas en los ejemplos que he puesto, el par de tetas de buen calibre sólo lo tiene la Venus más primitiva... y te aseguro que los ejemplos no están sesgados en ese sentido. Yo creo que, al menos en esa época, preferían más cacho en las caderas y adyacentes :-)

En cuanto a lo segundo, uff, pues sí, chica, puede que tengas razón, pero éso es sólo en la primera impresión. Si Clooney abriera la boca y fuera un mequetrefe a mí pronto se me cortaría el flujo salivar. Ahora que, si es sólo para mirarlo...

Y nada de disculpas, puedes hacer todos los comentarios "mostrencos" que quieras, que son siempre bien recibidos.

Un beso, guapa!

Marc dijo...

Sí, estoy de acuerdo, la percepción de la belleza viene condicionada por la cultura y sociedad en que se asienta. La cuestión es que valores priman en esa sociedad y su plasmación estética. Pero claro, esos valores son los marcados en gran parte por el poder dominante y así, esa belleza atractiva la asociamos también a la supervivencia, al éxito, al poder; y esa es la belleza a la que se aspira en cada momento histórico.
De todas formas creo que siempre hay un sustrato biológico en el cual esta encauzada esa percepción.

Y de gustos particulares, pues soy hijo de mi tiempo, pero no hay nada como tener un sentido de la belleza amplio. Se disfruta mucho más:p

Pd. Buen post, y disculpa el sermón.

huelladeperro dijo...

En cuanto a la elección, a mí directamente emparéjame con la venus de Willendorf.
Si tú la recomiendas...
pero, por Dios...

¿NO PUEDES TAPARLE LA CARA?

Antígona dijo...

Otra vez introduces un aspecto que me parece interesante, ése de la conexión entre los modelos de belleza y su imposición por parte del poder. Obviamente, los poderosos son admirados, y también lo serán las formas de belleza de las que se rodeen, o las que les sean propias. Es un asunto complejo que habría que pensar con calma.

En cuanto a lo del sustrato biológico, permíteme que siga discrepando :-) Creo que más allá del rechazo a la deformidad, por ejemplo (y a lo mejor ni tan siquiera), comparar culturas diferentes nos proporcionaría imágenes de percepciones muy diferentes de la belleza y de lo sexualmente atractivo en un hombre y en una mujer.

De acuerdo, sin embargo, en lo de que con un concepto más amplio de la belleza se disfruta mucho más. Porque uno se limita menos y sólo puede salir ganando.

Marc, aquí puedes lanzarte todos los sermones que quieras :-)

Un beso!

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Yo las recomiendo a todas, huelladeperro, así que si quieres a la Venus de Willendorf, ¡toda tuya! (siempre y cuando no aparezcan competidores, claro).

¿Le ponemos un saco en la cabeza?

Estaba pensando, ésta tiene además la ventaja de que no habla... todo hay que tenerlo en cuenta ;-)

Un beso!