jueves, 15 de mayo de 2008

Cultura del miedo


En 1943 Abraham Maslow planteó una teoría sobre la motivación que estructuraba jerárquicamente las necesidades humanas en una pirámide de cinco niveles. Según Maslow, tal organización jerárquica pretendía reflejar el hecho de que sólo una vez satisfecho el primer nivel cabía percibir y focalizar la atención sobre la satisfacción del segundo, y así sucesivamente hasta llegar al último, en el que no sin cierto debate situó la búsqueda de sentido y la felicidad a través de la autorrealización personal como estado nunca plenamente alcanzado y por ello motor inagotable de la vida humana. Pero para llegar a este último y más elevado estadio otros cuatro debían ser antes satisfechos.

En el segundo nivel, y únicamente por detrás de la satisfacción de las necesidades fisiológicas básicas -respirar, beber, dormir, comer- y por delante tanto de las sociales -afecto, amistad, amor- como de las de autoestima o reconocimiento, se hallarían para Maslow la necesidades de seguridad, entendida en primer término como seguridad física y derivadamente de recursos e ingresos. Es decir, que según esta teoría, es preciso que nos sintamos seguros para que pueda emerjar la motivación suficiente por satisfacer las necesidades de afecto, reconocimiento y sentido en nuestras vidas. O, visto a la inversa: el sentimiento de inseguridad nos vuelve ciegos para la valoración y persecución de otros aspectos también fundamentales en nuestra existencia hasta no ser aliviado de una u otra manera.

No es de extrañar por ello que la oscarizada y a mi juicio genial película documental de Michael Moore "Bowling for Columbine" (2002) trate de responder a la pregunta acerca del porqué del elevado número de asesinatos por arma de fuego en Estados Unidos apelando, entre otros factores, a una "cultura del miedo" que impulsa a los norteamericanos a armarse hasta los dientes en busca de una seguridad que no sienten garantizada por los medios de seguridad del Estado. Porque los americanos tienen miedo. Así lo reflejan la Primera Enmienda, que da derecho a todo ciudano estadounidense a poseer armas e incluso en algunos Estados les obliga a ello; las múltiples y descabelladas medidas de seguridad que pueden encontrarse hasta en las casas de pequeñas y tranquilas comunidades; o las restricciones aplicadas en algunos colegios tras la masacre del instituto Columbine sobre la vestimenta del alumnado para evitar que lleven armas de fuego. Y, como señala el propio Moore en su película, una persona atemorizada con un arma en la mano puede convertirse en un animal muy peligroso.


El miedo que padecen los americanos es, para Michael Moore, un hábil producto de los medios de comunicación cuyos rendimientos benefician a muchos y muy diversos sectores. El miedo vende y llena los bolsillos de numerosas industrias, desde las dedicadas a la fabricación de dispositivos de protección doméstica hasta las grandes multinacionales de producción de misiles. El miedo es, según comenta Marilyn Manson en la entrevista que se le hace en la película, un eficaz incitador al consumo como mecanismo psicológico para olvidarlo. Además, una sociedad aterrorizada deviene mucho más controlable y manipulable si en aras de paliar sus miedos está dispuesta a renunciar a algunos de sus derechos civiles fundamentales, tales como el de la privacidad o la protección de datos.

Pero no es sólo el miedo a la delicuencia o al enemigo internacional el que atenaza a los americanos. De su cultura del miedo forma también parte esencial el miedo al fracaso característico de un sistema que carece de los mínimos servicios de asistencia social o sanitaria y deja al individuo abandonado a su propia suerte ante la desgracia. Un sistema en el que las diferencias entre ricos y pobres aumentan día a día y condena a los más desfavorecidos a la miseria y la frustración. Y ya se sabe que la frustración puede degenerar igualmente en agresividad y conductas violentas.

He visto varias veces "Bowling for Columbine" y cada vez que la veo de nuevo aún me gusta más. Y no sólo porque su ritmo trepidante y el genial sentido del humor de Michael Moore libre en todo momento al espectador del aburrimiento pese a la densidad del tema tratado y a los numerosos datos y estadísticas ofrecidos. Me gusta que Michael Moore intente afrontar la compleja cuestión de la violencia en la sociedad americana aludiendo a una multiplicidad de factores sin pretender agotar sus causas ni tampoco pontificar sobre él. Me gusta su irónica y contundente crítica al american way of life, así como su solidaridad con las víctimas que deja a su paso. Y, sobre todo, me gusta que en sus películas muestre que hay otra América radicalmente distinta a la imagen de los Estados Unidos que se ha impuesto en nuestras conciencias tras los numerosos desmanes y atropellos de sus últimos presidentes. Una América disconforme e insatisfecha con la idea del sueño americano, compuesta por personas que aspiran a cambiar la situación de su país a través de la reflexión y la denuncia.

No voy a dejar de reconocer que Michael Moore es un personaje polémico, a menudo tendente a la manipulación y la demagogia. Pero la enorme simpatía que ya sentía por él no ha hecho sino aumentar después de haber leído sus recientes declaraciones a favor de Obama, indignado por el juego sucio con que Hilary Clinton pretende desprestigiarlo por su filiación con el ya famoso reverendo Wright. Y es que resulta que a este mismo y ahora tan denostado reverendo acudió el matrimonio Clinton para solucionar sus problemas matrimoniales tras el escándalo Lewinsky. Sólo que, como dice Michael Moore, por más que él le grite que lo haga cuando lo ve en televisión, Obama nunca cometería la indecencia de arrojar este trapo sucio a la cara de los Clinton. Porque Obama también pertenece a esa otra América.

Lo confieso: si un buen día me cruzara por la calle con Michael Moore, caería rendida a sus pies y le pediría en matrimonio. Vale, exagero. Pero únicamente porque jamás he creído ni creeré en el matrimonio.

Y por hoy os dejo con esta peculiar y divertida historia de los Estados Unidos que aparece en "Bowling for Columbine". ¡No os la perdáis si queréis reíros un rato!


27 comentarios:

Anónimo dijo...

veo que no soy la única k madruga!ja,ja.A mí también me encantó "Bowling for Columbine" y creo que el debate que suscita en torno a la sociedad del miedo desgraciadamente no es sólo aplicable a USA,para bien o para mal,USA sigue siendo ese gigante modelo de desarrollo y progreso para muchas naciones,precisamente porque no nos suele llegar esa otra América de contrastes y desigualdad.Por otro lado, el miedo siempre ha sido el mejor y más extendido instrumento de manipulación y control de las masas,y eso es algo que Estado e Iglesia han tenido interiorizado y exteriorizado históricamente.
La libertad del inviduo, su capacidad de pensar por sí mismo, su análisis y su insubordinación han sido siempre los fantasmas con los que han tenido que lidiar a fin de perpetuar el sistema y mantener eso que se conoce como Orden Social.
Así que bienvenido sea Moore o cualquier otro/a individuo que se atreva simplemente a cuestionar el sistema y despertar nuestras conciencias en el mejor de los casos dormidas,en el peor, atemorizadas.
Un abrazo matutino!

Dante Bertini dijo...

no puedo con él, lo siento. Estuve viendo durante una semana documentales iberoamericanos donde la historia y sus auténticos, anónimos protagonistas, no son devorados por un narrador egocéntrico y muy poco confiable.
Pero usted sabe que nunca llueve a gusto de todos. A veces ni siquiera llueve.

c.e.t.i.n.a. dijo...

Hace poco que volví a ver "Bowling for Columbine" y volví a disfrutar como la primera vez que la vi. Es un documental con una estructura magnífica, en la que con precisión de relojero, Michael Moore va ligando todos los cabos hasta llegar al fondo del problema.

¿Qué para conseguirlo Michael Moore recurre a la manipulación? Seguro, pero no más que aquellos que le atacan. ¿Qué quizás debería chupar menos cámara? Puede, pero como el resto de reporteros del mundo, que se empeñan en pasar de ser el medio para convertirse en el mensaje.

Lo que está claro es que su actitud de looser y su pose de patriota despistado, combinadas con un discurso tranquilo pero demoledor, consiguen destapar las verguenzas de toda una sociedad. Y eso claro incomoda, sobre todo a los que manipulan de verdad y sacan un gran rendimiento de ello.

Lo curioso es como los progres de la vieja Europa aplauden a rabiar el documental y piensan que aquello solo ocurre en la tierra del Tio Sam. No se paran a pensar que el terrorismo, la inmigración, el cambio climático, la fiebre aviar, el efecto 2000 y otras muchas chorradas por el estilo no son más que invenciones de los que mandan para manipular al personal y que no se preocupe de los verdaderos problemas: inflacción, salarios bajos, recortes de los derechos individuales, impunidad de las clases dominantes, especulación inmobiliaria, etc...

Cuando sea mayor quiero ser como Micchael Moore

Un beso

Margot dijo...

Me gusta Moore, me "divierte" su forma de mostrar la realidad americana, esa realidad que todos eramos conscientes de su existencia pero que nunca llegaba y menos de la mano de otro americano... aunque a veces me ponga de los nervios su histrionismo y esa forma de acabar siendo el protagonista de sus historias. Seguro que te gusta la última, Sikco, aún no estrenada en España (me la trajeron del otro lado del charco, no seas malpensada jeje). Habla sobre los problemas causados por la falta de seguridad social pública y los chanchullos políticos en torno a ello. Dentro del género del terror tendría que estar. Exagerada y demagógica en algunos planteamientos, marca de Moore, pero certera y realista en otros.

En cuanto al miedo y su rendimiento político y social... uffff, no sólo en USA, o como cualquier otro de sus condicionamientos culturales hace tiempo que nos llegó y contagió. Cositas de la globalización del mundo libre y primermundista. No creo que en ese aspecto seamos muy distintos. Aplicados a nuestras costumbres, eso sí, pero el miedo cada día marca más la pauta política (recordemos el catastrofismo político del PP en la pasada legislatura) o de la venta de seguros hasta para asegurar lo inasegurable en el ámbito social, el consumo, los controles de los aeropuertos, la sobreprotección a nuestros cachorros y ventas de móviles con GPS para su control, las cámaras de videovigilancia en las calles, los seguratas del metro... el miedo todo lo justifica y además los corderos atemorizados son eso, corderitos manipulables. Pero sobre todo el miedo lleva en sí un caracter perverso y útil para los próceres: disgrega intereses comunes y nos convierte en seres egoístas (la supervivencia del sálvese quién pueda),individualistas que dejan a un lado la protesta y la lucha social. Divide y vencerás, ays, y hacerlo en función de una emoción tan arcaica y básica es tan sencillo...

Me cago en el miedo, coñe!!!

Que besos a mansalva y con coraza para evitar los miedos...

Margot dijo...

Ahhh en cuanto a Obama... que no, que no me fío de él, que no me fío de la clase política americana, que me causa desconfianza sólo por el hecho de estar donde está, que nadie llega allí sin haber pagado un precio en un sistema político tan corrupto y mercantil como el americano.
En el país de los ciegos el tuerto es el rey? el hecho de que sea un mal menor no me consuela ni me basta... y mucho menos puede llegar a entusiasmarme.

Ya, pues eso!! jajajaja, que esta discusión me suena... jeje.

koolauleproso dijo...

Como a Margot, me cae simpático Obama; pero soy consciente que si gana (lo cual parece cada vez más probable) se convertirá en el nuevo "emperador", lo que cambia completamente las cosas. ¿puede el emperador actuar contra su propio Imperio?.
Creo que es una contradicción insuperable, por muy buena voluntad que se ponga.

En cuanto a Michael Moore, es un demgogo simpático, pero hay que tener en cuenta que a Pericles, por ejemplo, también le consideraban un demagogo.

Tako dijo...

En su programa Duty Free Sardà se pegaba una vuelta y no sé si en Las Vegas o en Washinton decía algo como “a los 20 años me enamoré de America, a los 30 la adiaba, a los cuarenta me volví a enamorar, luego la volví a odiar, ahora estoy enamorado” (no es textual pero se debe aproximar un 80%). Yo creo que ambas son posibles dependiendo de la America de la que hables.

A mi me encanta el reportaje de Moore y lo he aprovechado en varios video-forums

Pd.- Ante la pregunta yo ahora estoy en época de odiar a America 

NoSurrender dijo...

Hace usted un análisis muy interesante, doctora Antígona. Efectivamente, la pirámide de Maslow explica muy bien por qué los neocon americanos (la bestia negra de Moree, en cualquier cosa que haga) necesitan mantener la sensación de miedo entre la población. Es la mejor garantía de perpetuarse en el poder y hacer así las reformas que ellos quieren hacer. fue, exactamente, la estrategia del Partido Republicano en las elecciones de 2004. Lo va a tener duro Obama, porque apela directamente a los niveles más altos de esa pirámide. Pero yo estoy con él, bienvenida al club Obamista (no confundir con onanista).

Yo no le recomendaría a Michael Moore como pareja, doctora Antígona. Seguro que le dejaría la cocina hecha un asco después de prepararse la cena. Pero es cierto que es un gran comunicador que sabe estructurar su discurso.

Tengo un amigo que se dedica a esto del cine. Y una de las ideas que siempre utiliza es que el cine documental es el menos realista de todos. Precisamente el hecho de decirnos que no es ficción y utilizar situaciones reales es lo que lo hace más manipulador de todo. Porque siempre es subjetivo, porque hasta cuando se filma el apareamiento de la hormiga nepalí se están introduciendo puntos de vista e ideología. Y Moore lo hace, ya lo creo. Y me gusta que lo haga. Que nadie busque en Moore la objetividad absoluta. Pero que tampoco la busque en un documental sobre apareamiento de hormigas, por favor.

El miedo es un gran negocio, sobre todo en Estados Unidos. Aterrorizar a la población americana otorga enormes beneficios a los abogados que litigan, a los políticos que incendian discursos y a los medios de comunicación que ven aumentar sus audiencias. Según el profesor de sociología norteamericano Robert Park, la difusión de la falsa afirmación de que las líneas de alta tensión producían cáncer –algo que nunca jamás ha probado en absoluto ningún estudio científico- costó a los Estados Unidos unos veinticinco mil millones de euros en traslado de postes, caídas de precio de mercado de terrenos implicados, pleitos, campañas políticas, etc.

Un beso, doctora Antígona!

Anónimo dijo...

Hola q tal? soy amigo de K y soy nuevo en este mundo de los blogs...

Un saludo desde madrid me he ancantado el tuyo la verdad

alcaide73@hotmail.com
por si quieres hablar conmigo
un saludo

Miss.Burton dijo...

El miedo... Paraliza, y crea sociedades emfermas, personas emfermas, que son teledirigidas, nunca mejor dicho, por esos de ahí arriba que se cagan también del miedo, y por eso quieren controlar las masas, y así paliar su miedo propio.
Esto del miedo daría para posts y posts eternos, porque luego está el miedo ese de a vivir, el de enfrentarse cn uno mismo, el de luego enfrentarse con los demás... pero hay un denominador común siempre. Ese miedo cerca, mutila, empequeñece, devasta, y finalmente, puede causarte hasta esa muerte emocional no deseada, que quedaría traducida en eso, cadáveres andantes sin ideas propias y con la mirada perdida en un horizonte negro.
Yo no la veo casada, o viviendo en pareja con el señor Moore, la veo a ud mucho mejor que a él, ud me parece mucho mas objetiva, siguiendo el comentario de nosurrender, mas cercana a la realidad, mas íntegra que al señor Moore, que es un tío muy simpático que se lo monta muy bien y que denuncia cosas importantes que no deberían quedar nunca en el tintero... pero tiene intereses, su versión no me vale. Supongo que así es imposible que me valga la versión de nadie, porque todos partimos de un egoísmo y un ombligo que necesita nutrirse de aplausos y reconocimiento. Pero tu sólo buscas expresarte, denunciar historias propias o ajenas, contar lo que te de la gana, pero siempre, bajo un halo de nitidez de interiores que lo hace todo sincero, creible, y muymuy objetivo.
Sí, eres tu... pero eres tu cristalina. Hay por ahí muchas personas, pero son versiones de algo, o de alguien, y tu eres distinta.
Bueno, que es tarde, que acabo de volver de jachondeo, y que seguramente a estas horas ya deliro... falta de sueño, y resistencia a él.
Un besazo fuerte, y joder, igual me he puesto almibarada, pero es que tu lo suscitas, nena, lo suscitas¡¡¡

Anónimo dijo...

Los que dicen que no les gusta Obama ni lo que hace Michael Moore solo tienen que echar un vistazo a lo que está comenzando a pasar en Italia ahora mismo. La inseguridad de los ciudadanos es un fenómeno complejo sobre el que actúan tanto factores externos como internos. Es una mezcla de inseguridades tanto propias, complejos, ansiedades, miedos... como externas, ya sean empleo precario, paro, impotencia ante las injusticias, presión consumidora, ser víctimas concretas de abusos, robos...

Y todo este miedo siempre es un instrumento que tienta muy fácilmente a los que detentan el poder, que lo instrumentalizan para poder dominar a la opinión pública y crear todavía más miedo.

En nuestro imaginario colectivo creemos que existen un trabajo, una familia y un entorno ideales. Y a medida que el mundo en el que vivimos se convierte en fabricante de más y más sueños nuestra frustración seguirá en aumento, y la tensión entre lo deseado y lo real genera una violencia que hace que ese segundo escalón de la pirámide del principio del post cada vez sea más alto.

Antígona dijo...

Troyana, ¿y eso? Que yo también madrugo pero el post lo colgué ayer tarde :P

Estoy totalmente de acuerdo contigo, si la película de Michael Moore me parece valiosa es porque creo que debe servirnos como elemento de reflexión para nuestra propia sociedad. Aquí no habrá tantos crímenes por armas de fuego, pero sí violencia y frustración y motivos más que de sobra para que nos detengamos a analizar sus causas.

Por otra parte, tienes también razón en que el miedo ha sido históricamente una herramienta muy eficaz para mantener a las masas sometidas, tanto por parte de la Iglesia (“arderás en las llamas del infierno si no acatas mis mandatos”) como por parte del Estado con sus mecanismos de represión y su legitimidad, en ocasiones tan ilegítima, para ejercer el monopolio de la violencia. Por eso me gusta y me parece inteligente la película de Michael Moore. Porque creo que pone el dedo en la llaga en lo que es una necesidad básica del individuo, que es su sensación de seguridad, para señalar toda la manipulación que puede ejercerse y se está ejerciendo en torno a ella.

¡Un abrazo y un beso también matutinos!

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Bueno, Cacho de pan, para gustos se hicieron los colores, que es lo que suele decirse en estos casos. Tal vez haya muchos documentales mejores y más fiables que los de Michael Moore, a quien tienes razón en calificar de narrador egocéntrico. Ahora, creo que no se puede dejar de reconocer que Michael Moore es un gran comunicador y que sus películas han logrado una difusión y una acogida que probablemente esos otros documentales nunca tendrán, lamentablemente. Y para las cuestiones que trata, me parece importante que su mensaje llegue lo más lejos que pueda. Su discurso podrá ser manipulador y demagógico, de eso no me cabe duda. Pero diría, en mi opinión, que lo que trata de transmitir a través de él no lo es. Y en los tiempos que corren me parece además un discurso más que necesario.

¡Un beso!

Antígona dijo...

C.E.T.I.N.A., también a mí me parece que el documental está estupendamente estructurado, que tiene un hilo conductor admirablemente trazado y que Michael Moore consigue combinar con gran maestría toda suerte de elementos –lúdicos, rítmicos, emocionales- para ofrecer una imagen clara de aquello que quiere plantear y al mismo tiempo no dejar que la atención del espectador decaiga.

¿Manipulación? Obviamente. Creo que deberíamos ya desprendernos de la idea de que se puede informar acerca de algo sin ejercer alguna suerte de manipulación, desde el momento en que sólo ya la organización y presentación de la información supone una interpretación inevitable de la misma. Sí, está claro que hay grados y grados de manipulación. Pero los que se observan en Michael Moore no me parecen ni de lejos, como dices, tan escandalosos que quienes los utilizan por causas menos justas.

Y personalmente, no me disgusta que Michael Moore chupe cámara sino todo lo contrario. Me encanta ver cómo reacciona la gente ante sus preguntas siempre cargadas de una doble intención pese a su apariencia inocente, el modo en que tiene de llevarlos a su propio terreno como quien no quiere la cosa y acabar descolocándolos y que podamos percibir a través de ellos las contradicciones, las hipocresías, las incongruencias a las que Moore quiere señalar. Por supuesto que es una figura incómoda, cómo no. Pero porque sabe cómo incomodar y destapar esas vergüenzas de una manera a mi juicio muy inteligente. Alguien me ha contado que durante el escándalo Lewinsky se dedicó a difundir con su megáfono el pornográfico relato de los hechos redactado por el fiscal Starr. Ay, lo que daría por verlo en acción :)

En cuanto a lo último, igualmente te doy toda la razón, como a Troyana, que planteaba básicamente la misma idea. La cultura del miedo funciona en todas partes y no hay político o vendedor que no lo sepa perfectamente. Sólo hace falta recordar a Rajoy en el debate con zapatero aludiendo al gran número de presos –no sé si llegó a decir que eran un tercio del total- de inmigrantes que poblaban las cárceles españolas. Y lo que tú añades me parece muy acertado: la cultura del miedo es un mecanismo excelente para desviar nuestra atención de los problemas reales y más urgentes. Porque cuando la sensación de inseguridad se impone, como planteaba Marlow, las necesidades más elevadas de la pirámide acaban desdibujándose.

Ahora, cuando llegues a ser como él, trata de ahorrarte la barriga, eh? ;)

¡Un beso!

Antígona dijo...

Ay, Margot, creo que por primera vez vamos a discrepar, aunque no me parece nada grave :) Porque a mí sí me divierten su histrionismo y su sentido del humor, y como le decía a C.E.T.I.N.A., también su afán de protagonismo. Qué quieres que te diga, ¡me resulta muy simpático este tipo!, así que tal vez no consiga ser demasiado objetiva en la valoración de algunos aspectos que tendría probablemente que criticar. He leído por la red cosas de Sikco, sí, y ojalá llegue pronto -¡o simplemente que llegue!-, porque me apetece mucho verla y este tema de la falta de seguridad social pública es de los verdaderamente sangrantes en EEUU.

Sobre lo que planteas del miedo, pues sí, suscribo palabra por palabra todo lo que dices y todos los aspectos que mencionas. Me atrevería a decir incluso que la política del miedo es intrínseca al pensamiento teórico de la derecha, cuya estrategia para frenar cualquier cambio o transformación social y política ha sido la promoción del terror alertando sobre los supuestos y terribles peligros que entrañarían dichos cambios. Es también la visión que se esconde bajo determinadas formas de concebir la constitución del Estado moderno. Porque si, como decía Hobbes, el hombre es un lobo para el hombre, quien no quiera ser devorado por el prójimo, y en principio nadie lo quiere, será capaz de renunciar a derechos elementales con tal de sentirse protegido. Los mecanismos de control siempre se han justificado además aludiendo al caos y a la barbarie que se impondrían de no haberlos. Y, en efecto, el miedo disgrega y nos vuelve egoístas y sobre todo desconfiados. Vivir en la desconfianza hacia el otro es la mejor forma de quebrar todo posible principio de solidaridad.

Respecto a Obama, no es que tenga una confianza ciega en lo que será capaz de hacer cuando llegue al poder, si es que llega. Pero sí creo que algo diferente hay en él en relación a eso que llamas la clase política americana que hemos conocido en las últimas décadas. Los discursos que le están haciendo ganar popularidad así lo revelan a mi juicio. También su claridad de ideas acerca de cosas tales como la guerra de Irak, a la que hasta ahora ningún político americano se había atrevido a oponerse con tanta contundencia. En ese sentido, me atrevo a confiar en él desde la evidencia de que existe esa otra América a la que me refería en el post, que para mí es la América de Steinbeck, de Chomsky, de Dylan y de tantos otros. Me gustaría creer que Obama, pese a ser político, también pertenece a ella o se encuentra al menos más cerca de ella que todos los que lo han precedido. Ojalá pueda demostrarnos si estamos o no en lo cierto llegando al poder.

¡Besos de Juan Sin Miedo!

Antígona dijo...

Koolau, siempre he desconfiado de la política en general y mucho más de los políticos, porque siempre he pensado que la política es un juego intrínsecamente sucio. Pero aún así mi desconfianza hacia la política no me ciega para distinguir entre lo que a mi juicio constituye una política perversa y otra menos perversa, o una política mínimamente decente de otra manifiestamente indecente. La contradicción a la que aludes podrá ser insuperable. Pero creo que sus consecuencias, en función de quién ocupe el poder, pueden ser muy distintas. Y en cualquier caso, por pura cuestión ideológica, me alegraré si finalmente ganan los demócratas frente a los republicanos. Eso significará que una mayoría en EEUU está apostando por otra manera de entenderse a sí mismos y de entender el mundo que les rodea.

Supongo, por otra parte, que no hay discurso que quiera calar que no sea demagógico. Y, particularmente, no me disgusta la demagogia de Michael Moore, porque su manera de apelar a las emociones del espectador siempre pasa por ponerse del lado de los sectores más desfavorecidos de la población estadounidense.

¡Un beso!

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Pues sí, Tako, hay aspectos realmente despreciables en lo que representa la palabra América. Supongo que recuerdas ese fragmento en el que, después de que un encargado de la fábrica de misiles de Littletown, la ciudad donde se encuentra en instituto Columbine, diga que el único fin de la producción y utilización de armamento es la voluntad de defenderse, Michael Moore hace un repaso por todas las intervenciones militares de los Estados Unidos desde 1950 en otros países por intereses políticos y económicos. Es ése cuya música de fondo es “What a wonderful world” cantada por Louis Armstrong. Hay muchas razones para odiar a Estados Unidos. Pero la identificación de lo americano con todas esas intervenciones es falaz. Porque los Estados Unidos también han sido capaces de engendrar gente tan interesante y crítica con su propio sistema como la que le mencionaba antes a Margot.

Yo prefiero amar antes que odiar. Y por eso me quedo con la América que me gusta, ésa a la que pertenece Michael Moore.

¡Un gran beso, Tako!

Antígona dijo...

Lo explica usted muy bien, doctor Lagarto, y los ejemplos en cuanto al triunfo de la cultura del miedo en el ámbito político son muchos y variados y me temo que, como comentaba antes, tienden a caer fundamentalmente del lado de la derecha, o al menos del marco cognitivo que alimenta, como diría, si no me equivoco, el señor Lakoff. También yo creo que Obama lo va a tener duro. Pero después de la sorpresa de que esté logrando imponerse a Hilary Clinton, ¿por qué no esperar más sorpresas? Hay mucha población americana que ha permanecido callada ante las urnas durante décadas. Tal vez con él se decidan a hablar. Y que conste que siempre sentí más simpatía por Obama que por Hilary Clinton, eh? Así que ya me siento miembro veterano de ese club Obamista :P

En cuanto a Michael Moore, yo sólo he dicho que le pediría en matrimonio, ¡pero no que quisiera tenerlo como pareja! El nuestro sería un matrimonio de conveniencia, por decirlo de algún modo: yo le daría ideas y le acompañaría en el rodaje de sus películas a cambio de que me retirara de trabajar. Luego haríamos como Woody Allen y Mia Farrow: cada cual en su casa y dios en la de todos :P Además de que me temo que su afición por las hamburguesas nos traería bastantes discusiones, ¡que yo no las soporto!

Me parece muy lúcido lo que plantea su amigo sobre los documentales. Y es que, como le comentaba antes a C.E.T.I.N.A., es hora ya de convencerse de que la mera voluntad de informar entraña en sí, necesaria e inevitablemente, una manipulación. La misma que ejercemos nosotros mismos cuando relatamos hechos pretendiendo una objetividad de todo punto imposible, simplemente porque nuestro peculiar punto de vista, los conceptos que utilizamos para exponerlos, o los datos que seleccionamos como relevantes suponen ya una interpretación y construcción de los mismos. Por eso me resulta tan acertado lo que dice su amigo. Tendemos a olvidar que la objetividad de los hechos no existe para nosotros, probablemente porque todo sería mucho más fácil si tuviéramos a nuestro alcance esa mirada divina omnisciente e irrebatible de la que habla la religión. De ahí que tendamos a suspender nuestra capacidad crítica cuando se nos dice que lo que estamos viendo en la pantalla no es más que un puro reflejo de la realidad. Y es entonces cuando podemos volvernos mucho más manipulables. Pero, como sugiere, todo depende de la posición ideológica desde la cual se nos pretenda manipular. Y a mí la de Michael Moore también me gusta.

El miedo es un gran negocio, sí, en EEUU y en cualquier parte. Pero posiblemente en EEUU más que en otros lugares, porque sus escasos servicios sociales hacen que sus habitantes se sientan más inseguros y desprotegidos. Es lo que quiere mostrar Michael Moore cuando compara el sistema americano con el canadiense. Los canadienses, frente a los americanos, ni siquiera cierran las puertas de sus casas. Su pasión por las armas es incluso mayor que la americana. Pero no tienen necesidad de utilizarlas contra los demás porque no ven en ellos a un potencial enemigo. Y no lo ven porque sus condiciones globales de vida, gracias a servicios tales como la sanidad pública o los subsidios por desempleo, son mucho mejores que los de los americanos. Sentirnos inseguros nos vuelve peligrosos. Y la sensación de inseguridad tiene muchas dimensiones que sobrepasan el ámbito de la delincuencia.

¡Un beso, doctor Lagarto!

Antígona dijo...

¡Hola, amigo de K!

Pues bienvenido al mundo de los blogs y bienvenido igualmente a esta casa. Ponte cómodo y quédate todo el tiempo que quieras, que las puertas están aquí abiertas para todo aquel que se sienta a gusto en ella.

¡Un beso!

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Delirium, así es. El miedo paraliza pero también mueve a actuar en múltiples niveles. Los de arriba suelen tener miedo a perder el poder alcanzado. De ahí que para mantenerse en el poder sean capaces de traicionar todos aquellos principios por los que consiguieron llegar a él. Y sí, tú lo has dicho, el miedo empequeñece y nos vuelve cobardes y desconfiados. Quien se deja atrapar por el miedo reduce considerablemente sus posibilidades de abrirse el mundo, porque anda siempre esperando lo peor. El miedo nos encierra en nosotros mismos y nos priva la posibilidad de conocer y compartir con el otro. Lo veo constantemente en mi propia familia, cuya ideología política se corresponde plenamente con esa aceptación inconsciente del miedo como principio de vida. Hay que rebelarse contra eso.

Como ya le he dicho a NoSurrender, tampoco yo me veo viviendo en pareja con Michael Moore, ¡que es un señor demasiado grandote para mí! ;) Pero sí lo veo como una persona íntegra, que tiene muy claro lo que quiere decir y para mí el mérito de haber proyectado con fuerza hacia el exterior una imagen del americano distinta a aquella en la que estamos acostumbrados a pensar. Una cosa que me gusta de sus documentales es que siempre muestra a personas tan críticas como él con el sistema americano. De hecho, en Bowling for Columbine, entrevista a otro americano autor de un libro llamado “La cultura del miedo”, del cual he sacado el título del post. A él y a muchas más personas que quieren reflexionar críticamente sobre su propio país. Sería fácil caer en el maniqueísmo de señalar que todos los americanos son unos estúpidos menos él. Pero no lo hace. Porque es consciente de que esa Otra América la componen muchas personas y puede llegar a tener su peso si todas ellas actúan conjuntamente desde su común disconformidad y malestar con la sociedad en la que viven.

Y yo soy como todo el mundo, niña, tan subjetiva como cada cual. ¡Y además una pesada que se enrolla más de la cuenta en sus respuestas! Pero lo de sincera te lo admito. No soy capaz de impostura alguna cuando defiendo una idea. ¡Creo que jamás podría dedicarme a la política! Por lo demás, sólo trato de exponer mi manera de ver las cosas, que es una entre muchas, y compartirla y contrastarla con quienes quieran leerla.

Me alegro de tu “jachondeo” de anoche, guapa. Espero que te lo pasaras estupendamente, que siempre viene bien para desconectar de los problemas cotidianos.

¡Un abrazo y un beso enormes, Delirium!

Antígona dijo...

Tienes toda la razón, Carrascus. Italia es un claro ejemplo de que en el terreno de la política cobra pleno sentido aquello de que “todo es susceptible de empeorar”. Me parece muy importante lo que señalas de la inseguridad y de sus múltiples causas. Creo que es a eso mismo a lo que intenta apuntar Michael Moore: debajo de los delitos por arma de fuego en EEUU se ocultan todo un sinfín de factores que tienen que ver tanto con la penosa o casi nula protección social allí existente como con lo dañino del modelo del “sueño americano”, una potente máquina para generar frustración. Los factores internos a los que aludes debe trabajárselos cada uno y no es fácil incidir colectivamente sobre ellos. Pero los factores externos sí pueden y deben ser objeto de una lucha política que Michael Moore ha emprendido desde aquello que mejor sabe hacer, que es hacer películas.

Ese imaginario colectivo es peligroso, sí, porque no soporta el contraste con la realidad y vuelve infelices y potencialmente agresivos. Ahora, hay que tener también claro que ese imaginario no nos lo hemos inventado cada uno nosotros. Se nos ofrece constantemente a través de los medios, de la publicidad, de las series televisivas. No digo que se trate de un fenómeno históricamente nuevo. Basta pensar en la infelicidad de Madame Bovary a causa de su obsesión por las novelas románticas para darse cuenta de que los imaginarios siempre han tenido efectos nocivos, al menos en algunos individuos. Pero lo que sí es históricamente nuevo es el poder de los medios de comunicación, que han conquistado masivamente la intimidad de cada hogar. Me temo que para vivir en este mundo sin volverse loco cada vez es más necesaria la conciencia crítica, la capacidad para distanciarse y poner en cuestión los modelos de vida con que se nos bombardea constantemente. Contradictoriamente, cada vez menos se ponen menos al alcance de los futuros ciudadanos las herramientas para ejercer esa conciencia crítica. Lo digo porque tengo muy presente estos días todo aquello que escribí sobre Michéa y su escuela de la ignorancia.

¡Un beso!

Anónimo dijo...

A mi también me cae fenomenal Michael Moore; es de esos tipos que se empeñan en intentar cambiar su país, porque lo quieren, y son tachados de antipatriotas.

El miedo causa estragos entre los ciudadanos españoles también: miedo al terrorismo, a los accidentes, a las intoxicaciones, a la enfermedad, a tener demasiado trabajo, a perder el trabajo, al vecino, al qué dirán, a perderse, a encontrarse... uff, yo veo mucho miedo y también lo siento.
¿Se podría definir la vida como lo que hacemos para luchar contra nuestros miedos?

Besos!

Arcángel Mirón dijo...

Y sumale el miedo, el terrible terror que les genera la idea de no ser realmente el gran país que les dijeron que Estados Unidos es.

el nombre... dijo...

Ay! Yo no quiero meterme a opinar sobre los EEUU. Realmente es un país que me saca de quicio, y éso debe ser porque también le temo yo.
Perdón por el coment tan soso, pero es que es más fuerte que yo!

Antígona dijo...

Ya sabía yo, Cosaco, que tú debías ser de los fans de Michael Moore :) Pero digo yo que, dado su carácter, se la debe de traer bastante floja que le consideren antipatriota, ¿no?

El miedo es nuestro inevitable compañero, Cosaco. Para mí todos los miedos se resumen en el miedo a perder, a perder todo aquello que consideramos positivo en nuestras vidas o incluso aquello sin lo cual, pensamos, no podemos vivir: la seguridad, la salud, el tiempo de disfrute, nuestros seres queridos... Así hasta la pérdida absoluta que es la muerte, por la cual todo nos será arrebatado. Cada bien que ganamos va acompañado del miedo a perderlo. En este sentido, tu definición de la vida me parece adecuada. Porque luchar por ganar cualquier cosa digna de ser ganada implica, necesariamente, tener que luchar contra el miedo a la pérdida de lo ganado.

¡Un beso!

Antígona dijo...

Bueno, Arcángel, yo no creo que Michael Moore esté pensando precisamente en esas cosas, sino más bien en todos los americanos que sólo buscan vivir con un poco más de tranquilidad y seguridad y probablemente les importa tres carajos ser o no un gran país, porque tienen cosas mucho más urgentes en las que pensar.

¡Un beso!

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El nombre, ¿quién no teme a EEUU? Porque que aquí se haya hablado de esa otra América no excluye que no reconozcamos la existencia de la América avasalladora, conquistadora, la que lleva décadas manejando la política internacional por sus meros intereses económicos. Pero algo tal vez pueda cambiar. Sólo tal vez. Pero ese tal vez también hay que tenerlo en cuenta.

Me alegro de verte de nuevo por aquí.

¡Un beso!

juan rafael dijo...

Hmmmm...intuyo varios post sobre la obra de este personaje.
Realmente, hay momentos en que te ries con la película por no llorar del comportamiento de algunos llamados humanos.

Anónimo dijo...

No me gustan los americanos. Sus miedos son producto de su falta de cultura y su facilidad para el borreguismo.
En cristiano: son unos catetos armados hasta los dientes. Tienen más peligro que un mono con una granada en la mano.

Por otro lado, me ha encantado la idea de contemplar el coito de las hormigas nepalíes... se quitarán la bufanda??

Qué salaos son tus comentaristas!!
Y qué vivo, el Moore!!

Un beso, jefaza!!
De árbol, por supuesto :)

Antígona dijo...

Es posible, Juan Rafael, aunque por ahora lo dejaremos una temporadita en paz, que tampoco es cuestión de aburrir al personal.

Michael Moore sabe utilizar estupendamente su sentido del humor en la realización de sus películas. Pero tampoco por ello deja de lado los aspectos más siniestros de la cuestión y hay escenas verdaderamente terribles, que tal vez impactan más en contraste con los momentos más divertidos. Y es verdad, hay mucho en ella de reír por no llorar.

¡Un beso!

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A mí tampoco me gustan algunos americanos, tal vez incluso muchos de ellos, pero no voy a generalizar después de haber declarado mis intenciones de pedir en matrimonio a Michael Moore, como tú comprenderás ;)

Es muy posible que sean bastante incultos. Sólo que no me extraña dado su elitista y deficiente sistema educativo. Pero es así: la incultura y la ignorancia nos hacen sentirnos débiles y vulnerables, la debilidad despierta nuestros miedos, y no hay nada más peligroso que una persona atemorizada y con un arma cargada en la mano. Como aquello que nos contaban de pequeñitos de que nunca había que cerrarle el paso a un zorro pillado en un gallinero, porque es entonces cuando se vuelven agresivos.

Yo creo que las hormigas no se quitarán las bufandas. Cuestión de simple coquetería si saben que las están grabando :)

Mis comentaristas son la mar de salaos, y además estupendos. Si no fuera por ellos y por las muchas vueltas que me hacen darle al coco con sus comentarios, creo que hace tiempo que este blog habría cerrado.

¡Un besazo, generala!

Anónimo dijo...

anda anda búscate un buen pollón si puedes porque qué manera de perder el tiempo este blog