Es sabido que los hechos nunca hablan por sí solos. A los hechos -eso que ha pasado, eso que ha acontecido- hay más bien que hacerlos hablar, incluso forzarlos a hablar, dado que la verdad de eso que ha pasado siempre está sujeta a múltiples interpretaciones. Pero, por paradójico que resulte, no es menos cierto que también a las palabras hay que hacerlas hablar. Las palabras no hablan por sí solas. Parece que lo hacen, pero no es así. Y no sólo porque se encuentran igualmente sujetas a interpretación. También porque, en ocasiones, para que salga a la luz, lo que realmente quieren decir debe ser hurtado al silencio de lo no-dicho, a la retórica, a la ambigüedad o a la falta de claridad.
No era éste el post que tenía pensado colgar hoy. Pero ciertas palabras que muy recientemente han saltado a los medios me han animado a emprender, después de tanto tiempo sin hacerlo, un nuevo ejercicio de hermenéutica que, como ya sabréis, no es otra cosa que el arte de la interpretación. Razones: ante ciertas palabras, este ejercicio me parece estrictamente necesario. Pero, además, resulta que es un ejercicio que me entretiene y me divierte. Y no creo que haya nada malo en entregarme por un rato a este gozo y disfrute. ¿O tal vez sí?
Como supongo que ya habréis adivinado, esas palabras no son otras que las que copiaré a continuación:
"...reducido el sexo a simple entretenimiento, ¿qué sentido tiene mantener la violación en el Código Penal? ¿No debería equipararse a otras formas de agresión, como si, por ejemplo, obligáramos a alguien a divertirse durante algunos minutos? ¿Por qué tal disparidad de condenas?
No es demagogia. Hay movimientos recientes en esa dirección. En marzo, en una decisión sin precedentes, el Consejo de Ministros concedió un indulto parcial a un violador (...) Cuando se banaliza el sexo, se disocia de la procreación y se desvincula del matrimonio, deja de tener sentido la consideración de la violación como delito penal. Ése es el ambiente cultural en el que vivimos y, sin embargo, la inmensa mayoría de los españoles consideraría una aberración que se sacara la violación del Código Penal, aunque, a sólo cien metros, uno tuviera una farmacia donde comprar, sin receta, la pastillita que convierte las relaciones sexuales en simples actos para el gozo y el disfrute. Esa hipotética indignación es un motivo de esperanza, porque demuestra que la deshumanización de la sexualidad, que promueve el Gobierno, todavía no ha llegado a un punto de no retorno".
Para mí es obvio que, al contrario de lo que parece deducirse de algunos de los titulares que han lanzado a la prensa este texto, el redactor jefe de la revista del Arzobispado de Madrid no está en absoluto defendiendo la despenalización de la violación. Tan mentecato no podía ser el señor Rouco Varela al dar su aprobación a la publicación de este artículo. No. El Arzobispado, velando generosamente, cómo no, por los intereses no sólo de sus creyentes, sino de toda la sociedad española, está advirtiéndonos de uno de los graves peligros que corremos en este ambiente cultural, apoyado e impulsado por el Gobierno, en el que vivimos.
Ese grave peligro podría expresarse mediante un condicional como éste:
Si el Gobierno permite comprar sin receta la "pastillita" postcoital, entonces acabará despenalizando la violación.
La argumentación que, según entiendo el texto de la revista del Arzobispado, haría legítima la relación establecida entre las dos partes del condicional, podría ser la siguiente:
- Al permitir la compra sin receta de la "pastillita" postcoital, el Gobierno está convirtiendo las relaciones sexuales en "simples" actos para el gozo y el disfrute, en "simple" entretenimiento y diversión.
- Convertido todo acto sexual en un acto de diversión, la violación, que es un tipo de acto sexual cuya especificidad radica en que se obliga a alguien a realizar ese acto sexual, se convierte en un acto de diversión obligado.
- Obligar a alguien a divertirse no puede ser tan gravemente penado como lo es actualmente la violación.
- Por tanto, el Gobierno acabará despenalizando la violación.
Un indicio debe, además, llevarnos a confiar no sólo en la legitimidad de la relación causal establecida entre los dos miembros del condicional (si llueve, me mojo), sino también en su cumplimiento efectivo (está lloviendo, luego mejor abro el paraguas): el Gobierno ya ha empezado a caminar en esa dirección al conceder en marzo de este mismo año un indulto parcial a un violador.
Una consecuencia que se deriva palmariamente del condicional planteado: Si no queremos que el gobierno despenalice la violación, opongámonos a la compra sin receta de la "pastillita" postcoital.
Y una consecuencia más, no tan palmaria, pero igualmente derivable de lo anterior: Nadie que no sea un violador puede desear que se despenalice la violación. Por tanto, sólo los violadores pueden desear que se legalice la compra sin receta de la "pastillita" postcoital.
Vaya, me temo que este ejercicio de hermenéutica me ha llevado a descubrir que tengo alma de violador y a estas alturas de mi vida aún no me había dado cuenta. Será cuestión de buscar un psicoanalista o esperar a que el gobierno despenalice finalmente la violación para dar rienda suelta a esos impulsos hasta ahora ocultos. Pero tengo que reconocer que gracias a él me ha quedado todo mucho más claro. Y sobre todo me ha quedado mucho más claro por qué cuando lo leí por primera vez me pareció no sólo moralmente inadmisible, sino también racionalmente inaceptable.
La "pastillita" postcoital sólo sirve para evitar un posible riesgo de embarazo. Por fortuna, la "pastillita" de marras no lleva un chip incorporado que detecta cuándo el acto sexual fue "simple" cuestión de entretenimiento y así actuar sólo en esos casos. Las pastillas no juzgan las motivaciones que han dado lugar al hipotético proceso que pretenden interrumpir. Aquí la única instancia que juzga y además condena esas motivaciones es el Arzobispado. Porque ahora resulta que tener relaciones sexuales por el "simple" gozo y disfrute que proporcionan supone un acto de deshumanización de la sexualidad. Debe de ser que los señores arzobispos, estas reconocidísimas autoridades en materia de sexualidad y diversión, consideran que la sexualidad propiamente humana, la que nos distingue de la bruta sexualidad animal, es la que está exenta de todo elemento de gozo y disfrute. Cuánta contumacia alberga la antropología, siempre empeñada en decir lo contrario.
Así que, señoras y señores, hagan caso de nuestros arzobispos y eviten todo goce y disfrute, toda diversión y entretenimiento en sus relaciones sexuales, si no quieren verse deshumanizados y relegados a la condición de meras bestias. Por suerte, a mí todavía me quedará el gozo y disfrute, la diversión y el entretenimiento que me procuran estos ejercicios de hermenéutica. Al menos hasta que la Iglesia, esa gran amante de la libertad y la dignidad humanas que se atreve a concebir una violación como un acto de diversión obligado, no condene también, por deshumanizadora, esta inocente diversión intelectual.
No era éste el post que tenía pensado colgar hoy. Pero ciertas palabras que muy recientemente han saltado a los medios me han animado a emprender, después de tanto tiempo sin hacerlo, un nuevo ejercicio de hermenéutica que, como ya sabréis, no es otra cosa que el arte de la interpretación. Razones: ante ciertas palabras, este ejercicio me parece estrictamente necesario. Pero, además, resulta que es un ejercicio que me entretiene y me divierte. Y no creo que haya nada malo en entregarme por un rato a este gozo y disfrute. ¿O tal vez sí?
Como supongo que ya habréis adivinado, esas palabras no son otras que las que copiaré a continuación:
"...reducido el sexo a simple entretenimiento, ¿qué sentido tiene mantener la violación en el Código Penal? ¿No debería equipararse a otras formas de agresión, como si, por ejemplo, obligáramos a alguien a divertirse durante algunos minutos? ¿Por qué tal disparidad de condenas?
No es demagogia. Hay movimientos recientes en esa dirección. En marzo, en una decisión sin precedentes, el Consejo de Ministros concedió un indulto parcial a un violador (...) Cuando se banaliza el sexo, se disocia de la procreación y se desvincula del matrimonio, deja de tener sentido la consideración de la violación como delito penal. Ése es el ambiente cultural en el que vivimos y, sin embargo, la inmensa mayoría de los españoles consideraría una aberración que se sacara la violación del Código Penal, aunque, a sólo cien metros, uno tuviera una farmacia donde comprar, sin receta, la pastillita que convierte las relaciones sexuales en simples actos para el gozo y el disfrute. Esa hipotética indignación es un motivo de esperanza, porque demuestra que la deshumanización de la sexualidad, que promueve el Gobierno, todavía no ha llegado a un punto de no retorno".
Para mí es obvio que, al contrario de lo que parece deducirse de algunos de los titulares que han lanzado a la prensa este texto, el redactor jefe de la revista del Arzobispado de Madrid no está en absoluto defendiendo la despenalización de la violación. Tan mentecato no podía ser el señor Rouco Varela al dar su aprobación a la publicación de este artículo. No. El Arzobispado, velando generosamente, cómo no, por los intereses no sólo de sus creyentes, sino de toda la sociedad española, está advirtiéndonos de uno de los graves peligros que corremos en este ambiente cultural, apoyado e impulsado por el Gobierno, en el que vivimos.
Ese grave peligro podría expresarse mediante un condicional como éste:
Si el Gobierno permite comprar sin receta la "pastillita" postcoital, entonces acabará despenalizando la violación.
La argumentación que, según entiendo el texto de la revista del Arzobispado, haría legítima la relación establecida entre las dos partes del condicional, podría ser la siguiente:
- Al permitir la compra sin receta de la "pastillita" postcoital, el Gobierno está convirtiendo las relaciones sexuales en "simples" actos para el gozo y el disfrute, en "simple" entretenimiento y diversión.
- Convertido todo acto sexual en un acto de diversión, la violación, que es un tipo de acto sexual cuya especificidad radica en que se obliga a alguien a realizar ese acto sexual, se convierte en un acto de diversión obligado.
- Obligar a alguien a divertirse no puede ser tan gravemente penado como lo es actualmente la violación.
- Por tanto, el Gobierno acabará despenalizando la violación.
Un indicio debe, además, llevarnos a confiar no sólo en la legitimidad de la relación causal establecida entre los dos miembros del condicional (si llueve, me mojo), sino también en su cumplimiento efectivo (está lloviendo, luego mejor abro el paraguas): el Gobierno ya ha empezado a caminar en esa dirección al conceder en marzo de este mismo año un indulto parcial a un violador.
Una consecuencia que se deriva palmariamente del condicional planteado: Si no queremos que el gobierno despenalice la violación, opongámonos a la compra sin receta de la "pastillita" postcoital.
Y una consecuencia más, no tan palmaria, pero igualmente derivable de lo anterior: Nadie que no sea un violador puede desear que se despenalice la violación. Por tanto, sólo los violadores pueden desear que se legalice la compra sin receta de la "pastillita" postcoital.
Vaya, me temo que este ejercicio de hermenéutica me ha llevado a descubrir que tengo alma de violador y a estas alturas de mi vida aún no me había dado cuenta. Será cuestión de buscar un psicoanalista o esperar a que el gobierno despenalice finalmente la violación para dar rienda suelta a esos impulsos hasta ahora ocultos. Pero tengo que reconocer que gracias a él me ha quedado todo mucho más claro. Y sobre todo me ha quedado mucho más claro por qué cuando lo leí por primera vez me pareció no sólo moralmente inadmisible, sino también racionalmente inaceptable.
La "pastillita" postcoital sólo sirve para evitar un posible riesgo de embarazo. Por fortuna, la "pastillita" de marras no lleva un chip incorporado que detecta cuándo el acto sexual fue "simple" cuestión de entretenimiento y así actuar sólo en esos casos. Las pastillas no juzgan las motivaciones que han dado lugar al hipotético proceso que pretenden interrumpir. Aquí la única instancia que juzga y además condena esas motivaciones es el Arzobispado. Porque ahora resulta que tener relaciones sexuales por el "simple" gozo y disfrute que proporcionan supone un acto de deshumanización de la sexualidad. Debe de ser que los señores arzobispos, estas reconocidísimas autoridades en materia de sexualidad y diversión, consideran que la sexualidad propiamente humana, la que nos distingue de la bruta sexualidad animal, es la que está exenta de todo elemento de gozo y disfrute. Cuánta contumacia alberga la antropología, siempre empeñada en decir lo contrario.
Así que, señoras y señores, hagan caso de nuestros arzobispos y eviten todo goce y disfrute, toda diversión y entretenimiento en sus relaciones sexuales, si no quieren verse deshumanizados y relegados a la condición de meras bestias. Por suerte, a mí todavía me quedará el gozo y disfrute, la diversión y el entretenimiento que me procuran estos ejercicios de hermenéutica. Al menos hasta que la Iglesia, esa gran amante de la libertad y la dignidad humanas que se atreve a concebir una violación como un acto de diversión obligado, no condene también, por deshumanizadora, esta inocente diversión intelectual.
25 comentarios:
No estaba al corriente de los sorprendentes razonamientos del arzobispado.
En principio cada uno puede decir lo que quiera. Por ejemplo, los anuncios de los cereales Special K prometen adelgazamiento y una figura ideal. Esto es una gran exageración pero *algo* hay de cierto. Si los anuncios de cereales se basaran en hechos completa y totalmente falsos, supongo que les harían cambiarlos.
Si este silogismo arzobispal estuviera firmado por mi vecino, no le hubiéramos hecho ningún caso ¿cual es el fundamento de la autoridad que emana del arzobispado?
Ellos insisten en que el Hijo de Dios les dijo que sobre esta piedra etc, etc.
Yo le diría: Sr. Rouco, tiene vd. 24 horas para hacer un milagro. No hace falta que sea muy grande: una buena levitación, por ejemplo, ya serviría como señal de que la omnipotencia divina respalda sus palabras. O algo más original: que las estrellas del cielo escriban "Rouco", formando una nueva constalación, por decir otro.
En caso contrario, le haremos cambiar los anuncios de cereales.
Antígona, leer textos de la iglesia da miedo.
Pero a mí me da más miedo pensar que la prensa de la iglesia cae en manos de mi padre y, por venir de donde viene, él pone el espíritu crítico en off y milita. Lo dicho, miedo.
Mmmmm... eso es quedarse a medias. Habría que perseguir penalmente a quien se resista a mantener relacciones sexuales. Es muy egoista y muy poco solidario privar del placer a terceras personas. Es como si alguien me pregunta la hora por la calle, y yo le niego la respuesta sólo porque me resulta antipático. De hecho, en situaciones bélicas, esas donde todos sacamos lo mejor de nosotros mismos, ya es muy habitual ejecutar a quien se resiste (bueno, y a quien no también). Yo restablecería la bonita costumbre medieval del cepo, para dejar a merced de qualquiera, con las posaderas al aire, a quien se niege a satisfacer a un tercero. Sólo de pensarlo me horrorizo. Que egoismo, por Dios.
Sorprendentes y delirantes, Frikosal.
¿Cada uno puede decir lo que quiera? En principio, sí. Pero sólo en principio. Porque resulta que ciertos actos lingüísticos, verbales, como son la amenaza o la difamación, pueden ser delito. Y dado que ciertos actos lingüísticos pueden ser penados por suponer una amenaza a otras personas, no veo por qué no habría de meterse al Papa en la cárcel tras decir que los preservativos contribuyen a la propagación del SIDA, por delito contra la salud pública o atentado contra la humanidad.
Sé que este caso no es comparable al de las palabras que he querido analizar. Y, sin embargo, ¿qué podría sentir al oírlas alguien que hubiera sido víctima de una violación? Como digo en el post, la Iglesia sólo utiliza la odiosa y degenerada identificación de “diversión obligatoria” y violación para atacar al gobierno. Pero el hecho de que, con las intenciones que sea, hayan sido capaces de establecer tal identificación me parece una falta de respeto intolerable hacia quienes hayan podido ser víctimas de semejante delito. Fruto, no me cabe la menor duda, de mentes perversas y enfermas que se atreven a desdibujar las fronteras existentes entre un acto sexual consentido y una agresión sexual.
La autoridad del arzobispado, como la de cualquier forma de autoridad, no emana tanto de un fundamento trascendente como del reconocimiento que la sociedad quiera concederles o no. Declaraciones como ésta no pueden, en el fondo, sino minar la autoridad moral que pretenden ejercer sobre sus fieles y sobre el conjunto de la sociedad. Pero lo más sorprendente de todo es que el Gobierno siga consintiendo que instituciones capaces de firmar tales artículos se sostengan con los impuestos de todos y se hagan cargo de la educación.
Un saludo y bienvenido a esta casa.
Da mucho miedo, Gato, claro que sí. Y sobre todo, como dices, por la influencia que puedan ejercer sobre quien aún confía en el criterio moral de la Iglesia.
Me gustaría pensar que artículos como éste también pueden contribuir a debilitar o a destruir esa confianza. Pero tengo igualmente claro que hay ciertos grados de militancia absolutamente incompatibles con el espíritu crítico y con la razón. No creo que esas formas de militancia se den entre tantos fieles como a veces parece desprenderse de los medios. Pero, como le decía a Frikosal, lo que me parece de juzgado de guardia es el poder que aún sigue teniendo la Iglesia en terrenos tan importantes como el de la educación.
Un beso
-----------
Bueno, Dersu, si te parece le mandamos tu propuesta al redactor jefe de la Revista del Arzobispado, para que la utilice en un nuevo ataque al gobierno en su próximo número. Estoy segura de que le iba a parecer excelente. Cuando un gobierno toma medidas que deshumanizan la sexualidad, se puede esperar de él cualquier cosa. Como que enseñen a leer a los niños con el “Justine” de Sade o que les pongan en la clase de Educación para la Ciudadanía “Saló” de Pasolini.
Un beso
Pues no te extrañes, Antígona, que salgan con una nueva majadería, acostumbrados estamos ya a esos desplantes y salidas de tono de las criaturitas celestiales. Yo abogaría por denunciar ante un juzgado de guardia al firmante de ese despropósito, por farfullero y siniestro. Y puestos a denunciar, también denunciaría la escasita moralidad de los que se proclaman máxima autoridad del asunto pues ante hechos como el de Ontaneda, o muchas instituciones irlandesas destapadas recientemente, han cerrado la boca por los siglos de los siglos y sólo la abrieron para alabar el coraje de los curas pederastas confesos. Y también por soportar fotografías del angelito marcial maciel al lado del pontífice Juan Pablo, ambos con caras de haber visto a dios diez minutos antes. Y también por no cooperar con la sociedad para ayudar a la prevención contra el sida en África (sólo una palabra tuya bastará para sanarme).
Y encima siguen educando (?)y pidiendo dinero y manejando un patrimonio de órdago y atrincherados debajo de sus faldas y sus carros blindados.
Qué lerdos que con tantos asuntos donde podrían meter baza y ganarse de camino la estampita de la santidad que se colgaron ellos solos la emprendan siempre con los bajos.
Nada, que no hay que disfrutar y ser libres, sólo sufrir y tener miedo para sentarse al lado del altísimo y aburrirse como una ostra.
Me ponen de los nervios.
Un besote
Desde luego que es una barbaridad que para muchas personas debe resultar personalmente ofensiva.
Pero suponte por un momento que realmente Dios existiera y que ellos fueran sus únicos y legítimos representantes en la tierra. Entonces, la forma más sensata de gobierno (para evitar en la medida de lo posible el infierno) sería una teocracia mundial a las órdenes de Roma. Esto, que es totalmente opuesto a la democracia, es lo que ellos quisieran.
Por eso creo que la cuestión de donde emana su autoridad creo que es muy relevante y no debe dejarse de lado. Ni decir que emana de la sociedad, por que eso no es lo que ellos sostienen.
No me extrañaría, Ichiara, desde luego que no. El delirio de los representantes de la Iglesia en nuestro país es tal, como se viene demostrando en los últimos tiempos, que a día de hoy puedo imaginarme las mayores barbaridades emergiendo de sus bocas o de sus plumas. Lo cual no quiere decir que no me sigan indignando, por su supina arrogancia, por su desfachatez, por su falta de respeto a las libertades del individuo y, sobre todo, por su absoluta falta de esa “humanidad” que según ellos este nuestro gobierno se empeña en dinamitar. Francamente, que este artículo haya salido justo cuando se ha destapado todo el tema de los abusos sexuales en Irlanda denota una ausencia de autoconciencia de la Iglesia que raya prácticamente en la demencia. Pero, ¿cómo se atreve este señor a decir lo que dice? Porque lo primero que habría que preguntarle es si esa deshumanización de la sexualidad que atribuyen al gobierno no habría que atribuírsela antes a la conducta aberrante de los curas y monjas que han cometidos abusos sexuales. Si la Iglesia será capaz de bendecir estos contactos sexuales, no conducentes en su mayoría a feto alguno, porque a lo mejor responden a alguna finalidad de origen divino que a nosotros, pobres criaturas terrenas, se nos escapa. Si no ven vestigio alguno de esa diversión, entretenimiento o disfrute que tanto condenan en tales curas y monjas degenerados. Pero no, ya se sabe, para ellos siempre ha regido una doble moral. Yo me permito juzgar la vida de todos pero, para con la vida de nuestra institución y todo lo que en ella acontece, exijo el máximo respecto, que para eso somos los representantes de dios en la tierra. Para vomitar, vamos.
El problema no es, sin embargo, lo que esta horda de fanáticos se permita decir o hacer. A fin de cuentas, mentes obtusas, obcecadas o calenturientas las hay por todas partes. El problema es que no se les quite ya de una vez por todas el poder que vienen ejerciendo desde tiempos inmemoriales. Porque yo espero que el Estado me proteja de cualquier posible amenaza contra mi persona. Para eso, dicho en términos hobbesianos, consiento que disponga el monopolio de la violencia. ¿Cómo no voy a esperar entonces que me proteja de una panda de extremistas que continuamente atentan con sus discursos contra mi libertad y mi dignidad como persona? Pues no, va a resultar que mejor esperar sentada porque no hay visos de que su poder se vea mermado. Pues genial. Yo me hago francesa, o alemana, o yo lo que sea, antes que reconocerme en este cochino país.
Que siempre la emprendan con los bajos es comprensible. Voto de castidad y represión son lo mismo, y ya sabemos desde Freud cuáles son las consecuencias de la represión. Algo que además explicaría la abundancia de casos de pederastia entre sus filas. Ahora, lo que más me molesta es que se atrevan a pontificar justamente sobre aquello que, por su condición religiosa, se han negado a conocer. Los que banalizan el sexo son ellos, para quienes sólo existe esta disyuntiva: o follar por “simple” entretenimiento, o follar para tener hijos. Nada más. Los que desconocen absolutamente la condición humana y por tanto no deberían ni osar pronunciar la palabra deshumanización son ellos, que para eso pretenden ser más divinos que humanos.
Y si a ti te ponen de los nervios, no veas cómo me estoy yo encendiendo mientras le doy a la tecla, así que me voy a parar aquí, que a este paso voy a acabar directamente arrojada a las llamas del infierno ;)
¡Besos!
Frikosal, tal vez no me he explicado bien o no me he explicado lo suficientemente. En absoluto quería negar la importancia de la cuestión del fundamento de su autoridad, sino tan sólo recalcar cómo, en última instancia, la prevalencia de cualquier forma de autoridad depende de su reconocimiento por parte de aquellos que se someten a ella.
Para mí la cuestión es que, aun cuando dios existiera, los humanos estamos incapacitados para saber de su existencia. De manera que las cuestiones religiosas sólo pueden ser cuestión de fe. O tengo fe en que dios existe, precisamente porque no puedo saberlo –de lo contrario, ¿qué mérito tendría creer?; si se pudiera demostrar que dios existe, quien no creyera en él sería sencillamente tonto, como quien no quisiera “creer” que dos y dos son cuatro- o no la tengo. Y, por tanto, debe ser igualmente cuestión de fe el creer o confiar en que la autoridad de la Iglesia emana directamente de dios. De manera que el problema de cuánta autoridad tiene la Iglesia depende estrictamente de la cantidad de fieles dispuestos a creer que, en efecto, deben respetar esa autoridad porque tiene un origen divino. Sin creyentes, simplemente no hay Iglesia ni autoridad. Y me temo que lo que no tolera a día de hoy la Iglesia y lo que hay detrás de su fanatismo es que su autoridad se vea cuestionada por una masa social que, o bien ha dejado de creer en ella, o no cree en dios, o cree en un dios que poco tiene que ver con sus doctrinas.
Lo que ellos sostengan da en el fondo lo mismo. Es cierto que la religión cuenta siempre con la ventaja de encontrar una especial predisposición en la gente a creer en cualquier cosa que les prometa la posibilidad de salvarse de las garras de la muerte. Pero, por un lado, no puede olvidarse que la Iglesia católica no es más que una institución entre otras que promete lo que también esas otras prometen. De manera que si, en este país, aún mantienen el reconocimiento de quienes tienen fe en ellos y apuntalan así su autoridad, es por la tradición secular que les avala y por los medios de influencia social –insisto, fundamentalmente la educación- que siguen acaparando.
Dales tiempo, Antígona, dales tiempo... y dentro de nada, en cuanto se enteren, te lanzarán a la hoguera.
Qué fijación por la zona pélvica (leí el otro día)... hay algo obsceno en ello, en esa mirada que ponen, en ese punto de mira constante.
Y como siempre dije: más follar y menos joder, señores míos. Y las féminas con más razón, con esa capacidad que dios no dio para el multiorgasmo!
Disculpa mi humor, es que ante sus gilipolleces hace mucho que opté por el más puro jolgorio. No me entra en la cabeza tanto obtuso y tan campante...
Besos gozosos!!!
Esta vez tengo sólo una cosa muy breve por decir: la iglesia me tiene las pelotas llenas.
Bueno, en el caso de que tuviera pelotas.
Creo que la idea se entiende igual.
Un abrazo, Antígona.
Bueno, yo creo que como prueba de demostración práctica del divertimento que supone la violación, deberíamos designar una docena de fornidos gays de penes enormes que sodomicen, con alegría, a monseñor Rouco Varela a la salida de algún acto. Podríamos hacer fotos, para ilustrar el próximo editorial de su sesuda revista. Ya que la Conferencia Episcopal tuvo tanto éxito en su manifestación homófoba con el slogan “la familia imposta”, propongo crear un logotipo con alguna de esas fotos, en la que se lea la leyenda “el tamaño también importa”. A mí me parece divertidísimo, y bastante más sutil que el artículo de marras. Y además, Rouco puede hacerse esas divertidísimas fotos sin problema, ya que no es pecado ser víctima de una violación: sólo si se queda embarazada la victima ¡En este caso la pecadora es ella si decide abortar!
En fin, discúlpeme, doctora Antígona, pero es que este Imperio del Mal que representa esta teología práctica a la española me saca de mis casillas.
Su ejercicio de hermenéutica no tiene desperdicio y deja muy claro el auténtico problema que la sociedad tiene con esta Institución: su lucha por deshumanizar a los humanos.
Besos, Antígona!
Psiquiatras, jueces, y ahora obispos, tienen en general un comportamiento social muy poco humano. Pensaría uno que son de uno de esos materiales que aprendíamos con Franco en clase de pretecnología. materiales; plásticos "termoplásticos", que tenían la propiedad de aceptar deformaciones temporales para luego recuperar la forma a la mínima aplicación de un poco de calor...
Más miedo me da lo que he descubierto siguiendo el enlace del arzobispado que añadías al post:
Alfayomega, que enlaza con planalfa, servidor de información de las instituciones católicas del país y entonces he recordado que mi amigo obispo, tenía una dirección de correo que decía algo asi como: elObispoAmigodeHuelladeperro@planalfa.es y entonces me acuerdo de la editorial "pentalfa", vinculada tanto a la universidad de Oviedo como a la Iglesia Católica, y me entra miedo. No seráz todo esto un plan.......
Ay Antígona¿y qué podíamos esperar? ¿¿acaso era previsible que concibieran el sexo cómo una práctica placentera y no meramente un medio de reproducción sexual?? aquí cada vez son más los que se alzan padres y madres y saben mejor que nadie,qué nos conviene y qué nos deja que convenir como el Ayuntamiento de Tossa de Mar que se ha propuesto multar a quienes mantengan relaciones sexuales en la playa,o beban o celebren despedidas de solter@.El caso es que siempre hay una autoridad religiosa o civil que somete al ciudadano bajo las irreprochables intenciones del civismo o la convivencia.A este paso,acabaremos todos como corderitos alienados,cívicos,sonrientes e idiotas.
1 abrazo
Pues espero que no se enteren, niña Margot, que yo, de tener que morir ajusticiada, no soy, como Krahe, de las que preferiría la hoguera, por más que me guste su canción ;)
La fijación, como le decía a Ichiara, no puede ser sino fruto de su propio voto de castidad, que les lleva a mantener una actitud esquizofrénica: por un lado, negación feroz del sexo, en armonía con su voto, y visión del mismo como el máximo peligro social a controlar; del otro, absoluto descontrol de sus reprimidos impulsos sexuales en prácticas aberrantes como la pederastia. Que no puede ser tan casual que los casos de abusos a menores sean tan elevados en instituciones religiosas. No entiendo cómo aún hay padres y madres que se atreven a meter a sus niños en colegios religiosos. Los que los regentan deberían ser considerados un colectivo de alto riesgo de comisión de tales delitos sexuales.
Mucho más inteligentes fueron los protestantes al acabar con el voto y así librarse de este tipo de problemas.
Y no hay nada que disculpar, Margot, también yo creo que un buen antídoto contra la bilis que me sube por la garganta cada vez que leo cosas como ésta es tratar de ver su lado más grotesco y ridículo y descojonarse de ellas. De lo contrario, ¡voy a acabar con una úlcera!
Besos risueños!
---------------
La idea se entiende perfectamente, Arcángel, aunque no tengas pelotas ;)
Pero me alegra que lo digas especialmente tú, que en otras ocasiones te has manifestado como creyente. Me alegra ver que cada día hay más gente que, pese a creer en dios, contempla a la Iglesia con la misma distancia y hartazgo como quienes no creemos. Declaraciones como ésta deberían herir y provocar la indignación de cualquiera, con independencia de su fe o falta de de. Porque se trata de una cuestión de mera humanidad.
Un beso
Doctor Lagarto, me parece estupenda la prueba de demostración práctica que propone y la suscribo totalmente. Aunque, además de Rouco Varela, la haría extensiva a bastantes más miembros de la institución, incluido, por supuesto, el Redactor Jefe de Alfa y Omega. ¿No íbamos a dejar que sólo se divirtiera monseñor, no? Creo que la prueba tendría más validez si fueran varios los divertidos por medio de esta estrategia y luego pudieran contar al mundo cuánta diversión, cuánto gozo y disfrute han experimentado mientras estaban siendo violados. Propongo además que elaboremos un documento y nos dediquemos a recoger firmas para que la demostración se lleve a cabo, tal y como suelen hacer las asociaciones proVida para demostrar cuánta gente está en contra de leyes como la del aborto. No me cabe la menor duda de que recogeríamos muchas más.
Nada que disculpar a usted tampoco, doctor Lagarto. Como le decía a Margot, sólo con humor puede convivirse con declaraciones de esta índole sin dejarse aniquilar por la rabia. Y estoy de acuerdo con su valoración: son el Imperio del Mal, aun cuando hayan dejado de torturar con potros de castigo y quemar en la hoguera como en los tiempos de la Inquisición. Lo que no ha terminado es su pretensión de torturar las conciencias de quienes pretenden hacer un uso libre de su sexualidad o las que quienes desean ejercer su derecho a interrumpir un embarazo no deseado.
Para mí, el ataque contra el ser humano que practican es más que evidente. Lo que más me indigna es que además se erijan en portadores de la única Verdad posible sobre lo que es un ser humano, y sobre lo que, en función de eso que es, debe ser o no se puede tolerar. Me indigna porque en función de ese Ideal se permiten los más graves atropellos contra la libertad y la dignidad de las personas y lo que en el fondo demuestran es un absoluto desprecio y una absoluta falta de amor hacia el ser humano. ¿O acaso le importan algo a Ratzinger todas las personas que a partir de sus declaraciones puedan contraer el SIDA? No, no le importan una mierda.
¡Un beso, doctor Lagarto!
Muy poco humano, Huelladeperro, desde la perspectiva de eso que llamamos la “humanidad” de alguien, su capacidad de empatizar con y ponerse en el lugar del prójimo. Pero yo creo que muy humano si contemplamos su comportamiento desde la óptica del control social y del poder. Porque a mi juicio no otra se esconde tras declaraciones como ésta: seguir ejerciendo un control sobre las conciencias de la gente que alcance a los lugares más sagrados de su intimidad y su libertad personal, como es en este caso la sexualidad; seguir siendo esa “voz de la conciencia” que prohíbe y condena lo que, por encima de todo, debería ser un ámbito de elección personal en el que nadie, absolutamente nadie, tuviera derecho a interferir. Eso es lo que se garantizan mediante el control que aún mantienen de la educación: inculcar, en el momento de nuestras vidas en que más influenciables somos, la noción del pecado y de que ninguna intimidad es posible porque el ojo de dios todo lo ve. ¿Se puede concebir un mejor guardián, un mejor policía, que el que habita dentro de uno mismo?
He mirado el enlace que has puesto y sí, miedo dan, justamente por lo que acabo de decir de su poder en el ámbito educativo. Sin embargo, me temo que aquí el problema no es tanto de ellos como de quienes permiten que aún sigan ostentando ese poder. Su naturaleza es por definición expansionista, igual que un cáncer tiende a la metástasis. Por tanto, la solución ha de pasar por los límites que se fijen a esa expansión, unos límites que deben provenir de la decisión política. Pero por desgracia, parece que en este país ni tan siquiera aquellos de los que cabría esperar la implantación de esos límites que fueran disminuyendo su poder se atreven a desbancarlos de la posición que ocupan. Y mientras el cáncer sigue extendiéndose gracias a la proliferación de colegios concertados y universidades católicas.
Un beso
-----------
Bueno, Troyana, aunque fuera previsible, a mí me sigue pareciendo un insulto a la condición humana el convertir el sexo fuera del matrimonio, y sólo por el mero hecho de quedar fuera del matrimonio, en “simple” entretenimiento. Porque lo que entonces están diciendo estos señores es que exclusivamente dentro del matrimonio cabe, por ejemplo, el sexo como expresión de amor. Ese “simple” que he entrecomillado continuamente en el post es la prueba de la propia simpleza de quienes lo utilizan. Hay que tener un profundo desconocimiento de la naturaleza humana, precisamente aquel del que hacen gala estos “simples”, o sencillamente ser muy obtuso, para no reconocer que el sexo, además de un mero ejercicio de entretenimiento, puede ser muchas otras cosas. Y más insulto aún me parece, fruto de mentes que no puedo calificar más que de abyectas, la ligereza con que se han permitido proyectar la imagen de una violación como un acto de diversión obligado. Francamente, no creo que ninguna autoridad civil tuviera la desfachatez de dictar normas de conducta basadas sobre premisas tan falseadoras de la realidad, y tan deshumanizadoras, como las que emergen de la doctrina católica. Es más, ahora mismo la sociedad civil aspira a que su libertad con respecto al aborto se amplíe y son estos mamarrachos los que, y nunca mejor dicho, están poniendo el grito en el cielo.
Un beso y un abrazo
Acojonante, si no lo leo, no lo creo. Es otra dimensión, lo de la iglesia. Sus putos católicos follan igual, y les viene de puta madre la pastilla de los cojones, que seguro evitará muchos embarazos no deseados entre católicos y no católicos. Es de risa... y atemoriza, lo de asociar la violación con la pastilla. No tienen argumentos, no juegan en la misma partida que los mortales, no tienen ni puta idea.
En fin... yo es que ya no puedo mas con todos estos que van de cristianos y luego la clavan así... Y se supone que son los mensajeros de Dios... Dios sólo querría cosas buenas para los que luchamos a diario con la vida, así que como yo ya desvinculé a Dios de la iglesia hace mucho tiempo. Voy a pasar de estos petardos, y a pensar en que lo de la pastilla está pero qué muy bien, y que el que goce como un cabrón sin amor, o el que goce con amor y esté casado, o su puta madre que goce como le de la gana, estará siempre de puta madre, porque de lo que se trata es de no cortarnos las alas, y punto. Y la pastilla, sin receta, la verdad, me parece una medida alucinante contra muchos casos en los que no puede cursarse el embarazo por motivos obvios, y dignos de ser escuchados.
Un beso fuerte, de verdad que yo ya alucino tanto... que en fin, que eso, que paso ya de todo esto.
Y tu lo has contado como siempre, de putísima madre, eres tu mas emisaria de ese dios que hablan ellos que ellos mismos.
Así es, hermosa¡
BSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
Es que creo que la Iglesia no tiene nada que ver con Cristo y sus ideas.
:)
Un beso a vos también.
Antígona,
permíteme que precise,pero bien es sabido que NO TODA LA SOCIEDAD CIVIL "aspira a que su libertad con respecto al aborto se amplíe",porque en sociedad civil caben todos los Ayuntamientos con sus concejales/as y Consellerías,Juntas,Diputaciones...y no todos son del mismo signo,ni todos defienden las mismas posturas en torno al aborto,como se puede ver tras todas las reacciones suscitadas al pretender ampliar este derecho que concierne por encima de todo, a la mujer.
Así que mamarrachos,hay muchos:civiles,también.;)
bsos pa ti
A eso, Delirium, y por decirlo con un término suave, se le llama hipocresía, doble moral, o doble rasero, algo que parece ir con la institución eclesiástica misma y que por desgracia se ha contagiado a muchos de sus fieles. Aún recuerdo un cuento que leí de niña en el colegio en el que un arzobispo, que se las daba de austero y penitente, pretendía ser “engañado” por su cocinero para éste le hiciera pasar ricos guisos de pollo por guisos de garbanzos y habichuelas. No sé cómo nos lo dejaron leer, con lo catolicorro que era mi colegio. ¡Deberían habérnoslo censurado!
La Iglesia es una institución edificada sobre la negación del goce y el disfrute y por lo visto no está dispuesta a dejar de serlo. Pero últimamente está sobrepasando ciertos límites que empiezan a resultar intolerables. Oía en la radio hace poco cómo uno de sus representantes se extrañaba de que ningún intelectual católico hubiera arremetido contra una asignatura programada por el Psoe y que ya se imparte en los institutos llamada “Ciencias del mundo contemporáneo”, a su juicio mucho más peligrosa que la tan traída y llevada “Educación para la ciudadanía”. Y ¿por qué? Porque en ella se habla de Darwin, de la teoría de la evolución, del genoma humano… Porque en ella, decía tal representante, se habla “de lo que es el conocer, de lo que es el ser humano”… ¿Qué pasa? ¿Que ahora va a resultar que sólo la Iglesia tiene la autoridad suficiente para decir qué es el conocimiento o qué es el ser humano? Que la Iglesia siempre anduvo en confrontación con el progreso científico es un hecho incontestable. Pero, francamente, yo, ingenua de mí, creí que a estas alturas, ciertas discusiones del pasado ya estaban superadas. Si les dejáramos, esta gente volvía a instaurar las quemas de libros y a quemar en la hoguera a cualquiera que se atreviera a ir contra su doctrina. Demencial, vamos.
En cuanto a la pastilla, qué quieres que te diga, a mí también me parece bien que se pongan todas las facilidades para evitar un embarazo no deseado o un posterior aborto ante éste. Máxime cuando su venta sin receta es legal desde hace tiempo en otros países y aún no se ha dado el caso de ninguna víctima de un uso irresponsable de la pastilla como método anticonceptivo que uno utilizara igual que un preservativo. Que los adolescentes son gilipollas, pero no tanto. Pero esto a ellos les trae en el fondo sin cuidado. De lo que se trata es de que la gente no folle y punto, si no es para tener hijos.
Ay, Delirium, pero no me pongas a mí en el papel de emisaria de dios que me da algo. Dejémoslo, si acaso, en defensora de un concepto de humanidad que ellos pisotean a cada paso que dan.
Un besazo, guapa!
Así es, Arcángel, pero no todo el mundo es tan inteligente y crítico como tú como para ser capaz de separar ambas cosas. Lástima, mucha lástima me dan en el fondo.
Otro beso!
------------
Tienes razón, Troyana, tal vez me he expresado mal. Lo que quería decir es que la sociedad civil es un ámbito donde cabe la pluralidad de opiniones y donde, hoy por hoy, al menos en esta nuestra sociedad, se observan tendencias que hubieran sido impensables hace no tanto tiempo, precisamente por el dominio que la Iglesia ejercía sobre ella. Y creo que esto es lo que no soporta la Iglesia de este país. Sentir cómo su dominio sobre las conciencias y la moral ya no es lo que era.
En cuanto a esos Ayuntamientos, Consejerías, Diputaciones que nombras, la verdad es que no tengo tan claro que no estén utilizando los argumentos de la Iglesia simplemente como arma política contra el PSOE sin, en el fondo, estar plenamente de acuerdo con ellos. Me ha llegado la noticia de que Rajoy hizo sacar de un mitin o de una conferencia que estaba dando, no sé muy bien, a un grupo de representantes de una asociación proVida. Lo cual significaría que tampoco él desea que le identifiquen con esos dementes. Creo, sinceramente, que la sociedad civil es mucho más liberal y progresista de lo que la relevancia que se da en los medios a estas manifestaciones fanáticas proyecta como imagen de esta sociedad.
Más besos!
AY, es que hablas tan bien... que lo pareces. Vamos a decir que emisaria de la justicia, y la verdad, ok?¿
UN BESAZO Y BUEN WEEKEND, PRECIOSA, MERECIDO ENTERO PARA TI¡¡¡¡¡¡¡
Antígona,mira que me extraña que Rajoy hiciera salir a esa agrupación proVida,no tengo tan claro que no comulguen con buena parte de su doctrina,y en cuanto a que la sociedad sea más liberal o más progresista que lo que hacen notar los medios,pues no sé,o estoy un poco descreída o tú estás de un optimismo envidiable.Ojalá se trate de un episodio temporal mío de poca fe y ojalá,tengas tú toda la razón.lo deseo,de corazón.
besos pa ti
Al igual que me negaría a discutir sobre literatura con un analfabeto me niego a discutir de sexualidad con los señores de la Santa Madre Iglesia, que no son más que una banda de reprimidos sexuales cuyo criterio en ésta, y en otras muchas materias, no merece hacerme perder ni un nanosegundo de mi preciosa vida.
De la misma manera que los razonamientos del tonto del pueblo solo sirven para que sus vecinos se partan el ojete, los rpseudo-azonamientos de los obispos solo deben servir para hacer mofa, befa y escarnio de semejantes pseudo-hombres.
¿Cómo puede ni tan siquiera intuir alguien que, en teoría, no ha mantenido nunca relaciones sexuales, cual es es el propósito último que nos mueve a mantenerlas?
Estoy seguro de que, incluso dentro de un matrimonio católico ejemplar, cada uno de los cónyuges al practicar el sexo tiene un motivo diferente para hacerlo: procreación, expresión de amor, instinto animal, descarga de tensiones, reconciliación, ruitina, deber conyugal, ... Los motivos pueden ser infinitos, tantos como la combinación de personas y circunstancias.
Pero resulta que estos castos señores se autoproclaman como poseedores de la VERDAD ÚNICA y el resto corremos a posicionarnos a favor o en contra. ¡Pues yo no pienso entrar en su juego!.
Los obispos como el resto de las personas tienen sus propuias opiniones, pero para mí están dentro de ese grupo mayoritario de gente cuyas opiniones me importan un bledo.
He dicho. ¡Ufff, me ha salido del tirón! Voy a corregir las faltas de ortografía...
Un beso
Publicar un comentario