viernes, 8 de febrero de 2008

Hermenéutica


Por hermenéutica se entiende en general el arte de la interpretación de textos. Entre otras muchas razones, el texto constituye por excelencia el objeto a interpretar porque en la construcción y posterior desciframiento de su sentido confluyen toda una compleja trama de niveles de significado no siempre fácilmente identificables sin un análisis detallado de los elementos expresivos que lo componen.

Hoy os propongo que hagáis conmigo un pequeño ejercicio de hermenéutica. El objeto que he escogido es la "Nota de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española ante las Elecciones Generales de 2008". El motivo: creo que vale la pena detenerse en algunas de las formulaciones empleadas en él por nuestros obispos para analizar qué es lo que se destila del mismo en lo relativo a la función que la Iglesia católica aspira a ejercer en este país. El texto completo, que daría para una reflexión mucho más exhaustiva que la que haré, lo podéis consultar aquí.

Resulta que nuestros obispos quieren ofrecer a los católicos y a todos aquellos que deseen escucharlos algunas consideraciones "que estimulen el ejercicio responsable del voto", ya que creen tener "la obligación y el derecho de orientar el discernimiento moral" en la toma decisiones que "han de contribuir al pleno reconocimiento de los derechos fundamentales de todos y a la promoción del bien común". Resulta que debemos entender, por tanto, que, según los obispos, hay un voto responsable y otro irresponsable. Ello depende de las implicaciones morales contenidas en el hecho mismo de votar a un partido u otro. Pero no temamos: los obispos saben cuál es el voto responsable -de lo contrario, no podrían estimularlo-, porque desde su profundo conocimiento de la moral pueden ayudarnos a discernir entre lo bueno y lo malo. Y no sólo entre lo bueno y lo malo para los católicos, no, sino entre lo bueno y lo malo para todos. Estupendo. ¿Será que ha llegado la hora de reconocer que los que carecemos de toda creencia católica nos hallamos sumidos en la más terrible desorientación para emitir juicios morales? ¿Será que no existen principios morales fuera del ámbito de la religión, de manera que, desligados de ella, siempre corremos el riesgo de discernir erróneamente entre el bien y el mal?

Pero los obispos no quieren imponer a nadie su manera de ver las cosas, sino sólo, aclaran, "proponerla libremente" para colaborar en la consolidación de la "auténtica tolerancia". Ajá. Debe de haber entonces una tolerancia inauténtica que amenaza con propagarse si no permitimos que los obispos expresen y propongan libremente sus ideas. Del mismo modo, de la afirmación de que
"la calidad y la exigencia moral de los ciudadanos en el ejercicio de su voto es el mejor medio para mantener el vigor y la autenticidad de las instituciones democráticas" se deriva claramente la existencia de una democracia inauténtica. ¡Qué infamia! Menos mal que los obispos saben cuál es el voto moralmente responsable porque saben qué es lo auténtico y lo inauténtico en lo que a tolerancia y democracia se refiere. Lo habrán aprendido reflexionando sobre el orden jerárquico de su propia institución, ¿no?

Los obispos nos advierten además de que "no se debe confundir la condición de aconfesionalidad o laicidad del Estado con la desvinculación moral y la exención de obligaciones morales objetivas". Vaya. Me pregunto quién será el mentecato que ha venido confundiendo ambas cosas hasta ahora. ¿Quieren decirnos de nuevo que sin la sabia guía de la Iglesia nos hallamos en constante peligro de caer por el precipicio de la inmoralidad? Pero no, no seamos injustos con los obispos. Porque, según especifican, ellos no exigen "que los gobernantes se sometan a los criterios de la moral católica", sino únicamente "que se atengan al denominador común de la moral fundada en la recta razón". Obvio: no habíamos contado tampoco con la existencia de una razón recta y una razón desviada. Y también en este caso los obispos parecen conocer perfectamente la distinción entre una y otra. ¿Quizás porque su moral católica, ésa a la que no desean que los gobernantes se sometan, se encuentra del lado del uso recto de la razón frente a sus desviaciones perversas?

De ahí que nos recuerden a continuación lo señalado por el Papa con respecto a la necesidad de afrontar el peligro que representan aquellas "opciones políticas y legislativas que contradicen valores fundamentales y principios antropológicos y éticos arraigados en la naturaleza del ser humano". Lógico: si los obispos saben del uso recto de la razón es gracias a su amplio conocimiento de la naturaleza humana, es decir, de lo que naturalmente corresponde al ser humano frente a lo que sólo se le imputa por mero artificio. Y es en función de tal conocimiento por lo que aseveran que, dentro de tales principios, se encuentran el de "la defensa de la vida humana" y el de la "promoción de la familia fundada en el matrimonio". Eso sí, entendiendo, por un lado, que la vida humana comienza en el instante mismo de la "concepción" -los gemelos monocigóticos deben de ser, por tanto, una sola vida humana, y no dos- y acaba con la "muerte natural" -mmm, ¿la decidida por dios?-, y, por otro, que cualquier forma de unión distinta a la idea del matrimonio propugnada por ellos atenta contra el "ser propio y específico" de éste -así que ahora resulta que el vínculo puramente contractual que es el matrimonio también es natural-. Todo lo cual les lleva a proclamar que "no es justo tratar de construir artificialmente una sociedad sin referencias religiosas (...), sin culto a Dios ni aspiración ninguna a la vida eterna". Por supuesto: ¿alguien duda de que las innumerables culturas que jamás han creído en un único dios padre creador ni han aspirado a la vida eterna no pueden ser naturalmente humanas?

Hay que ver cuánto saben nuestros obispos de lo responsable y lo irresponsable, de lo auténtico y lo inauténtico, de lo recto y lo desviado, e incluso de lo natural y lo artificial. Por favor, apártense los filósofos, los teóricos de la ética, los antropólogos y los científicos en general, y cedan sus cátedras a nuestros señores obispos. Ahora son ellos los que reclaman no sólo la autoridad de la fe, sino también la del saber.


27 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé de qué nos extrañamos, si esto siempre ha sido así... incluso en el Siglo de Oro que se supone que era un siglo que brillaba mucho y no había PSOE ni PP. Lo dejó escrito Lope de Vega:

Todo lo que manda el Rey,
pero va contra lo que Dios manda,
no tiene valor de Ley
ni es Rey quien así se desmanda.


Sustituye "Rey" por "ZP" y ya tienes de nuevo el poema en la más rabiosa actualidad.

Así y todo, me parece que los Obispos no han estado todo lo duros que hubiesen podido, y además han gastado demasiado papel y aburridas palabras; total, todo podían haberlo resumido diciendo: "Maricona quien no vea las cosas como nosotros".

Lo malo del asunto, es que haciéndole caso a su escrito, no va a poder votar nadie ni al PP, porque ese partido tampoco defiende la vida humana desde el principio hasta su fin natural, y mantendrá la actual ley del aborto; ni defiende la familia fundada en el matrimonio, porque va a mantener las uniones homosexuales, aunque llamándolas de otro modo que no sea "matrimonio"; también va a apoyar la investigación con embriones humanos...

Al final nos vamos a encontrar todos en las calderas de Pedro Botero, por malos y desagradecidos.

Monseñor Martinez Camino for President !!!

Antígona dijo...

No es que me extrañe, Carrascus, porque razón llevas de que siempre ha sido así, sino que me indigna y me escandaliza tanta prepotencia por parte de la Iglesia, así como la ignorancia y falta de luces que presuponen en sus fieles y en "todos aquellos que deseen escucharlos".

Porque cualquier persona mínimamente formada sabe que la fundación misma de la ética y de la reflexión moral bien lejos queda de cualquier intención religiosa. O que lo que ellos llaman principios antropológicos del ser humano demuestra que el Papa jamás leyó un simple manual de antropología.

Indignante cómo revisten su discurso de un presunto saber acerca de cómo somos y qué nos corresponde a los humanos que pretende estar a la altura de los tiempos que corren sin llegar ni tan siquiera a la suela de los zapatos de lo que cualquier niño aprende hoy en la escuela.

Que apelen a la fe y a la creencia, hombre, que es lo que les toca, pero no al conocimiento, que dan risa. Que asuman que lo que dicen es racionalmente injustificable, igual que no tienen empacho en pretender que los cristianos crean en el misterio de la santísima Trinidad pese a su absurdo lógico. Pero que no nos vengan con argumentos que no se sostienen desde ninguna perspectiva lógica ni científica como si sus oyentes fueran todos una panda de lerdos iletrados.

Y en ese sentido también te doy la razón: al menos que le llamen al pan pan y al vino vino y se limiten al "Maricona quien no vea las cosas como nosotros" que sugieres.

Nos veremos en las calderas de Pedro Botero, amigo Carrascus. Ve comprando algo de picar que yo me encargo de las bebidas alcohólicas, para el fiestorro que nos vamos a montar allí ;)

¡Un beso!

Margot dijo...

Volveré a este texo, comentaré otros matices (hoy tengo poco tiempo y no puedo hacerlo) pero imagina...

Imagina que alguien cree en el hombre araña, superman, mortadelo, pon por caso... cualquiera vale, y pon por caso que eres TÚ quien tiene que demostrar su inexistencia (se trata de una ilustración,,imagina que dices; consoladora, qué chula! te repites) su sinsentido en tu mundo y que cuando lo haces te encuentras con un único escollo: ahh, bonita, se trata de la FE. Descreída mía. Y tú no entiendes nada porque no te enseñaron a pensar en algo que justifica su propia existencia en la existencia y ya. Que estúpido, te dices.

En nombre de ese escollo, de ese absurdo, se puede justificar cualquier cosa, cualquier pensamiento. Qué queda por discutir? Qué impotencia no sentirás ante sus "razonamientos"?

Así me siento estos días, así me he sentido el resto de mi vida...

Volveré, no creo que sea una amenaza, eim? jajajaja

Besote, querida Antígona! y buen finde!!

NoSurrender dijo...

Desde luego, doctora Antígona, dan ganas de mandar este artículo a El País y que tome usted posesión de la página de la Grandes. ¡Pero ya! Tiene usted una manera de narrar muy directa y lúcida. Hasta hace pedagogía de la hermeneútica, ahí es nada.

Yo también quedé sorprendido de esa adjetivación que usan los Obispos (lo recto, lo auténtico...) como quien no quiere la cosa. Es terrible cómo se puede manipular a la gente por medio del lenguaje. Los obispos nos quieren imponer que aceptemos como “lógico” que se presenten ellos como la autoridad “recta” y “única” en materia de familia y relaciones de pareja. Ellos, quienes hacen voto de castidad. ¿No es para morirse de risa? Creo que jamás se le hubiera ocurrido a Groucho Marx algo así de surrealista y delirante.

Ah, doctora Antígona, usted lo cuenta mucho mejor. Levantemos la cerveza y gritemos ¡Viva la hermeneútica!

Un beso, Antígona.

BACCD dijo...

Cualquier día nos toman el gobierno por la ética y moral fuerza, naturalmente, que hay que enderezar a este enorme rebaño de ovejas descarriadas. ¡Por el amor de Dios y los clavos de la Virgen!

Antígona dijo...

Ay, niña Margot, si es lo que tiene la fe, que si alguien te dice que cree que los burros vuelan no hay manera de desmontarle la creencia por muchos burros quietecitos y terrenos que le señales, porque, a fin de cuentas, la fe no es más que creer sin ver, es decir, sin pruebas de ningún tipo con respecto a la creído.

Y no es que yo tenga nada en contra de la fe, que tiene un papel mucho más importante en nuestra vida de lo que pensamos, porque tampoco tenemos pruebas absolutamente fiables de que mañana, tras la puerta de nuestra casa, se abrirá un abismo a nuestros pies, y sin embargo todos los días salimos de casa tan despreocupadamente. No. Lo que me molesta es que estos señores sí traten de justificar lo que promulgan en función de sus creencias llenándose la boca de palabras tales como razón, autenticidad o naturaleza humana. Que traten de convencernos de que su fe es un asunto racional y que, por tanto, pueden apelar a nuestra racionalidad y buen juicio con argumentos. De que tras sus desvaríos habla la razón bien aplicada y un conocimiento probado del modo natural de ser del hombre.

Y lo más escandaloso es que ese escrito no puede ir dirigido a personas sin un mínimo de formación, dado el vocabulario que emplea y el pretendido rigor de sus formulaciones. Pero entonces deben de pensar que esa misma gente formada en el fondo es lela e incapaz de poner en marcha una sola neurona para entender lo que dicen, porque de lo contrario no se permitirían insultar a la inteligencia de sus fieles o no fieles del modo en que lo hacen.

¿O será que la lela soy yo presuponiendo tal capacidad de crítica o de reflexión en esos fieles? Ay, es posible...

Vuelve, vuelve, mujer. De amenaza nada, que por aquí siempre eres bien recibida :)

¡Un besazo terrenal y buen finde para ti también!

Antígona dijo...

Le agradezco sus elogios, doctor Lagarto, pero creo sinceramente que los lectores del País harán mejor leyendo a la Grandes que estos mamotretos infumables que tiendo a colgar en el blog. Y mire que me hago buenos propósitos de no caer siempre en las mismas. Pero, ay, pecadora reincidente que es una, no hay manera de que me reforme ;)

Que recayera en esa adjetivación al curiosear por el documento es, si acaso, un mérito compartido. Andaba leyéndolo con alguien y a ambos nos llamó la atención esa utilización nada inocente de los mismos. Claro, que cuando se entretiene en leer estos documentos va ya con la mirada escrutadora puesta en los ojos para comprobar por dónde nos la quieren colar esta vez nuestros queridos obispos. Y en efecto, como ya he dicho antes, eso es lo que más me indigna: que traten de fundamentar su postura apelando a una serie de oposiciones (lo auténtico y lo inauténtico, lo recto y lo desviado) cuya verdad sólo ellos pretenden poseer. ¿Pero quiénes se habrán creído? Desde luego, sí, es para morirse de risa, aunque también por no llorar dada la cantidad de gente que acudió a verles a Madrid hace no tanto.

Brindemos por la hermenéutica, sí. Aunque yo levantaré una copa de vino, que la cerveza no me va.

¡Un beso, doctor Lagarto!

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Querida Dusch, pues sí, por la fuerza, porque con esos argumentos y esa utilización maniquea del lenguaje desde luego lo veo difícil. Aunque lo cierto es que, en el fondo, este texto poco importa. En cuestiones de fe ya se pueden decir las animaladas más grandes que no es precisamente el espíritu crítico lo que prima. Ojalá ese enorme rebaño de ovejas descarriadas sea cada vez más enorme y sus pláticas terminen algún día por caer en el vacío. Mientras tanto, sigamos descarriándonos, que uno vive mucho mejor siendo oveja descarriada que oveja encarrilada ;)

¡Un gran beso, guapa!

Anónimo dijo...

Antígona, con la iglesia hemos topao,¿qué esperas de una institución dogmática y proselitista? sólo se me ocurre decir: viva Alberto Sanjuan! y si les duele su declaración durante la Gala de los Goya, que aprendan de una vez que en este país exite pluralidad y también relativa libertad de expresión.
Un abrazo troyano y vividor!

Anónimo dijo...

No seré yo quien defienda a la iglesia (aunque ahora que el papa ha dicho que el infierno existe y es un lugar físico, no sé, igual me da un arrebato de miedo y me hago beato) pero me parece que este tipo de análisis, si los aplicáramos a quienes nos gobiernan, obtendríamos resultados mucho mejores. Lo digo porque es el gobierno quien llega a acuerdos con la iglesia, dándoles miles de nuestros millones y ciertas prevendas fiscales.

Y no me refiero a los adjetivos rajonianos (votantes sensatos e insensatos) o cañeteros (boquerón, pedazo de boquerón con manteca colorá) sino los de ZP, Caldera, etc...

Sin ir más lejos, el bueno de Rubalcaba hablaba de "votantes exquisitos"...

Pero te entiendo, porque a mi, cuando me pillan con el pie cambiado, los obispos también me sacan de quicio.

Salud!

Antígona dijo...

Pues sí, Troyana, ¿qué espero? ¿Tal vez un poco de honestidad? ¿Un poco menos de prepotencia? ¿Que dejen de arrogarse el derecho a sentar cátedra y defiendan con más dignidad sus creencias, que me parecen muy respetables como cualquier otra? ¿Qué dejen de meterse en política y de tratar de manipular al personal? Demasiadas cosas, sí, me temo que soy una ingenua. Pero de ilusión también se vive :)

¡Un beso y un abrazo!

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Bueno, Juan Cosaco, si entramos a hablar de política no acabamos, porque tienes toda la razón. Ya está bien de que el gobierno se baje constantemente los pantalones ante las demandas de la iglesia, claro que sí, y que el nuestro se convierta finalmente en el estado laico que dice ser. Porque como cualquiera de sus intromisiones en la política está gozando hasta el momento de absoluta impunidad por parte del gobierno, cada vez se crecen más y se ponen más bravucones. Ahora los del gobierno dicen que si vuelven a hacerlo, habrá respuesta. En fin, no sé, ojalá la haya realmente, pero en cuestiones de política ya sabemos que median excesivos intereses que todo lo pervierten.

Ay, Cosaco, a mí no es que me pillen con el pie cambiado, sino que ciertas actitudes de la Iglesia en ese país, o de algunos de sus representantes, nunca dejarán de sacarme de quicio. Pero es que ya sabemos que Spain is different, jeje, y tanto que lo es.

¡Salud y un beso!

Anónimo dijo...

La religión está a punto de convertir las creencias no probadas en verdades inamovibles, a través del poder de las instituciones y del paso del tiempo

koolauleproso dijo...

Hace ya bastante tiempo que bajo la fórmula "yo no pertenezxco a esa cofradía",dejé de prestar atención a lo que dijesen, o dejasen de decir, estos tétricos señores de la sotana, paradigmas de la irracionalidad y la "carcundia". Se que, por desgracia, su influencia en nuestra sociedad sigue siendo enorme, pero, como yo si creo en la libertad de expresión, pues por mi como si "antan misa" y nunca mejor dicho

un beso ateo y descreído

koolauleproso dijo...

P.d.: y yo también prefiero la compañía de Pedro Botero, a la de ese dios tan cruel y aburrido (si es como Rouco, Cañizares, Ratzinger Wojtyla o Martínez Camino, prefiero quemarme en el infierno para la eternidad-me temo que lo pintó bien Joe D´Amato en una de las joyas del primer pcine porno, cuando todavía no se había convertido en el aburrido "mete-saca" que es ahora, "El diablo en la señorita Jones", una película muy recomendable-.

un beso

Dante Bertini dijo...

no quiero, ni puedo, añadir nada más a lo que has escrito.
volvemos a la oscuridad, para nuestra desgracia.

c.e.t.i.n.a. dijo...

Si en teoría vivimos en democracia debemos acostumbrarnos a que cada cual, sea cual sea su papel en la sociedad, pueda emitir libremente sus opiniones porque las opiniones nunca deberían ser constitutivas de delito.

Es por esto que la Iglesia, como cualquier otro colectivo(incluso ANV), puede exponer libremente sus ideas y pedir el voto para quien considere oportuno. ¿Acaso no han hecho lo mismo el colectivo de "artistas" y a nadie le ha extrañado?

En este país hay demasiada gente que se considera el garante único de ciertos valores y niega a los que no piensan como ellos la posibilidad de compartirlos.

La derecha ultracatólica se considera la única garante posible de la moral(su moral, claro) y niega la posibilidad de otro tipo de moral que no sea la suya. Y la "izquierda progresista" se considera la depositaria de los auténticos valores democráticos(sus valores, claro) y por ello le molesta que los que no piensan como ellos hagan uso de "su" democracia para expresar ideas que ellos no comparten(leáse Iglesia, grupos "antisitema", izquierda abertzale, etc...). Y es que si la Iglesia tiene sus dogmas inamovilbles no es menos cierto que la "izquierda" tiene tambien los suyos.

Si de verdad queremos vivir en una socieda tolerante y demócrata lo primero que debemos hacer es aceptar la diversidad. No tolerarla, porque tolerar es un verbo que destila un cierto tufillo a superioridad moral, sino aceptar que hay maneras diversas de vivir la vida dentro de la legalidad y nadie debe entrometerse en la intimidad de los individuos.

La actitud de la Iglesia es intolerable por lo que supone de intromisión en la vida privada, pero no más que ciertas actitudes del Estado que últimamente está empeñado en legislar hasta el último reducto de nuestra existencia al más puro estilo estalinista.

c.e.t.i.n.a. dijo...

Si en teoría vivimos en democracia debemos acostumbrarnos a que cada cual, sea cual sea su papel en la sociedad, pueda emitir libremente sus opiniones porque las opiniones nunca deberían ser constitutivas de delito.

Es por esto que la Iglesia, como cualquier otro colectivo(incluso ANV), puede exponer libremente sus ideas y pedir el voto para quien considere oportuno. ¿Acaso no han hecho lo mismo el colectivo de "artistas" y a nadie le ha extrañado?

En este país hay demasiada gente que se considera el garante único de ciertos valores y niega a los que no piensan como ellos la posibilidad de compartirlos.

La derecha ultracatólica se considera la única garante posible de la moral(su moral, claro) y niega la posibilidad de otro tipo de moral que no sea la suya. Y la "izquierda progresista" se considera la depositaria de los auténticos valores democráticos(sus valores, claro) y por ello le molesta que los que no piensan como ellos hagan uso de "su" democracia para expresar ideas que ellos no comparten(leáse Iglesia, grupos "antisitema", izquierda abertzale, etc...). Y es que si la Iglesia tiene sus dogmas inamovilbles no es menos cierto que la "izquierda" tiene tambien los suyos.

Si de verdad queremos vivir en una socieda tolerante y demócrata lo primero que debemos hacer es aceptar la diversidad. No tolerarla, porque tolerar es un verbo que destila un cierto tufillo a superioridad moral, sino aceptar que hay maneras diversas de vivir la vida dentro de la legalidad y nadie debe entrometerse en la intimidad de los individuos.

La actitud de la Iglesia es intolerable por lo que supone de intromisión en la vida privada, pero no más que ciertas actitudes del Estado que últimamente está empeñado en legislar hasta el último reducto de nuestra existencia al más puro estilo estalinista.

k dijo...

Estoy de acuerdo con c.e.t.i.n.a (enrevesado nick!) en una cosa, y es en aquello que dijo Voltaire en una frase: "no estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero me dejaría matar por que pudiera decirlo", o algo así.

Aquí cada cual tiene, debe tener, la libertad para decir lo que le dé la gana. Es un derecho fundamental. Hay otros derechos fundamentales que limitan con él y ahí están los únicos límites que debe haber a su ejercicio.

Como también dice Carrascus en su primera frase, no sé de qué nos sorprendemos. Siempre han sido así. La suerte es que ahora muchas personas tenemos la capacidad de hacer hermenéutica: las palabras se combaten con palabras.

Por otra parte, cuando unos y otros se ponen de uñas por cómo o qué hacen los demás para convencernos de lo que sea, parece que lo que más les molesta es que los ciudadanos podamos ser convencidos, es decir, "huy, como siga así me va a levantar a los votantes". Y, hombre, los votantes, sí, somos tontos. Pero no tanto. Digo yo.

Antígona dijo...

Kpax, tal vez la religión siempre ha tendido a hacer un uso indebido del concepto de verdad al hablar de una verdad revelada. Pero la verdadera naturaleza del sentimiento religioso, que es lo que se encuentra a la base de todas las religiones e incluso fuera de ellas, sólo tiene que ver con la fe, con la creencia, que carecería de todo sentido si aquello en lo que se cree fueran verdades demostradas. Las instituciones religiosas deberían ser más escrupulosas y honestas con estas distinciones conceptuales entre el saber y la creencia.

¡Un beso!

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Pienso que el problema no es sólo de libertad de expresión, Koolau, sino de poder. Esto es como aquello que decía Machado en su Juan de Mairena: “La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero. Agamenón: Conforme. El porquero: No me convence”. Estos señores tienen aún mucho poder y lo que digan, como si de verdades categóricas se tratara, un impacto social aún demasiado grande.

No en balde el gobierno belga hace ya tiempo que situó al Opus Dei en el listado de “sectas peligrosas” por sus métodos de actuación y captación, entre los que se incluían los de menores de edad. Aquí, sin embargo, son una institución respetada. Por no hablar del gran número de los antiguos ministros del PP que pertenecen a esa otra secta llamada “Legionarios de Cristo”. Yo, francamente, me temo que tal y como están las cosas en este país, si los partidos que la iglesia apoya suben al poder, acabarán prohibiendo los Teletubbies por considerar que Twinky Pinkie incita a los niños a la homosexualidad, como ya sucediera en Polonia.

Si tú también prefieres la compañía de Pedro Botero, ¡genial! Más seremos y más nos divertiremos todos juntos. ¡Tú puedes encargarte de los refrescos, para aliviar un poco los calores! ;)

¡Un beso!

Antígona dijo...

Cacho de pan, yo también sospecho que volvemos a la oscuridad, o mejor dicho, al oscurantismo. Mejor nos hubiera ido si hubiéramos permitido que la Revolución Francesa llegara hasta aquí. Pero no, aquí teníamos que ser más chulos que uno ocho y oponernos a los ideales ilustrados. ¡Cómo dios mandaba! Qué desastre.

¡Un beso!

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A ver, C.E.T.I.N.A., yo no me opongo a que cada cual emita libremente sus opiniones. Ahora, pienso, por un lado, que no todo asunto es opinable, y por otro, que las opiniones fundamentadas racionalmente pasan a convertirse en saber y pierden su estatuto de mera opinión. La cuestión flagrante para mí es que la Iglesia pretenda arrogarse ese saber con presuntos argumentos racionales que hacen aguas en cuanto se los contempla mínimamente.

Por otra parte, vuelvo al asunto que le comentaba a Koolau: el poder de la Iglesia, y sus filiaciones con algunos de los políticos más influyentes de este país, es inmensamente más grande que el del colectivo de artistas. No creo que esta cuestión de poder pueda dejarse de lado a la hora de juzgar los discursos emitidos por los obispos.

Otro problema es que la derecha ultracatólica habla de su moral como si fuera “la moral”, tú lo has dicho. Y me parece por su parte deshonesto, cuando tanto presumen de saber sobre la naturaleza humana, el no tener en cuenta que las cuestiones morales nada tienen que ver con las religiosas, e incluso, como he dicho antes, que el nacimiento histórico de lo que hoy día se entiende por reflexión moral fue ajeno a toda consideración de la religión. Además, me parece que la izquierda progresista tiene más derecho a hablar de democracia que unos señores cuya institución es absolutamente jerárquica, y que por tanto, poco o nada pueden saber de lo que la democracia significa. Tan ridículo como que hablen de sexo o de matrimonio quienes no pueden casarse por su condición religiosa y están sujetos al voto de castidad.

A mí también me parece que la actitud de la iglesia católica es intolerable, precisamente por su intolerancia con respecto a la diversidad de maneras de vivir la vida que planteas. Pero también porque al apelar a la Verdad con mayúsculas pretenden hacer válidas sus ideas tanto para católicos como para no católicos. En cuanto a si el Estado tiene esas actitudes de injerencia indebida, sí, no lo dudo, vivimos en un mundo en que cada vez existen menos ámbitos libres de esa intromisión que mencionas. Pero no dudaré en ponerme del lado del Estado cuando propone la ley del aborto por plazos, que a fin de cuentas, deja del lado de mi propia autonomía la decisión de abortar, sin mediación de autoridades médicas o legales, que del lado de quienes afirman que la vida humana comienza en el instante de la concepción.

¡Un beso!

Antígona dijo...

Querida K, te veo ahora después de haber colgado las respuestas anteriores y me remito a lo que le dije a Koolau: quien tiene poder puede imponer su verdad, sea cual sea ésta, sea lo engañosa que sea. Y precisamente la iglesia católica no es de las que se han visto privadas jamás -como podría ser el sentido de la frase de Voltaire- de la posibilidad de decir lo que piensan, sino todo lo contrario.

Lo que dice quien todos los domingos se pone ante un altar tiene mucho más peso e influencia que lo que podamos decir tú y yo. Ellos tienen garantizada no sólo la posibilidad de expresarse, sino los canales, las vías para que sus discursos lleguen a mucha gente, así como una cierta autoridad sobre ellos para que su palabra se considere válida. ¿Los tenemos tú y yo? ¿Se nos reconoce algún tipo de autoridad? Pues resulta que a ellos sí.

Es cierto que las palabras se combaten con palabras. Pero, como, si no recuerdo mal, decía Humpty Dumpty, “las palabras significan lo que digo yo”. Vamos, que hasta su significado depende de los mecanismos de poder que se encargan de fijarlo. Y en este combate, hay palabras cargadas de artillería pesada y otras a las que apenas se les permite defenderse con un palo.

En cualquier caso, a mí lo que me molesta de esos discursos es que consideren a los católicos y a todos aquellos que deseen escucharlos como lerdos iletrados que nada saben de la distinción entre la fe y el saber, entre lo racional y lo irracional, o entre lo natural y lo artificial. Ahora, vuelvo a decir lo que ya dije, viendo el número de gente que asistió a sus discursos en Madrid, empiezo a pensar que, o bien los iletrados son legión, o bien la fe nubla terriblemente el entendimiento. Y me remito de nuevo a lo de antes: ¡qué mal hicieron aquellos baturros en guerrear contra los franceses ilustrados! Otro gallo nos cantaría de no haber sido así.

¡Un beso!

Anónimo dijo...

CETINA ha comparado a la iglesia católica con ANV? yo no ilegalizaría a ninguna de las 2, ni siquiera a la iglesia, jajaja

k dijo...

Que nunca se hayan visto privados de decirlo no implica que no lo puedan seguir diciendo.

Por otra parte, cada vez hay menos gente al otro lado de esos altares, y siempre van a estar predispuestos a aceptar sin cuestionarse lo que oigan allí.

La autoridad que se les reconoce es relativa: ¿tú les concedes alguna? Yo tampoco :)

Conozco muchos creyentes que creen lo que oyen de esas bocas. Y también algunos que no. Y conozco muchos, muchos no creyentes. Ya no son tan importantes. Estoy convencida de eso.

En una cosa sí te doy la razón, con tristeza: los iletrados son legión; y, para más joderla, la fe nubla terriblemente el entendimiento. Al menos cierto tipo de fe.

En fin, sigamos luchando. Pero sin olvidar que las otras opiniones también tienen canales de expansión. Y que nuestros diminutos canales también sirven para algo. Tú, para mí, sí tienes autoridad. Y eso es más de lo que se podía decir hace unos años.

Miss.Burton dijo...

Mira, ya no se lo que les falta para meterse en todos los ajos con esa dignidad eregida de su egocentrismo y su poder ese que se piensan parte, en parte, del grande de arriba...
Yo me meo de la risa, pero vamos, que los dejamos ahí a su bola, con sus discursos que nunca tuvieron unos cimientos sólidos, ya sabes, todas sus teorías sobre la familia, el pecado, la pareja.. en fin.. son todas ya descatalogables, obsoletas, y estúpidas... y eso, que yo paso de todo este circo.
Que hagan lo que quieran, quizá alguno de sus feligreses tenga a bien tenerles en cuenta... pero vamos, que si se creén que van a capar a los que andamos un poco puestos en algo, lo llevan claro.
Sí, mi comentario es muy vulgar, y tu texto es magnífico, pero espero me hayas entendido. Esta gente.. ni a sus zpatos sabe estar...
Un besazo guapa, y sí, deberías enviar esto a algún diario decente.. fijo te nos hacías famosa, yaaaaaaaa¡¡¡¡ Y oye, unas perras, y un poco de recnocimiento...jejeje, te vendrían que ni pintadooooooo¡¡¡
Un besazo, guapísimaaaaaaaaa¡¡¡¡¡¡
( y eso que yo de política ni papa, pero oye, de principios, sí, y mucho¡¡¡ Amos, ahora ya abducidos por la panda esta... lo que nos faltabaaaaaaaaaaaaaaa¡).

Antígona dijo...

Aunque haya puesto nuevo post, mañana retomamos el debate, que ahora la almohada me reclama.

¡Un beso a todos!

Antígona dijo...

Ay, Juan Cosaco, que no se trata de ilegalizar a nadie, sino de denunciar públicamente lo que consideremos que es un abuso de la libertad de expresión cuando de esa libertad de hace uso para engañar, mentir o manipular. Y la idea es válida para cualquier discurso, sea cual sea la institución que lo proclame.

¡Otro beso!

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Ya, K, sólo que como decía antes, lo que decimos o no decimos no es independiente del poder que tengamos, y que la Iglesia, a mi juicio una institución al menos en este país todavía poderosa, se dedique a emitir juicios políticos me parece no sólo una injerencia abusiva en un ámbito sobre el que, dada su naturaleza, carece de toda autoridad, sino también, si me apuras, un abuso de poder.

Yo no tengo tan claro que cada vez menos gente acepte lo que se dice tras los altares. Por supuesto que yo no les reconozco ninguna autoridad, pero creo que el hecho de que en los colegios e institutos públicos aún se siga impartiendo la asignatura de religión católica cuando el PSOE prometió que esa situación irregular en un estado aconfesional iba a terminar, demuestra que su influencia es mucho más poderosa de lo que pudiera parecer a simple vista. Por no hablar de que todavía se siga financiando con fondos públicos, cuestión aún más lamentable todavía. Puede ser que el número de católicos que destinan sus impuestos disminuya año tras año. Pero, entonces, ¿por qué resulta tan difícil privar a la iglesia de los privilegios de los que ha venido disfrutando hasta ahora? ¿Son esas bajadas de pantalones del PSOE una prueba del reconocimiento de la capacidad de influencia que aún tiene la iglesia y del temor de que cualquier medida contra ella sería castigada en las urnas? No lo sé, pero si no planteamos esa hipótesis, la situación me resulta francamente ininteligible.

Por eso, creo que siguen siendo importantes, aunque espero que con los años dejen de serlo cada vez más y que ciertas cosas cambien. Sólo que en este mundo loco loco hasta podría suceder exactamente lo contrario.

Tienes razón en que hoy por hoy hay más canales de expansión para la diversidad de opiniones. Pero también hay más manipulación mediática y menos impunidad a la hora de ejercerla. Sólo hace falta pasar por el trago de escuchar alguna vez la COPE.

¡Más besos!

Antígona dijo...

Te he entendido perfectamente, Delirium, que te expresas con una claridad que ni el agua clara :)

Y es que en el fondo es para mearse de la risa, pero también para indignarse cuando uno escucha, por ejemplo, como le decía a K, las barbaridades de la COPE y la falta de censura con respecto a falsas acusaciones o valoraciones totalmente difamatorias.
Francamente, yo si fuera católica y practicante sentiría vergüenza de lo que la institución que supuestamente representa mis creencias se permite. Porque lo que se permite va incluso en contra de los propios valores cristianos que ellos más deberían defender.

Ah, y aunque las perras no me vendrían nada mal, por suerte contamos con gente inteligente en los medios capaces de hacer críticas mucho más lúcidas e interesantes que estas.

¡Un beso grande grande, hermosa!

NoSurrender dijo...
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