Hoy sería un día propicio para reflexionar sobre el paso del tiempo y sobre lo que éste significa en nuestras vidas. Para pensar sobre nuestra esencial y siempre misteriosa imbricación con eso que los relojes miden y pautan constantemente en nuestras muñecas. Para plantearse por qué nos empeñamos en establecer líneas fronterizas en ese devenir temporal que marquen nuevos puntos de partida, nuevos comienzos con los que sentirnos renovados, una vez más dispuestos a renacer de las cenizas de la celebración.
Hoy sería un día propicio para todo ello, sí. Pero las circunstancias que nos rodean no siempre se ajustan a las exigencias, más o menos advenidas, más o menos interiorizadas, de lo señalado por el calendario.
Apenas tengo ocasión de conectarme desde hace un par de días y me temo que así seguiré unos cuantos días más. Así que, hasta mi vuelta, os dejo con algo que, si bien sería falso calificar de descubrimiento traído por este nuevo año que hoy empieza, siempre quedará ligado en mi recuerdo a la franja temporal indefinible -¿quién puede realmente delimitar un comienzo, cualquier comienzo?- en la que este día de hoy se inserta.
Dijo Sam Shepard de su gira del 75: "Dylan vuelve para un segundo número con un pendiente de brillantes colgándole del cuello. "Simple Twist of Fate" hincando con fuerza el duro tacón de su campera en el escenario. Mientras observo ese tacón suyo y veo su precisión y oigo el modo en que resuena con claridad atravesando el suelo, a través de su cuerpo, a través de la canción, dentro del micrófono y saliendo por el pabellón, se me ocurre de repente que todo esto está más allá de la música pop. La danza de la serpiente de los indios hopi tenía, en su mismo núcleo, la idea de que los danzantes eran mensajeros de este mundo enviados a buscar ayuda a los espíritus de otro mundo. Un mundo por debajo de la tierra, habitado por serpientes. El médium era el tacón del bailarín con el que aporreaba con ritmo constante y enviaba sus vibraciones humanas a "los de abajo". Si oían sus taconazos, entonces la plegaria tendría respuesta, generalmente en forma de tormenta. Ese trueno que retumba está haciendo ese sonido".
Dancemos la danza de la serpiente para que el destino nos sea propicio. Dancemos para que los espíritus de otros tiempos, de otros mundos, jueguen a nuestro favor en sus giros más inesperados.
Hoy sería un día propicio para todo ello, sí. Pero las circunstancias que nos rodean no siempre se ajustan a las exigencias, más o menos advenidas, más o menos interiorizadas, de lo señalado por el calendario.
Apenas tengo ocasión de conectarme desde hace un par de días y me temo que así seguiré unos cuantos días más. Así que, hasta mi vuelta, os dejo con algo que, si bien sería falso calificar de descubrimiento traído por este nuevo año que hoy empieza, siempre quedará ligado en mi recuerdo a la franja temporal indefinible -¿quién puede realmente delimitar un comienzo, cualquier comienzo?- en la que este día de hoy se inserta.
Dijo Sam Shepard de su gira del 75: "Dylan vuelve para un segundo número con un pendiente de brillantes colgándole del cuello. "Simple Twist of Fate" hincando con fuerza el duro tacón de su campera en el escenario. Mientras observo ese tacón suyo y veo su precisión y oigo el modo en que resuena con claridad atravesando el suelo, a través de su cuerpo, a través de la canción, dentro del micrófono y saliendo por el pabellón, se me ocurre de repente que todo esto está más allá de la música pop. La danza de la serpiente de los indios hopi tenía, en su mismo núcleo, la idea de que los danzantes eran mensajeros de este mundo enviados a buscar ayuda a los espíritus de otro mundo. Un mundo por debajo de la tierra, habitado por serpientes. El médium era el tacón del bailarín con el que aporreaba con ritmo constante y enviaba sus vibraciones humanas a "los de abajo". Si oían sus taconazos, entonces la plegaria tendría respuesta, generalmente en forma de tormenta. Ese trueno que retumba está haciendo ese sonido".
Dancemos la danza de la serpiente para que el destino nos sea propicio. Dancemos para que los espíritus de otros tiempos, de otros mundos, jueguen a nuestro favor en sus giros más inesperados.
20 comentarios:
Aún no me enamoré de Dylan, pero no faltará oportunidad.
Qué casualidad, doctora Antígona! Precisamente tengo ese libro de Sam Shepard encima de la mesilla de mi cuarto.
Sam Shepard es un personaje muy interesante. Multidisciplinar, renacentista... tanto sus guiones como sus novelas o películas (también ha trabajado de actor) son buenas. Pero es que, además, escribió una canción con Dylan. La firmaron los dos codo a codo. Brownsville girl.
Me gusta mucho Simple twist of fate, me parece una de las canciones más interesantes de Bob Dylan. Ya puestos en plan pedante, me quedaría con la versión en directo que grabó en Budokan.
Un beso, doctora, y entre bien en este nuevo año!
Dancemos Antígona!
Demos vueltas y vueltas!
Ah y el amor...Cuánta razón llevaba Dra.!!
Te quiero un montón Antígona, mucho mucho!!!
Besos Todos!!! y el mejor de los años.
AnA
¡Qué el nuevo año te traiga montones de felicidad (si la felicicidad es posible, claro)!
Dancemos, dancemos, malditos...!!
Hola Antígona.
Tacón, punta tacón...
Conectando con los de abajo y con los de arriba.
Somos una raza(?), un estado intermedio entre unos y otros.
En constantes movimientos verticalmente pendulares, entre el mal y el bien, pero, a veces, empantanándonos en el cieno de la mediocridad más "humana".
Cada vez soy más descreído de esas líneas limítrofes y artificiales del tiempo.
Puedan más los ciclos estacionales y los cambios que conllevan; y los ciclos diarios de luz y oscuridad.
Sólo el trabajo (condena y/o bendicón postedénica), me fuerza malditamente a consultar agujas o dígitos ajenos: no llevo reloj.
Están aquellos dos magníficos relatos, muy cortitos, del Gran Cronopio: "Prefacio..." e "Instrucciones para dar cuerda a un reloj".
Casi sacrílegamente, usaron la voz del escritor para un anuncio de coches;; aquí lo denuncié:
http://lazonalibredelsecretario.blogspot.com/2007/03/cortzar-su-reloj-y-un-coche.html
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Reconozco que me puse algo nervioso con el fin del milenio, pero más por razones técnicas que apocalípticas.
Ahora, lo mismo me da, que me da lo mismo...
Abrazo intemporal.
Danzad, danzad, malditos, según decía el titulo de una pelicula.
Si tienes suerte, seguramente lo podrás ver este año en directo en la expo 2008 de Zaragoza.
¿Qué es la vida sino danzar?
Por cierto... ¿como va tu cartilla de baile? :P
Besos
Bailemos, pues. Con Dylan o sin él. Buen año Antígona. Que los dioses te sean propicios.
supongo que ya te agradecí la peli de alan parker
ahora te gradezco esta danza que bailaré en soledad
"Dancemos la danza de la serpiente para que el destino nos sea propicio. Dancemos para que los espíritus de otros tiempos, de otros mundos, jueguen a nuestro favor en sus giros más inesperados."me han encantado estas últimas frases, pero para cúando un post-reflexión en torno al azar,destino,casualidad?¿no te parece éste un buen momento?
Un abrazo troyano.
Pues danzando me quedo, siempre me gustó taconear con fuerza...
Y no se me corre mejor forma que hacerlo con Dylan, dubidá!
Que los hados te sean propicios y las tormentas respondan desprendiendo las mudas de cada serpiente. Estos días y los que lleguen, querida Antígona...
Pues que no te falte esa oportunidad, querido Arcángel. O te perderás algo grande, ¡muy grande!
¡Un beso!
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La vida no es más que un cúmulo de casualidades, doctor Lagarto. Conozco poco, muy poco de ese libro de Sam Shepard, pero en lo poco que he leído me ha parecido intuir una mirada muy peculiar sobre Dylan, sobre la experiencia de su música. Tal vez alguien fascinado por Dylan, como, probablemente por muchas otras cosas. Pero es que, ¿quién que no se deje envolver mínimamente por su voz, por sus letras, por sus melodías, no se sentiría fascinado? Seguiré leyendo, sí, y buscaré rápidamente Brownsville girl.
Simple Twist of Fate es una canción sencillamente genial. Hay canciones que en cuanto las escuchas te atraen especialmente. Pones una vez más el mismo disco y pareciera que en cuanto suena de nuevo esa canción algo te atrapa, algo te conmueve en lo más hondo. Aun cuando apenas sepas de qué trata la canción. Y eso es lo que me ha pasado con Simple Twist of Fate, y con muchas otras de Dylan.
Mi entrada en el nuevo año está siendo magnífica. Memorable. Los espíritus de otros mundos están en sintonía con mis taconeos :)
Confío, doctor Lagarto, en que su nuevo año haya también empezado con buen pie.
¡Un beso!
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Sigamos danzando, Anita, no hay nada como danzar para alegrar el alma. ¡Y el cuerpo! :)
¿El amor? Bueno, love is in the air, si uno sabe respirar acompasadamente :)
Este año será el mejor si nos lo proponemos. ¡Y todos los siguientes!
¡Miles de besos, niña, y buena y larga vida!
Lo mismo te digo, Koolau, ¡felicidad a capazos! Y claro que es posible. Un buen libro, una buena canción, una buena compañía... ¿no es el estado que todas esas cosas nos producen algo que dignamente podemos llamar felicidad?
¡Un beso!
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Malditos o benditos, qué más da, Carrascus, ¡dancemos! Pero sin perder el ritmo, eh?, no nos vayan a caer entonces las maldiciones de los espíritus ;)
¡Un beso!
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Buenas tenga usted, señor secretario.
En efecto, así se han definido desde generaciones los hombres, como algo a mitad camino entre la animalidad y la divinidad, entre lo más terrenal y lo divino. Porque algo de ambas cosas tenemos, sin no obstante poder hacer pie plenamente en ninguno de ambos ámbitos. Nuestra humana “mediocridad” es por ello un enigma. Un enigma que siempre se moverá entre el misterio animal y el aún más misterioso mundo de los dioses.
Razón llevas al mostrarte escéptico en cuanto a esas líneas artificiales a las que aludes. Pero no puede negarse que se han impuesto en la regulación de nuestra vida moderna. ¿Qué animal se levantaría en pleno invierno cuando aún es de noche? Sólo nosotros, y así nos va, claro. Por culpa de esa maldición que es el trabajo y que elude todo ciclo natural, sea estacional o lumínico.
Tengo muy olvidados esos dos relatos de Cortázar, gracias por recordármelos, los repasaré en cuanto tenga un rato. Y gracias también por la referencia. No dejaré de leer tu post.
Dudo mucho que ninguno de nosotros veamos el próximo fin de milenio, así que, ¡ya podemos vivir tranquilos! ;)
Un abrazo ajeno al continuo ilimitado
Juan Rafael, no dudes de que si viene a Zaragoza haré lo que pueda para estar allí. ¡Ojalá sea así! Aunque ya me han dicho por ahí que de los conciertos de Dylan puede uno salir bastante cabreado. Pero creo que aun así el cabreo valdría muchísimo la pena.
¡Un beso!
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Pues sí, Tako, siempre en danza, incluso con un pie en la tumba. ¡Que también a la pata coja se puede bailar! ;)
¿Mi cartilla de baile? Pues muy ocupada, claro. Pero si te portas bien te haré un hueco para el próximo vals :P
¡Un beso!
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Bailemos, Veí, ¡aunque se nos quejen los vecinos! ;)
Buen año para ti también. Y confiemos en que los dioses nos sean propicios a todos. Si no, siempre podemos intentar sobornarlos :)
¡Un beso!
Me la agradeciste, Cacho de pan, y yo te agradecí que hubieras seguido mis sugerencias. Pero no bailes solo, hombre, ¡que aquí todos estamos ya bailando! Y solo no hay forma de bailar bien el tango, ¿no te parece? ;)
¡Un beso!
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Agradéceselas, Troyana, a Sam Sephard y a los indios hopi, que son los que las han inspirado. ¡Y por supuesto a Dylan! El post-reflexión en torno al azar, al destino y a la casualidad llegará en algún momento, pero cuando esté un poco más centrada, ¡que apenas estoy reincorporándome a la red!. De todos modos, hice algo al respecto hace ya tiempo, te dejo el enlace por si te apetece echarle un vistazo:
http://lacoleradeaquiles.blogspot.com/
2007/06/dominios.html
¡Un beso sin cólera!
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Taconeemos, Margot, no hay nada como pisar fuerte para espantar los miedos y las incertidumbres. ¡Y Dylan siempre será un buen brujo para convocar a los buenos espíritus!
Taconearé para que los hados nos sean propicios a ambas y toda tormenta nos limpie de paja y polvo para renacer cada vez con más ímpetu. Todos los días, sí. Mal síntoma el día que dejemos de taconear, aunque sólo sea bajito con el corazón.
¡Un beso danzarín!
No sé por qué (o tal vez sí), pero realmente resultan mucho más fiables estos espíritus de ultratumba que otros dioses por los que el ser humano se rige.
¡Brinquemos en una danza de comunión con la sabiduría y la naturaleza!
¡2008 besos para ti también!
un genial libro, y que empieza con una genial cita:
dejé la carretera
y veía doble
pero seguro que fue
un viaje fenomenal
B.D.
un saludo
¿Es casualidad que los hopi y yo tengamos ideas parecidas sobre la danza? en realidad... todas las danzas son mágicas, enervantes y conducentes a la trascendencia de algún modo.
mmm... creo que al menos yo bailo así. Y generalizo por no sentirme sola :P
Un beso¡¡¡ ;)
Pues sí, querida Dusch, a estos dioses no me importaría a mí rezarles todos los días. ¡Y menos si se reza bailando, y no de rodillas!
Brinquemos, claro que sí. Por todo lo que sea bueno. Por todo lo que nos llene de alegría de vivir.
¡Besos enormes!
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Debe de serlo, Sergisonic, porque, como ya he dicho, apenas he tenido tiempo de echarle un vistazo y encontrarme casualmente con ese texto. En cuanto pueda le hinco el diente.
Ver doble viene muy bien de cuando en cuando. Sobre todo si se miran ciertas cosas ;)
Gracias por pasarte y un saludo
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No creo que sea una casualidad, Mityu, los indios hopi eran unos tipos muy inteligentes y tú también.
En efecto, danzar es una manera de entrar en trance, y así ponerse en contacto con aspectos de nuestra propia realidad y de la que nos rodea que escapan a nuestra mirada cotidiana.
Y no te sientas sola, mujer. Vente por aquí cuando quieras y nos marcamos una danza desenfrenada a ritmo dylaniano. Seguro que nos sienta de miedo :)
¡Un besazo!
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