Hace un par de décadas se comprobó empíricamente que la corteza cerebral de una rata –el lugar de su cerebro donde se encuentran sus neuronas– aumenta de tamaño cuando se la sitúa en un ambiente de estimulación, como pudiera ser una jaula con objetos que la rata pueda explorar, o cuando aprende a orientarse dentro de un laberinto. Sin embargo, sólo recientemente se ha averiguado el por qué de este aumento en el tamaño de su corteza cerebral: en un importante estudio de neurobiología, el científico William Greenough, de la Universidad de Illionis constató que si bien el número de neuronas que la componen permanece estable, lo que aumenta significativamente es el número de dendritas o ramificaciones arborescentes en sus neuronas que conectan con otras neuronas. Así pues, la corteza cerebral de la rata se desarrolla porque crece el número de conexiones que sus neuronas generan entre sí. Algo que no sucede cuando se mantiene a la rata aislada y sin estimulación.
Nada distinto sucede por lo visto con el cerebro humano. Es cierto que se trata de un órgano rígido en lo que respecta al número total de neuronas que lo forman, no susceptibles de multiplicación o regeneración desde pocos meses después del nacimiento, momento en que se alcanza el cómputo global y fijo de neuronas que persistirán a lo largo de la vida de un individuo hasta que comiencen a destruirse. Pero el cerebro, según vienen demostrando en los últimos tiempos las investigaciones científicas en el terreno de la neurociencia, es un órgano tremendamente plástico y moldeable en lo relativo al número y tipo de conexiones que esas mismas neuronas pueden crear. La propia morfología de las neuronas, como consecuencia del desarrollo de sus dendritas y de los contactos que tales ramificaciones establecen con otras neuronas, está sujeta a cambios y éstas, al parecer, nunca pierden su capacidad de modificarse. En este sentido, puede decirse que el cerebro humano es un órgano en constante transformación no sólo funcional, sino también estructural o morfológica en virtud del número y clase de conexiones que se producen entre las neuronas, dado que ambos factores no dejan de alterarse con el transcurrir del tiempo.
¿Y de qué son resultado las nuevas y diferentes conexiones que se crean entre las neuronas? Sencillamente, de la experiencia y de los aprendizajes a los que ésta da lugar. Nuevos estímulos perceptivos y ambientales, suficientemente reiterados, implican nuevas conexiones. Distintas prácticas, operaciones o ejercicios mentales conducen al desarrollo de distintas ramificaciones de las dendritas neuronales y a distintas conexiones con otras neuronas. Y, al parecer, esta plasticidad o capacidad de las neuronas de generar conexiones entre ellas no depende de la información hereditaria. O, lo que es lo mismo, los genes no determinan el número de conexiones sinápticas que las neuronas pueden generar, sino que éste varía exclusivamente en función de la actividad y estimulación cerebral. Por ello no existen dos cerebros iguales, ni tan siquiera en gemelos idénticos. Si sólo uno de estos gemelos de idéntica carga genética se dedica, pongamos por caso, a tocar el piano, se observará que en las áreas de la corteza cerebral destinadas al control del movimiento de cada una de las dos manos se ha generado un gran cúmulo de conexiones neuronales y, por tanto, un desarrollo de la corteza cerebral en estas zonas notoriamente mayor en relación con el cerebro del otro gemelo.
Lo que se deduce de todo esto es que el cerebro humano es una suerte de masa plástica que se modela en función de la experiencia. De ahí que, incluso en su configuración puramente física, dispar en cada ser humano, este órgano constituya el fiel reflejo de nuestras vivencias y de las habilidades y competencias que hemos adquirido en virtud de la práctica y el aprendizaje. Un reflejo, por otra parte, siempre cambiante y dispuesto al cambio según las actividades que llevemos a cabo y la estimulación a la que sometamos a nuestras neuronas. Hasta el punto de que se cree que si los niños procedentes de ambientes depauperados con deficiente estimulación intelectual y psico-afectiva tienden a mostrar una menor capacidad o desarrollo intelectual es porque, al igual que en el caso de las ratas, sus neuronas poseen una arborización menor que la de los niños criados en ambientes óptimos. Pero si esos mismos niños son sometidos a un programa de estimulación cognitiva, su desarrollo cerebral y el correlativo rendimiento intelectual no tardan en aumentar para equipararse al de la media al aumentar el número de conexiones sinápticas de sus neuronas.
Esto es, a día de hoy, lo que dice la Ciencia en lo referente a la plasticidad del cerebro, la capacidad de aprendizaje y el rendimiento intelectual de los seres humanos. Sin embargo, hace unas semanas, saltaba la noticia de la presentación de un estudio por parte de la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales) sobre las “Reformas necesarias para potenciar el crecimiento de la economía española” –un estudio, por cierto, al que no se puede acceder gratuitamente y cuyo precio en el mercado es de más de 80 euros– en el que, en el capítulo sobre reformas educativas, se defiende que la herencia genética “tiene una importancia sustantiva en el rendimiento escolar de los hijos equivalente o algo superior a la del origen socioeconómico”. Y es que, según uno de los coautores del mismo, profesor de Sociología de la Educación en la Universidad Complutense, “cada vez estamos más convencidos de que no todo es condicionamiento social”. A la par, este mismo estudio señala que “el gasto en educación no es lo más importante en la obtención de resultados”.
No puedo saber –dado que, como ya he dicho, no se puede consultar de manera gratuita y no tengo intención alguna de gastarme más de 80 euros en adquirir este texto para enriquecer aún más el bolsillo de los empresarios– si el estudio de la CEOE pone en relación ambas afirmaciones. Pero creo que cualquier persona con sus neuronas mínimamente estimuladas y, consecuentemente, con un grado estándar de conexiones sinápticas entre ellas, podrá deducir la conclusión que se deriva de su contemplación conjunta: si el rendimiento escolar depende “sustantivamente” de la herencia genética y, por tanto, los listos de nacimiento siempre obtendrán mejores resultados que los tontos de nacimiento, ¿qué sentido tiene invertir más en una mejor educación? No, la inversión en educación no tiene sentido, parece decir la CEOE a partir de las investigaciones presuntamente científicas en las que se apoyan. De manera natural, los listos de nacimiento obtendrán buenos resultados y los tontos de nacimiento malos. No despilfarremos el dinero público en gastos inútiles.
Pero lo que no contaba esta noticia es que en este capítulo sobre reformas educativas del estudio de la CEOE, titulado “Diagnóstico y reforma de la educación general en España” se sostiene –al menos según el resumen ejecutivo que sí circula por la red– que “los centros privados suelen obtener mejores resultados que los públicos, aunque ello se debe en gran medida a que seleccionan alumnos de familias con mejor nivel social o educativo”. Parece, pues, que sus autores, incurriendo en una clara contradicción, sí reconocen que, a mayor nivel socioeconómico, mejores resultados. Refrendan con ello, quizá sin pretenderlo, los datos estadísticos que –por supuesto desde otros frentes– señalan que las tasas de fracaso escolar son entre tres y cuatro veces superiores en las comunidades pobres en comparación con las ricas, o que los niños pertenecientes a familias con renta media y alta tienen hasta veinte veces menos probabilidades de abandono escolar que los pertenecientes a familias de renta baja.
Y tampoco contaba que a continuación de este punto sus autores se permiten afirmar que “una mayor proporción de enseñanza privada mejora el rendimiento conjunto del sistema, a través de las presiones competitivas en las escuelas públicas, a condición de que gran parte de la enseñanza privada esté financiada públicamente y la financiación por alumno sea similar a la de los centros públicos”. Cabría aquí preguntarse cómo hacer compatible la idea de que el gasto en educación no es lo más importante en la obtención de resultados –o, tal y como reza en el resumen ejecutivo, “llegado un cierto nivel de gasto por alumno, los incrementos superiores tienden a tener efectos nulos en el rendimiento escolar” – con la de que la financiación por alumno en los centros privados sea similar a la de los centros públicos. Porque mientras no se incremente el gasto en educación –y el estudio sugiere claramente la inutilidad de tal incremento–, la financiación pública de los centros privados sólo podría tener lugar a costa de disminuir el gasto en educación en los centros públicos. Y mientras los centros concertados y privados sigan seleccionando a los alumnos de mejor nivel socioeconómico, ello supondrá destinar el dinero público a favorecer a los más favorecidos quitándoselo para ello a los más desfavorecidos.
Quizá estos profesores piensen que en los niveles socioeconómicos más elevados se aglutinan los más listos, mientras que en los inferiores se aborregan los más tontos. Y a lo mejor hasta tienen razón, si se atiende al rendimiento escolar observado entre una y otra esfera de la población. Ahora, lo que me parece el colmo de la obscenidad y la perversión es que intenten convencernos de la inutilidad de cualquier política de redistribución de la riqueza y justicia social encaminada a mitigar diferencias entre los más ricos y los más pobres desde la premisa de que si los pobres son pobres ello se debe, sencillamente, a que son tontos de nacimiento y no hay forma de alterar esta cruel determinación natural. Porque es aquí donde se demuestra la obscenidad y la perversión que anidan en la defensa de ciertas ideologías innatistas sobre la condición humana en general y su inteligencia en particular: que sistemáticamente se postulan al servicio del más recalcitrante inmovilismo y para aún mayor beneficio de quienes ya han salido injustamente beneficiados en esta injusta lotería social, que no natural.
Nada distinto sucede por lo visto con el cerebro humano. Es cierto que se trata de un órgano rígido en lo que respecta al número total de neuronas que lo forman, no susceptibles de multiplicación o regeneración desde pocos meses después del nacimiento, momento en que se alcanza el cómputo global y fijo de neuronas que persistirán a lo largo de la vida de un individuo hasta que comiencen a destruirse. Pero el cerebro, según vienen demostrando en los últimos tiempos las investigaciones científicas en el terreno de la neurociencia, es un órgano tremendamente plástico y moldeable en lo relativo al número y tipo de conexiones que esas mismas neuronas pueden crear. La propia morfología de las neuronas, como consecuencia del desarrollo de sus dendritas y de los contactos que tales ramificaciones establecen con otras neuronas, está sujeta a cambios y éstas, al parecer, nunca pierden su capacidad de modificarse. En este sentido, puede decirse que el cerebro humano es un órgano en constante transformación no sólo funcional, sino también estructural o morfológica en virtud del número y clase de conexiones que se producen entre las neuronas, dado que ambos factores no dejan de alterarse con el transcurrir del tiempo.
¿Y de qué son resultado las nuevas y diferentes conexiones que se crean entre las neuronas? Sencillamente, de la experiencia y de los aprendizajes a los que ésta da lugar. Nuevos estímulos perceptivos y ambientales, suficientemente reiterados, implican nuevas conexiones. Distintas prácticas, operaciones o ejercicios mentales conducen al desarrollo de distintas ramificaciones de las dendritas neuronales y a distintas conexiones con otras neuronas. Y, al parecer, esta plasticidad o capacidad de las neuronas de generar conexiones entre ellas no depende de la información hereditaria. O, lo que es lo mismo, los genes no determinan el número de conexiones sinápticas que las neuronas pueden generar, sino que éste varía exclusivamente en función de la actividad y estimulación cerebral. Por ello no existen dos cerebros iguales, ni tan siquiera en gemelos idénticos. Si sólo uno de estos gemelos de idéntica carga genética se dedica, pongamos por caso, a tocar el piano, se observará que en las áreas de la corteza cerebral destinadas al control del movimiento de cada una de las dos manos se ha generado un gran cúmulo de conexiones neuronales y, por tanto, un desarrollo de la corteza cerebral en estas zonas notoriamente mayor en relación con el cerebro del otro gemelo.
Lo que se deduce de todo esto es que el cerebro humano es una suerte de masa plástica que se modela en función de la experiencia. De ahí que, incluso en su configuración puramente física, dispar en cada ser humano, este órgano constituya el fiel reflejo de nuestras vivencias y de las habilidades y competencias que hemos adquirido en virtud de la práctica y el aprendizaje. Un reflejo, por otra parte, siempre cambiante y dispuesto al cambio según las actividades que llevemos a cabo y la estimulación a la que sometamos a nuestras neuronas. Hasta el punto de que se cree que si los niños procedentes de ambientes depauperados con deficiente estimulación intelectual y psico-afectiva tienden a mostrar una menor capacidad o desarrollo intelectual es porque, al igual que en el caso de las ratas, sus neuronas poseen una arborización menor que la de los niños criados en ambientes óptimos. Pero si esos mismos niños son sometidos a un programa de estimulación cognitiva, su desarrollo cerebral y el correlativo rendimiento intelectual no tardan en aumentar para equipararse al de la media al aumentar el número de conexiones sinápticas de sus neuronas.
Esto es, a día de hoy, lo que dice la Ciencia en lo referente a la plasticidad del cerebro, la capacidad de aprendizaje y el rendimiento intelectual de los seres humanos. Sin embargo, hace unas semanas, saltaba la noticia de la presentación de un estudio por parte de la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales) sobre las “Reformas necesarias para potenciar el crecimiento de la economía española” –un estudio, por cierto, al que no se puede acceder gratuitamente y cuyo precio en el mercado es de más de 80 euros– en el que, en el capítulo sobre reformas educativas, se defiende que la herencia genética “tiene una importancia sustantiva en el rendimiento escolar de los hijos equivalente o algo superior a la del origen socioeconómico”. Y es que, según uno de los coautores del mismo, profesor de Sociología de la Educación en la Universidad Complutense, “cada vez estamos más convencidos de que no todo es condicionamiento social”. A la par, este mismo estudio señala que “el gasto en educación no es lo más importante en la obtención de resultados”.
No puedo saber –dado que, como ya he dicho, no se puede consultar de manera gratuita y no tengo intención alguna de gastarme más de 80 euros en adquirir este texto para enriquecer aún más el bolsillo de los empresarios– si el estudio de la CEOE pone en relación ambas afirmaciones. Pero creo que cualquier persona con sus neuronas mínimamente estimuladas y, consecuentemente, con un grado estándar de conexiones sinápticas entre ellas, podrá deducir la conclusión que se deriva de su contemplación conjunta: si el rendimiento escolar depende “sustantivamente” de la herencia genética y, por tanto, los listos de nacimiento siempre obtendrán mejores resultados que los tontos de nacimiento, ¿qué sentido tiene invertir más en una mejor educación? No, la inversión en educación no tiene sentido, parece decir la CEOE a partir de las investigaciones presuntamente científicas en las que se apoyan. De manera natural, los listos de nacimiento obtendrán buenos resultados y los tontos de nacimiento malos. No despilfarremos el dinero público en gastos inútiles.
Pero lo que no contaba esta noticia es que en este capítulo sobre reformas educativas del estudio de la CEOE, titulado “Diagnóstico y reforma de la educación general en España” se sostiene –al menos según el resumen ejecutivo que sí circula por la red– que “los centros privados suelen obtener mejores resultados que los públicos, aunque ello se debe en gran medida a que seleccionan alumnos de familias con mejor nivel social o educativo”. Parece, pues, que sus autores, incurriendo en una clara contradicción, sí reconocen que, a mayor nivel socioeconómico, mejores resultados. Refrendan con ello, quizá sin pretenderlo, los datos estadísticos que –por supuesto desde otros frentes– señalan que las tasas de fracaso escolar son entre tres y cuatro veces superiores en las comunidades pobres en comparación con las ricas, o que los niños pertenecientes a familias con renta media y alta tienen hasta veinte veces menos probabilidades de abandono escolar que los pertenecientes a familias de renta baja.
Y tampoco contaba que a continuación de este punto sus autores se permiten afirmar que “una mayor proporción de enseñanza privada mejora el rendimiento conjunto del sistema, a través de las presiones competitivas en las escuelas públicas, a condición de que gran parte de la enseñanza privada esté financiada públicamente y la financiación por alumno sea similar a la de los centros públicos”. Cabría aquí preguntarse cómo hacer compatible la idea de que el gasto en educación no es lo más importante en la obtención de resultados –o, tal y como reza en el resumen ejecutivo, “llegado un cierto nivel de gasto por alumno, los incrementos superiores tienden a tener efectos nulos en el rendimiento escolar” – con la de que la financiación por alumno en los centros privados sea similar a la de los centros públicos. Porque mientras no se incremente el gasto en educación –y el estudio sugiere claramente la inutilidad de tal incremento–, la financiación pública de los centros privados sólo podría tener lugar a costa de disminuir el gasto en educación en los centros públicos. Y mientras los centros concertados y privados sigan seleccionando a los alumnos de mejor nivel socioeconómico, ello supondrá destinar el dinero público a favorecer a los más favorecidos quitándoselo para ello a los más desfavorecidos.
Quizá estos profesores piensen que en los niveles socioeconómicos más elevados se aglutinan los más listos, mientras que en los inferiores se aborregan los más tontos. Y a lo mejor hasta tienen razón, si se atiende al rendimiento escolar observado entre una y otra esfera de la población. Ahora, lo que me parece el colmo de la obscenidad y la perversión es que intenten convencernos de la inutilidad de cualquier política de redistribución de la riqueza y justicia social encaminada a mitigar diferencias entre los más ricos y los más pobres desde la premisa de que si los pobres son pobres ello se debe, sencillamente, a que son tontos de nacimiento y no hay forma de alterar esta cruel determinación natural. Porque es aquí donde se demuestra la obscenidad y la perversión que anidan en la defensa de ciertas ideologías innatistas sobre la condición humana en general y su inteligencia en particular: que sistemáticamente se postulan al servicio del más recalcitrante inmovilismo y para aún mayor beneficio de quienes ya han salido injustamente beneficiados en esta injusta lotería social, que no natural.
22 comentarios:
Ay Antígona,
permiteme que ponga en entredicho estos estudios tan partidistas que responden a unos intereses particulares tan reconocibles:la política neo-liberal que ensalza la privatización no despierta más que mi desconfianza y mi rechazo.
Partimos de que el ambiente social,el aprendizaje,la experiencia condiciona el rendimiento académico y las capacidades sociales del individuo,al menos en un 80% ,por poner un porcentaje.
Por tanto,no cabe más salida que desarrollar fórmulas nuevas desde el sistema educativo público para sacar el mayor partido posible a las capacidades del alumnado,porque lo que está claro,es que fomentar los colegios privados nos lleva a reforzar todavía más la desigualdad social.
Ni los listos nacieron listos ni los tontos nacieron tontos,pero está claro que los medios pueden favorecen el desarrollo.
Por ello,que los empresari@s defiendan esas teorías no me extraña nada,aunque verdaderamente insulten nuestra inteligencia con su solapada intención de justificar la ausencia total de igualdad de oportunidades.
Mientras ellos esgrimen sus teorías neoliberales,otr@s seguiremos apostando con todas sus lagunas y sus posibilidades de mejora,por un sistema educativo público,accesible,gratuito y laico.
Un abrazo al pie del ventilador:)
En primer lugar quiero agradecerte la estupenda explicación inicial, se entiende perfectamente. Aunque los que nos dedicamos a la enseñanza no tenemos dudas sobre la importancia de la estimulación en el aprendizaje y el rendimiento intelectual, la explicación científica de las conexiones sinápticas que las neuronas pueden generar, resulta muy clarificadora.
El planteamiento de la patronal española es, efectivamente, obsceno y perverso. Su objetivo es claro y preciso, hundir la enseñanza pública reduciendo las inversiones tal y como se está haciendo en estos momentos. Incrementar las diferencias, eliminando los derechos sociales (en este caso el derecho a la educación) que consideran costosos e inútiles porque los pobres son tontos y tontos deben seguir para ser mejor explotados por los ricos y listos....
Resulta apabullante que estos argumentos sean presentado bajo la respetabilidad académica de un estudio que avalan profesores universitarios, lo cual nos confirma que la ciencia también es subjetiva y que bajo sus afirmaciones se han extendido y justificado (científicamente),a lo largo de la historia, aberraciones como la desigualdad de los sexos, la existencia y desigualdad de razas, la tendencia a la prostitución y el alcoholismo de los obreros/as (muchos estudios médicos avalaban esta afirmación en en el siglo XIX) o la perla de estudio que señalas en pleno 2011.
Estupenda entrada, seguro que puede provocar algunas conexiones sinápticas... :)
Un abrazo!!
1- Los centros de estudios "elitistas" no tienen ningún reparo en "mejorar" el historial académico de sus alumnos para favorecer que su nota de acceso a la universidad sea más alta que la del resto de alumnos.
2- La CEOE es uno de los últimos reductos del franquismo en este país. Nada de lo que salga de ahí debe extrañarnos
3- La derecha (PP, PSOE, CiU, PNV, UPyD, Ciutadans, UPN, etc...) está empeñada en robarnos un Estado que hemos pagado con nuestras cotizaciones e impuestos.
4- Gracias a la inoperancia de la izquierda los ultras están saliendo del armario y dentro de poco camparán a sus anchas.
5- Democracia Real es el único reducto desde el que hacer frente a lo que se nos viene encima. Por eso lo reprimen y lo boicotean con todas sus fuerzas (policiales)
Un beso sináptico
P.d. La capacidad de regeneración del cerebro es realmente alucinante. Excepto en algunos primates como los de la CEOE
El mundo de la educación, querida Antígona, es ya un mundo fracasado en cualquiera de sus ámbitos, económico, político, social y pedagógico. Todo es un desastre, una ruina, una calamidad, un mal irrecuperable, un engaño en el que se esconden cartas debajo del tapete verde, en el que se da pábulo a charlatanes vendedores de elíxires curalotodo a los que llaman “políticas educativas progresistas” que no han hecho otra cosa que convertir las escuelas en barcos a la deriva, náufragos a punto de hundirse. Las privadas en negocios en muchos casos obscenos y las públicas en “modus vivendi” de muchos funcionarios que sólo ansían su pronta y bien pagada “pre” jubilación, gente sin predisposición ni vocación para la enseñanza, como aquellos antiguos curas sin fe que sólo buscaban techo, cama, vestido y comida en las parroquias. Profesores y maestros que lo primero que hicieron el primer día de clase es llamar a sus alumnos de tú.
No les des más vueltas, querida amiga, no contrastes sesudos estudios científicos con otros de pseudo científicos que no son otra cosa que intereses de grupo, gastarás saliva inútilmente.
La pedagogía contemporánea debería estar sentada en el Tribunal Internacional de la Haya, y a la mayoría de sus generales y soldados condenarlos a treinta años de trabajos forzados arrastrando grilletes mientras van cantando la lista de los reyes godos, por cada error un latigazo.
Me hace gracia como la palabra “liberal” o “neoliberal” se ha convertido en un insulto, no hay más ciego que el que no quiere ver.
Besos.
Jajaja estoy con Cetina en lo de los primates de la CEOE, jajaja.
La derecha anda despendolada, en estos tiempos que corren se quitan las caretas y hablan sin cortapisas y para colmo el mundo les da la razón. Pues nada, volvamos a la mortalidad y al trabajo infantil... total, los pobres lo son porque quieren, porque no saben ser otra cosa y no hacen nada por prosperar… teorías neoliberales a gogó ya desprejuiciadas porque lo políticamente correcto ahora es otro. Vivimos tiempos regresivos y todo sea que sólo bajemos al S.XIX, a veces me da repelús pensar que pueden recordar el feudalismo… jeje. Rio por no llorar que diría aquel.
En cuanto a la ciencia no deberíamos sorprendernos (yo lo sigo haciendo, ya, soy así de ilusa). Existe un desconocimiento absoluto acerca de ella, de sus formas (que viene desde la escuela y en el propio método educativo: en lo que respecta a las ciencias más bien a su ausencia) y de ahí la facilidad para ser manipulada y utilizada con el fin de ravalidar ciertos intereses, casi siempre espúreos. Esta es una prueba más de la escalada de ignorancia que empezó hace mucho, tal vez desde la Ilustración, quién lo diría!, la ciencia mal entendida se convierte en el dios de los descreídos o sencillamente rellena sus huecos. Y en nuestros tiempos desde la publicidad que certifica el uso y el beneficio de un producto con nombres casi siempre falsos pero que suenan la mar de científicos, pasando por argumentos seudocientíficos o la propia teoría de la evolución (con lo que me gusta, coñe) para justificar el inmovilismo de los roles sexuales o las pulseras de imanes… yo qué sé, todo vale. No es nuevo aunque sí lo sea la desfachatez con la que ahora mismo se lleva cabo y sobre todo el eco que recibe en los medios. Eso es lo más peligroso y su mejor arma… uffff.
Recuerdo que cuando leía acerca del Creacionismo en norteamérica pensaba que eran una panda de tarados y que no podía ir más allá pero sí, ya ves, están aquí, me refiero al método de llevar a cabo la mentira: dar la vuelta a la Ciencia y convertirla así en la merienda de los merchifles. Europa se resquebraja y se implanta lo peor y más nefasto de la cultura popular del imperio… mientras dure este que el siguiente que venga puede ser peor.
Y mientras pues nos queda por delante seguir leyendo idioteces de estas con el convencimiento de que cada día calarán más y que como se dice, el S.XX fue el siglo de la obtención de derechos (y no fue ninguna bicoca, no obstante) y el XXI será la reconquista y la lucha por esos mismos derechos. Triste panorama pero tan presente y ladino que me asusta pensarlo. Y me cabrea, aún más.
Besos sin anastesia!
Hoy he empezado el día con esta lectura sesuda y muy bien argumentada. Me he impreso el texto y he ido leyendo hasta el trabajo :-)
Utilizar la ciencia con finalidades políticas claras no hace más que desprestigiar la ciencia y su premisa básica: la objetividad, el ensayo y el error, y el método empirista. Desgraciadamente, sigue pasando que desde distintas ideologías se hace uso y abuso de la palabra "ciencia" para finalidades no demasiado éticas. El estudio que expones que ha ideado la CEOE es aberrante, y por supuesto que estoy de acuerdo que favorecer el ambiente y la estimulación intelectual adecuada para los niños es la mejor arma para acabar con las desigualdades. Por supuesto que los niños de zonas más desfavorecidas nacen con desventaja y no son más tontos que otros... Pero de todas formas, por mi experiencia en la pública y en la privada, he de decir que se me escapan las razones del por qué en ambos casos, algunos alumnos demostraban más capacidad que otros: por ej., para el pensamiento abstracto. Y eso creo que no tiene nada que ver con el origen social de los alumnos. Sin embargo, justificar los recortes desde las premisas que dices es alarmante y denunciable (bueno, desde cualquier premisa, pero en este caso resulta si más no, de mal gusto y de lo más clasista). En fin, en el fondo somos también los ciudadanos los que debemos despertar y no votar a partidos políticos que aboguen por la privatización y por el recorte en derechos socials que tanto han costado conseguir.
Un abrazo, Antígona!!
Troyana, claro que te lo permito, es más, para mí la única actitud que cabe adoptar ante estos estudios es la de ponerlos en entredicho, porque está claro que lo que los guía no es precisamente un interés científico, y que por tanto carecen de toda legitimidad. Y los intereses particulares a los que aludes son tan fácilmente reconocibles que, por un lado, despiertan una cierta dosis de vergüenza ajena, y por otro una tremenda indignación, si es que esta gente cree que somos tan imbéciles como para tragarnos sus argumentos espurios.
Para mí, la cuestión más importante es que de un Estado de derecho se espera que, como efectivamente apuntas, favorezca la igualdad de oportunidades y trate de corregir o de limar las desigualdades sociales y económicas. Y desde luego una de las principales armas para ello es la educación, siempre y cuando ésta sea pública, porque sólo una educación pública y gratuita permitirá que los más desfavorecidos tengan alguna oportunidad de cambiar o mejorar su situación y establecerá un principio de igualdad entre ricos y pobres que contribuya a reducir diferencias.
Por otra parte, recurrir a estas alturas a la herencia genética para explicar el rendimiento escolar me parece, como bien dices, un insulto a la inteligencia. Y no sólo porque está claro que, habiendo individuos con mejores o peores capacidades de punto de partida, éstas siempre mejorarán con el aprendizaje y la práctica, se llegue con ello al punto que se llegue, sino porque defender solapadamente que no vale la pena invertir dinero en quienes nunca conseguirán un premio Nobel por su inteligencia es defender un darwinismo social que en la actualidad me resulta de todo punto inmoral.
El problema es que, en los tiempos que corren, y con este triunfo abrumador de la derecha neoliberal, sus recomendaciones para la reforma educativa no dejarán de hacerse realidad. Que dios o el diablo nos pille confesados.
Un beso y un abrazo!
Laura, no soy yo precisamente de las que tienen una fe ciega en la ciencia, entre otras cosas porque, como bien dices al final de tu comentario, no es raro que ésta se ponga al servicio de la ideología imperante en un determinado momento de la historia. Pero estos estudios sobre la plasticidad del cerebro, surgidos de la necesidad de explicar cómo personas que habían sufrido lesiones cerebrales que mermaban sus capacidades acababan recobrándolas a fuerza de entrenamiento y estimulación –algo inexplicable cuando sólo se atiende al número estable de neuronas en nuestro cerebro- me parecen de todo punto esclarecedores y perfectamente coherentes con otros hechos que observamos en la realidad humana, como es su capacidad de desarrollo y transformación.
Lo que me parece más escandaloso de este estudio de la CEOE, y ya el colmo del descabello, es que después de decir que no tiene sentido aumentar la inversión en educación, pretendan que el dinero público se destine a financiar la escuela privada. ¡Pero cómo se puede tener tanto morro, joder! El dinero público debe emplearse en lo público, que lo privado ya se lo financian quienes disponen de los medios para ello. ¿O es que ahora resultará que los pobres deben pagar con sus impuestos la educación elitista de los ricos mientras sus hijos no tienen más remedio que acudir a centros públicos cada vez más degradados y faltos de medios? En fin, es que me dan ganas de vomitar…
Y sí, el otro escándalo es que el estudio lo hayan elaborado dos profesores universitarios, aunque a mí ya no me extraña después de haber visto en el documental “Inside Job” –si aún no lo has visto, te lo recomiendo vivamente- cómo los más prestigiosos profesores de Harvard llevan años enseñando y proclamando en sus aulas las bondades de las teorías y medidas neoliberales que nos han llevado a la ruina pagados por las empresas y los bancos que se benefician constantemente de ellas. Creo que como mínimo lo que debería esperarse de un profesor universitario o de un científico es un poco de honestidad intelectual. Pero está visto que en la era del Capital el afán de verdad se vende al mejor postor y hasta quienes se supone que representan esa verdad no son más que títeres del poder económico. Lamentable hasta decir basta.
Un beso!
C.E.T.I.N.A., de acuerdo con casi todo lo que planteas.
Las irregularidades en el funcionamiento de los centros privados y concertados son palmarias. Por lo visto, los centros concertados tienen la obligación de acoger a un tanto por ciento de inmigrantes para mantener sus conciertos. Pero las administraciones públicas parecen no reparar después en que la selección de alumnos sigue teniendo lugar en la medida en que los inmigrantes que acogen provienen de familias acomodadas y sin ningún problema de adaptación social. Mientras tanto, sé de buena tinta de centros públicos con hasta un cuarenta por ciento de alumnos inmigrantes que llegan sin conocimiento alguno del idioma y procedentes de familias que sólo tratan de sobrevivir como buenamente pueden y que no tienen tiempo de preocuparse por cómo van sus niños en el colegio. ¿Será raro, entonces, que el rendimiento de los chavales en los centros privados y concertados sea mayor que en los públicos, cuando además éstos cuentan cada vez con menos medios?
En lo que no estoy de acuerdo es en que el PP sea igual que el PSOE. Y por favor no interpretes esto que digo como una defensa del PSOE, cuya actuación política me resulta totalmente indefendible y que podría estar criticando durante horas. Pero aun así, por disconformes, decepcionados e indignados que podamos estar con la única “izquierda” que ha subido al poder en este país–y lo pongo entre comillas porque a veces, sorprendentemente, uno tiene la sensación de que algunas derechas europeas defienden políticas más de izquierdas que el PSOE-, creo que es necesario reconocer que hay diferencias entre unos y otros. Y si no, tiempo al tiempo, que dentro de poco asistiremos a manos de la derecha a un auténtico desmantelamiento del Estado del bienestar que, por cierto, hace ya tiempo ha comenzado en comunidades donde el PP ostenta desde hace años la mayoría absoluta.
Un beso asustado!
Estoy de acuerdo contigo, estimado Peletero, incluso diría que a los modernos pedagogos habría que ahorcarlos a todos sin excepción. Hay estudios, además, que señalan que toda esta degradación de la educación a manos de la moderna pedagogía no es ninguna casualidad, ni tampoco el resultado de un error bienintencionado. Por lo visto, la implantación del modelo tipo LOGSE en Europa se produjo poco después de que se hubiera comprobado que su aplicación en los Estados Unidos había conducido al más estrepitoso fracaso en lo relativo a la adquisición de capacidades y habilidades básicas de los estudiantes. ¿Y por qué? No estoy hablando necesariamente de teorías de la conspiración, sino más bien de la confluencia de una serie de factores que dan por resultado una realidad que no se tiene intención alguna de modificar: nuestras sociedades modernas no necesitan en absoluto más que de un pequeño número de individuos formados; el resto, basta que se conviertan en simples consumidores que alimenten la maquinaria sin cuestionarla. Y para ello, cuanto menos formados estén, es decir, cuanto más ignorantes sean y de menos herramientas dispongan para desarrollar un pensamiento crítico, mejor que mejor. En lo que no estoy de acuerdo es en que profesores y maestros se hallen en connivencia con tales políticas educativas. Más bien me parece que, si en algo funciona el sistema educativo, es por la resistencia que ambos colectivos ejercen contra las modernas teorías pedagógicas y en su constante “ineficiencia” para aplicar las medidas que los pedagogos les proponen. Contando, obviamente, con que siempre hay algunos descerebrados que se las creen a pies juntillas y se empeñan en aplicarlas sin haber reflexionado previamente sobre sus bondades o perjuicios.
Lo que me preocupa, estimado amigo, es que quienes reciben clase en la universidad de los profesores que elaboraron el estudio de la CEOE serán esos futuros pedagogos que dictarán nuevas políticas educativas y sin ser conscientes de ello –porque hasta ahí llegará su supina ignorancia y confiarán ciegamente en los supuestos conocimientos que aprendieron- terminarán por convertirse en leguleyos de los empresarios. En este caso, cualquier denuncia, por obvia que sea, me parece urgente y necesaria.
A mí también me hace gracia que la palabra “liberal” se haya convertido en un insulto. Pero si se ha convertido en un insulto no es sino por la ideología y comportamiento de aquellos que se llaman a sí mismos liberales. O que defienden con sus actos eso que en su día se llamó el liberalismo económico sin tener, por supuesto, ni pajolera idea de qué propugnaba el liberalismo económico o de quién era Adam Smith.
Un beso!
Marga, es verdad, los que integran la CEOE son los que más deberían temer por el futuro de sus hijos si, según ellos mismos defienden, el rendimiento escolar se encuentra en función de la herencia genética, jajaja.
Y sí, también estoy de acuerdo contigo en que la derecha anda tan despendolada que los pocos pelos en la lengua que podía tener se los ha arrancado y se permite hablar con el máximo descaro sin temor a las reacciones que sus palabras puedan suscitar, entre otras cosas porque saben que en este país cainita, digan lo que digan y hagan lo que hagan, no suscitarán reacción alguna entre sus adeptos. Además, es obvio que su estrategia consiste en, llegados al poder, cargarse la enseñanza pública destinando los medios públicos a la privada y la concertada. Al cabo de unos pocos años, ¿quién va a defender la enseñanza pública o va a desear llevar a sus hijos a centros públicos, convertidos en guetos de inadaptados y delincuentes en potencia? Eso es exactamente lo que está ocurriendo en la comunidad en la que tú y yo vivimos. Y en cuanto al feudalismo, supongo que viste aquella noticia de “El Mundo Today” en la que cierta entidad ofrecía un curso para convertirse en señor feudal… Si me reí con ella es porque, en el fondo, la ficción y la broma no se hallan tan lejos de la realidad y quienes la hacen lo saben perfectamente.
Lo que a mí me sorprende, Marga, es que los propios científicos sean tan ignorantes sobre la propia ciencia. Se llevan haciendo descubrimientos y oyéndose noticias sobre este tema de la plasticidad del cerebro desde hace ya años. Y, sin embargo, a cada dos por tres siguen saliendo a la palestra investigaciones, avaladas también por científicos, que pretenden demostrar que hombres y mujeres son diferentes porque sus cerebros son genéticamente diferentes, o que nos enamoramos de tales o cuales individuos porque estamos genéticamente determinados para ellos, o vete tú a saber qué otra chorrada que se pretende defender a partir de la herencia genética. Así pues, mientras en unos terrenos de la ciencia se dice A, en otros se afirma que no-A, y da la sensación de que ni los propios científicos se interesan por las investigaciones y teorías que sus colegas de profesión avalan, ni mucho menos, por tanto, se percatan de la contradicción que supone defender A y no-A en nombre de una misma institución, precisamente aquella que se erige hoy en día en paradigma de la verdad y el saber.
Claro que, por una parte, una cosa es la ciencia, y otra muy distinta la difusión mediática que de ella se hace. Y en esto de la difusión mediática es obvio que nunca va a ser más conocida la teoría más verdadera por más rigurosa en sus métodos de investigación, sino que lo será la que mejor respalde los intereses de quienes puedan sacar algún partido económico o del tipo que sea de proclamarse apoyados por la ciencia. Aún recuerdo aquella polémica que tuvimos en esta casa a propósito de Pinker y la psicología evolucionista, gente empeñada en defender, también desde supuestos nominalmente científicos, que las mujeres son menos inteligentes que los hombres o que los hombres son por naturaleza más tendentes a la promiscuidad que las mujeres. Pero la cuestión es que el libro de Pinker fue un éxito de ventas y durante cierto tiempo, todo el mundo sabía quién era Pinker y en qué desembocaban sus estudios. Cuando sólo hacía falta indagar un poco más para enterarse de qué opinaba la comunidad científica más seria de las teorías de Pinker. Y mira, acabo de comprobar que en Google, si pones simplemente “Pinker”, el primer enlace que aparece es el que remite a su persona. Así que, visto lo visto, no era extraño que el Creacionismo acabara teniendo algún tipo de repercusión e incluso credibilidad, por discutido y denostado que se encuentre desde los frentes que con más fundamento pueden cuestionarlo.
(sigo abajo, que blogger anda hoy tacaño)
Confiemos, de verdad, en que el siglo XXI sea el de la reconquista y lucha por los derechos ganados durante el siglo XX. Que tal y como está el panorama político, lo de la reconquista no lo tengo yo tan claro.
Besos igualmente cabreados!
Caray, Dona, ¡pero qué chica más aplicada! :) Sospechaba que todo el tema de la plasticidad del cerebro podía resultar un poco farragoso de explicar, pero me apetecía contarlo con detalle porque me parece increíble que se desconozca tanto y que tantos se aprovechen de ese desconocimiento para proponer teorías de todo punto incoherentes con estos para mí valiosos descubrimientos de la neurociencia. Y eso que Punset no ha dejado de difundirlo en sus programas, jajaja.
Si uno repasa la historia de la ciencia, es evidente, como señalaba Laura Uve, que la ciencia no siempre se ha regido por criterios de objetividad o que ha sesgado sus criterios de objetividad en función de aquello que, de antemano y antes de cualquier comprobación empírica, se quería demostrar desde fines no científicos. Y es que no hay que olvidar que los científicos son también personas que forman parte de nuestra sociedad y que no siempre son capaces de desprenderse de los prejuicios que ésta les inculca a la hora de plantear sus investigaciones. Así que me temo que siempre encontraremos científicos que se pongan al servicio de ideologías aberrantes, e incluso cabría aventurar que no puede existir un científico plenamente “desideologizado” y el problema reside en cuál sea la ideología que lo guía en su trabajo.
Esta discusión sobre lo natural y lo cultural ya la hemos tenido a propósito de otros temas, Dona, y tampoco desde una perspectiva científica se puede negar que existan diferencias entre individuos en lo relativo a sus capacidades intelectuales, del mismo modo que no se puede negar que existan diferencias físicas. Pero lo que no es de recibo es, primera, distribuir esas diferencias individuales en géneros o estratos sociales (hombre-mujer, ricos-pobres…), y segunda utilizarla para negar, por un lado, el valor de la educación y, por otro, la necesidad de invertir en educación, dado que, a falta de medios, de profesores, de aulas en condiciones, de materiales didácticos, el sistema educativo, sencillamente se hunde. Y a lo mejor el correctivo que la educación puede suponer para niños que emergen de ambientes marginales, totalmente faltos de motivación, con progenitores con nula formación intelectual que les inculquen algún tipo de interés por la lectura y el estudio, es escaso y en este sentido, desde criterios estrictamente económicos, no rentable. Pero en caso de serlo no me parece razón suficiente para desmantelar la educación igualitaria si uno de los principios claves que rigen las sociedades democráticas es el de garantizar la igualdad de oportunidades con independencia del sexo, la extracción social, la religión o cualquier otra condición que históricamente se haya utilizado con fines discriminatorios. De la misma manera que no me parecería, ni de lejos, razón suficiente que la sanidad pública se negara, por ejemplo, a tratar a un enfermo de cáncer por ser ya un anciano que poco beneficio podría ya aportar a la sociedad.
En cualquier caso, tienes toda la razón: parte fundamental de la responsabilidad es de la ciudadanía que vota a partidos que abogan por la privatización y la destrucción del Estado de bienestar. Lo que no sé es que hay que hacer para despertar a esa ciudadanía y hacerles entender que no están sino tirando piedras sobre su propio tejado.
Un beso!
Mi vida, apreciada Antígona, me ha enseñado que la ignorancia siempre es suplida por la ideología, da igual el color de las banderas, CEOE o sindicatos de clase. Y que las escuelas y la pedagogía siempre han sido un perfecto laboratorio para que muchos tontos consiguieran algo de notoriedad pública sirviendo como esbirros a sus señores.
Cada uno tiene la responsabilidad que le corresponde, los profesores y maestros sin duda también, que no es poca ni mucho menos, todo lo contrario.
Hace bien en no buscar teorías conspiratorias, la cosa es más simple: las personas no somos todas iguales aunque se incurra en la trampa de bajar el listón a ras de suelo para que la realidad se someta a la ideología.
Sí, “La riqueza de la naciones” de Adam Smith, debería ser un libro de obligada lectura, pero no es así.
Besos.
Bueno, doctora Antígona, la CEOE es un lobby empresarial con unas metodologías tan zafias como chulescas. Sus recomendaciones son normalmente una mezcla de payasadas e insultos a los trabajadores que no merecerían más respeto intelectual que el de un niño tirando de la manga a su mamá para que le compre un caramelo.
La verdad es que el estudio que usted menciona es un escándalo mayúsculo por lo que tiene de atentado a la ciencia, además de no dejar de ser una payasada y un insulto a los trabajadores. Negar la importancia del entorno en el desarrollo del individuo es una barbaridad sin escrúpulos, aparte de un desconocimiento delirante de la condición humana.
Esta basura sólo pretende mejorar el estatus de la escuela privada (negocio empresarial) a cambio de reducir los impuestos que pagan los más ricos (empresarios) para mantener la escuela pública. Y el Partido Pupular -que en cuestión de meses tendrá una mayoría absoluta en este país como consecuencia del giro a la derecha de los socialistas (es así de delirante la causa)- tiene entre sus propuestas introducir “el amor al empresario” entre las asignaturas de los colegios. Como dicen en Castilla, es para mear y no echar gotas.
Yo lo que propondría es hacer un examen de cultura general a los chicos con una sola pregunta: “¿crees que herencia genética tiene una importancia sustantiva en el rendimiento escolar de los hijos equivalente o algo superior a la del origen socioeconómico?” en el caso de que respondan que sí, no recibirán título de la ESO.
Besos, doctora Antígona!
Hola Antígona!! Hace que no pasaba por aquí. Me han gustado tus investigaciones en neurociencia... Muchas de las cosas que dices son interesantísimas, y un incentivo a superarse, y no a resignarse... Porque el cerebro es plastico, se ganan unas capacidades cuando se pierden otras, y de ese modo siempre se compensa...Cuanto más lo entrenes, más ganarás...
Si no conoces a Rita Levi Montalcini, te encantará. Como científica y como mujer!!
Juanjo
Hola, Antígona, ¿qué tal? ¿Cómo va el verano? Yo ando bastante atareada, leyendo tu blog de a poco en algún ratillo libre, pero estaba deseando participar aunque sea para saludarte.
Sí que es indignante y alucinante comprobar hasta dónde llega el cinismo de algunos. Claro, el desmesurado egoísmo que traen los implantados valores del individualismo y la oportunidad, y la feroz pretensión de una perpetuación de los privilegios, necesitan sustentarse y justificarse como sea. Y qué mejor forma de justificar conductas e ideas carentes por completo de toda lógica y moral, que usando conceptos arcaicos como el darwinismo social.
En vez de aunarse a la evolución hacia una conciencia colectiva más pragmática, optimista, justa y funcional, que revierta en un beneficio para toda la comunidad y el planeta, muchos parecen preferir imbuirse en la espiral de la banalidad del mal. Surgiendo así, como escribe el catedrático de ética catalán Norbert Bilbeny, una nueva especie de apático o idiota moral.
La falta de honestidad intelectual en el gremio de la docencia y la ciencia, como en el de la comunicación y otros tantos, me temo que es un problema difícil de erradicar precisamente si seguimos participando de una sociedad tan egoísta, absurda y manipulada. Y es que no es tan raro que dejarse sobornar o derrotar, teniendo en cuenta lo complicado y agotador que resulta luchar contra los que mandan, y pudiendo fácilmente unirse al lado oscuro y dejarse llevar. Para seguir teniendo cobijo, un trabajo, comida, y ese cínico e hipócrita privilegio que nos permita satisfacer tanta absurda necesidad.
Como siempre, tu post da para abrir muchos focos de debate, como el de la educacíón pública, de la que podría estar despotricando cuatro días. Pero ando sin tiempo para más y tampoco quiero extenderme tanto.
Como decías, que Dios o el Diablo nos pillen confesados, sí.
Besos también asustados, pero a pesar de todo esperanzados.
¡Que lo pases bien!
Estimado Peletero, así es, la ignorancia es suplida por la ideología, que siempre se nutre de los prejuicios no cuestionados, pero habría que ver si existe algún saber que no sea ya en sí mismo ideológico, esto es, que no salga a la luz y se formule de antemano guiado por aquellas ideas que con él se pretenden defender. Pero no, no me tome por una escéptica. Incluso contando con la imposibilidad de sustraerse a la ideología, me parece obvio que siempre hay saberes más honestos que otros, más presididos por el afán de verdad y menos tendenciosos que los que claramente se ponen o incluso aparecen para ponerse al servicio de aquélla. Y también es preciso distinguir entre ideas más o menos defendibles que otras a la base de las distintas ideologías que operan en nuestra relación con el mundo incluso sin percatarnos de ellas.
Las personas no somos todas iguales, por supuesto que no. Pero del Estado del bienestar no se espera esa igualación, sino que garantice una serie de derechos básicos y mínimos que sí deberían estar cubiertos para todos. Otra cosa es que después aparezcan los pedagogos y quieran hacernos creer que ese suelo mínimo es el único horizonte al que es legítimo aspirar.
Más besos!
Para mí también está claro lo que es la CEOE, doctor Lagarto, pero el problema es que no por ser lo que son dejan de tener poder para dar publicidad a sus estudios presuntamente científicos, y recursos económicos para pagarlos involucrando a profesores de cierto prestigio. Cuando estuve investigando un poco por la red para escribir el post no sólo encontré artículos críticos con esta publicación de la CEOE, sino también defensas apasionadas de la misma. Así que a la postre estas payasadas e insultos tienen su repercusión y alimentan las cabezas y los argumentarios de quienes ya desean creer que el gasto público en educación es inútil. Y dudo mucho que estas personas vayan a dedicar un segundo de su tiempo a averiguar si lo que la CEOE dice es o no un atentando a la ciencia. En el fondo, no son tan imbéciles los de la CEOE cuando pagan estos estudios. No se les escapa que la Ciencia es el discurso de la verdad y para muchos fuente de absoluta credibilidad.
Personalmente, no me parece bien hacer negocio de la educación, como no me lo parece hacer negocio de la sanidad. Son bienes demasiado básicos, demasiado necesarios, demasiado determinantes de la calidad de vida presente y futura de las personas como para dejarlos en manos de quienes sólo conocen de criterios económicos más allá de cualquier otro valor. Pero me temo que este mundo capitalista nuestro ya percibe como una obviedad que el rendimiento económico es el valor supremo por encima de cualquier otro, y por ello cada día resulta menos defendible políticamente que la dignidad de las personas requiere gastos a fondo perdido o inversión de dinero en quienes nunca serán tal vez rentables para el sistema. Y me temo que de esa sensibilidad para la percepción de la dignidad de las personas, de todas y cada una de las personas, sean cuales sean su condición sexual, su procedencia, su estatus social o sus creencias religiosas, no pueden presumir demasiado ni la CEOE ni el PP.
Lo del amor al empresario parece de chiste. ¿Será que los empresarios no se sienten suficientemente queridos por los ciudadanos? ¿No les basta con sus beneficios económicos? ¿O aquí sí que estarían dispuestos a reconocer que no sólo de pan vive el hombre? En fin, últimamente pasan y se dicen demasiadas cosas en el mundo que me hacen pensar que se está imponiendo la más salvaje y delirante de las locuras.
Y tranquilo, que estoy segura de que cualquier escolar tiene más cordura que estos señores y no responderían que sí a esa pregunta de su examen de cultura general. Quienes no estarían en condiciones de recibir el título de la ESO serían probablemente muchos licenciados y profesionales sin escrúpulos a la hora de hacer valer sus prejuicios sociales.
Un beso!
Hola Juanjo! Me alegro mucho de verte por aquí. La verdad es que he sabido de estas cuestiones, antes de ponerme a investigar un poco más, básicamente gracias a los programas de Punset. No estoy de acuerdo con él en muchas cosas, pero no puedo negar el valor que algunos de sus programas tienen, y los que dedicó a la plasticidad del cerebro –aunque ya hacía tiempo que había visto otros documentales sobre el tema- me parecieron sumamente interesantes, precisamente porque estos descubrimientos explican fenómenos que nos resultan familiares pero que aún no tenían un sustento científico.
Siempre se había dicho que el cerebro es un músculo que cuanto más se entrena más da de sí, ¿no? Bien, pues ahora ya tenemos más razones para no creer en ello.
Tomo buena nota del nombre que apuntas, que no había oído mencionar nunca.
Un beso!
Hola, Beneditina. Pues el verano también bastante atareado, como comprobarás con el siguiente post, y más alejada de este medio de lo que en realidad desearía.
Me parece muy acertado lo que señalas del darwinismo social que, a la postre, es lo que suele hallarse subrepticiamente a la base de las teorías neoliberales. Pero quienes las defienden deberían saber que Darwin afirmaba que la evolución humana se sustentaba antes sobre la cooperación que sobre el egoísmo individual, y que sólo gracias a ella habíamos logrado sobrevivir y prosperar como especie. Algo que no gustaría nada, me temo, a quienes sólo buscan esa injusta perpetuación de sus propios privilegios.
Supongo que al igual que en el mundo financiero se ha impuesto ese cortoplacismo –grandes beneficios en el menor tiempo posible, caiga quien caiga- que nos ha llevado a la ruina, la mentalidad cortoplacista parece imperar igualmente sobre el común de los mortales. Hasta el punto de que cada cual sólo piensa en su aquí y ahora, en si ahora está bien o no, y en absoluto en las consecuencias que a la larga tendrán determinadas decisiones políticas. Sorprendente que con el aumento de la edad de jubilación, o con la reforma laboral, la gente no se lanzara a la calle si no pensando en ellos mismos, sí en sus hijos. Pero no, todas las intervenciones que escuché en la radio por aquellos días de los oyentes que llamaban hacían valer por encima de todo el ombliguismo: a mí no me afecta, así que, ¿por qué debería preocuparme? Idiotas morales, es cierto, es lo que está generando esta sociedad.
Entiendo que profesores y científicos sean en principio tan corruptibles como cualquier otra persona. Pero para mí el problema más grave no es que se dejen pagar unos cuantos miles de euros por realizar un estudio que defienda los intereses de la CEOE, sino que se dediquen a enseñar en sus aulas las teorías que apuntalan la visión neoliberal del mundo. De esta manera predisponen a cierto sector de las nuevas generaciones a convertirse, sin necesidad de ser conscientes de ello, en los nuevos adalides de esa visión neoliberal. Plantan la semilla de los colectivos que, en función de los conocimientos que han adquirido en la universidad, permitirán que esa visión perviva o participarán activamente en que siga imponiéndose a diferentes niveles en la sociedad. Pero habrá que confiar en que esas teorías se vean al menos confrontadas con las de aquellos otros profesores y científicos que no cedan a las presiones y la corrupción, de tal modo que los planteamientos neoliberales no terminen erigiéndose en una verdad única e indiscutible ante la ausencia de cualquier otra visión alternativa del mundo y de la naturaleza humana que se le oponga. Ésta habrá de ser nuestra esperanza.
Disfruta de tu verano, Beneditina, y un beso!
¡Hola! Sigo mirando lo que has escrito en mi ausencia.
Si alguien me preguntara, ¿para que te ha servido estudiar?, diría, que me ha servido para ser libre y para valerme por mi misma.
Las personas ricas con su dinero lo compran todo, los políticos con sus influencias otro tanto, las personas con negocios e influencias algo parecido.
Estudiar es la única posibilidad para la persona que tiene que valerse por sí misma. Ahí está la voluntad de cada cual para superar los infinitos obstáculos que encontrará en su camino. Encontrará profesores que le cautiven y otros que olvidará pero, por encima de todo, tiene que estar su voluntad de saber lo que busca, lo que quiere. Es importantísima la familia, lo que viva en ella, lo que en su entorno se valore. El aprobar no es ningún mérito, es cumplir con su deber como cada miembro de la familia lo cumple. Cuando me cansaba de estudiar, que me cansaba, mi madre me decía no estudies pero ya sabes lo que te espera... Sólo me decía eso, pero era suficiente para volver de nuevo a la lucha con ellos.
El colegio es una forma de fortalecerte, de enfrentarte a la lucha que es la vida. Los profesores son importantes, la carrera que hice fue porque una profesora cuando tenía 14 años sin conocerme de nada, confió en mí y eso hizo que estudiara mucho, y me cautivara esa asignatura pero ante todo y sobre todo, creo que está la voluntad de cada uno para luchar, caer y levantarse. Saber que nadie te va a buscar trabajo, que tienes que hacerlo tu solita. Que aprender te ayudará a discernir entre los mentirosos y los que son coherentes con sus palabras.
Lo peor es que se crean que estudiar, que aprender, no sirve para nada porque entonces es cuando están perdidos. Los engañaran, los engatusaran... Y ellos como no saben nada, tan contentos. En la sociedad actual todo es contradictorio, parece que con un ordenador lo tienes todo y no tienes nada. Siempre me quedaré con la publica porque es en la que he estudiado y siempre, para mí, será la más valiosa si no nos la cargamos entre todos. Público, privado, concertado... Todo es un problema de apariencias, amistades, conocidos, diferencias sociales... Dicen, es bueno que mi hij@ se junte con personas bien situadas, esos serán sus amigos, sus novi@s...
Siempre lo mismo, con distintas etiquetas... ¿Cómo conseguimos las diferencias sociales a la vez que predicamos la igualdad?...
La selección, lo selecto, está en el corazón de cada uno y no se quieren enterar. En el corazón no hay razas, ni ricos, ni pobres, ni hombres, ni mujeres, ni niños, ni ancianos, ni enfermos, ni sanos…
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