domingo, 5 de octubre de 2008

Batirse en retirada


"¿Quién nos volvió del revés, para que siempre,
por más que hagamos, tengamos el gesto
del que se marcha? Igual que ése, en el cerro
último que le muestra el valle entero
otra vez, se gira, se detiene, y se demora:
así vivimos, siempre en despedida"

"Elegías de Duino", Rainer Maria Rilke.

No, señoras y señores, no esperen hoy reflexiones abstrusas ni enrevesadas metáforas bajo un título que daría mucho de sí pero que en esta ocasión sólo pretende servir de anuncio: me retiro de este espacio virtual por una temporada cuya duración bien podría reducirse a unas pocas semanas o acabar prolongándose. Difícil anticiparlo en estos momentos.


Hay un enemigo, sí, no por abstracto e intangible menos claro y definido, forzando esta retirada. Un enemigo que siempre ha estado muy presente, de diferentes maneras, en la escritura que alimenta este blog. Todos ustedes lo conocen perfectamente. Lo sufren y batallan con él a diario. En efecto, lo han adivinado: es el Tiempo. Un Tiempo de cuyo carácter limitado siempre he tenido plena conciencia y que ahora, en su cortedad, en su limitación, en sus horas siempre contadas, reclama ser llenado con otras ocupaciones que habrán de reemplazar a las que sostienen esta página. Ojalá fuera posible dilatar el Tiempo a placer. Pero no lo es. O yo, desde luego, no he encontrado todavía la forma de hacerlo.

Sobre el papel rayado de una libreta que suelo llevar conmigo quedan los garabatos de un post a medio escribir, anotaciones e ideas para futuros post que todavía quieren ser escritos. Llegará el día en que vean la luz, de eso no me cabe duda. Pero hasta entonces deben permanecer ahí, en silencio, a la espera de que éste mi Tiempo tirano les regale, nos regale, a ellos, a Antígona y a mí, el segmento adecuado de su transcurrir que su nacimiento y puesta en diálogo con ustedes precisa.

Huelga decir que voy a echarles de menos. Háganme el favor de cuidarse mucho hasta mi regreso.

Los besos, por supuesto, a raudales.